LECCIÓN 10 – La vida cristiana-
La posición y el estado del cristiano
Nos hemos referido antes a la posición del creyente delante de Dios, es decir lo que es en Cristo. Debemos también considerar su estado, es decir, lo que es en sí mismo.
Expliquémoslo de esta manera. La posición del cristiano es perfecta. Dios le ve en Cristo-santo y sin culpa (Efesios 1:4). Pero toda vía le acometen al cristiano tres enemigos –el mundo (1 Juan 2:15-16), la carne (Romanos 7:18) y el diablo (1 Pedro 5:8). A menudo, pues, su práctica es la de debilidad y fracaso (Mateo 26:41).
La posición del cristiano depende de la obra de Cristo, y por eso es perfecta. Sin embargo, su estado depende de su propio andar, y por eso a menudo está lejos de ser prefecto.
Dios puede mirar al hombre como absolutamente sin faltas, porque Cristo ha llevado la pena de sus pecados. El creyente no necesita preocuparse nunca de la condenación eterna por sus pecados porque el precio de todos éstos ya se ha pagado –de los pasados, de los presentes y los futuros (Hebreos 10:17; Salmos 103:12).
Condena judicial y disciplina paternal
Pero ¿quiere decir esto que Dios puede pasar por alto los pecados que se cometen después que uno es salvo? De ninguna manera. Dios jamás puede mostrarse indiferente para con el pecado. No obstante, hay diferencia entre castigar a un criminal y disciplinar a un niño. Ya hemos visto que el castigo de nuestros pecados lo llevó un Sustituto sin pecado, el Señor. De modo que al creyente no se le enviara al infierno por ellos.
¿Qué, pues, sucede cuando el creyente peca? Sencillamente esto. El pecado en la vida del creyente interrumpe la comunión con Dios. La atmósfera feliz del hogar desaparece. Dios tiene que tratar al desobediente como trata un padre a un hijo descarriado (Hebreos 12:5-9). Hay que disciplinar al hijo en amor hasta que confiese su pecado y lo abandone (1 Juan 1:9). Hay que corregir al reincidente y restaurar1e al Señor. En casos extremos, Dios hasta castiga al hijo con la muerte física (1 Corintios 5:5; 11:30; 1 Juan 5:16).
Hay diferencia entre la condena judicial y la disciplina paternal. El juez en el tribunal condena al infractor de la ley, demandando que pague la pena de su hecho. Pero el mismo juez, cuando vaya a casa y encuentre que su hijo ha sido desobediente, ¿le condena a prisión o a pagar una multa? ¡Claro que no! Solamente le castiga con el propósito de restaurarle al gozo de ocupar su lugar en la familia.
De la misma manera Dios juzgó los pecados del creyente en el Calvario. El creyente murió en la persona de Cristo. Pero ahora que es hijo de Dios, el Padre le castiga con amor cuando se desvía.
Dios dice al cristiano: “Crece en la gracia”
Debemos dar énfasis, pues, al hecho de que Dios quiere que nuestro estado se aproxime más y más a nuestra posición. Quiere que no pequemos (1 Juan 2:1). Efectivamente nos ha dicho, «Sois perfectos (Hebreos 10:14). Sed, pues, perfectos (Mateo .5:48). Sois salvos (Juan ,3:17). Ahora ocupaos en vuestra salvación (Filipenses 2:12).» En realidad el hijo de Dios no se librará completamente del pecado hasta que venga el Salvador y le lleve a su hogar en el cielo. Pero durante su vida, puede y debe crecer en la gracia, mediante la oración, el estudio de la -Biblia y la meditación- llegando a asemejarse más y más al Señor Jesús (Ir Pedro 3:18).
Andad dignos de la vocación
La enseñanza uniforme del Nuevo Testamento con respecto a la vida cristiana es que los creyentes deben andar de una manera digna de su vocación (Efesios 4:1-3). Uno de los pasajes más sobresalientes sobre este tema es Tito 2:11… 14: «Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimimos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.»
Se cuenta una fábula acerca de un cuervo que quiso unirse una bandada de palomas. Entendía que sus plumas negras servirían de estorbo, así que se revolcó en un montón de cenizas blancas para blanquearse. Pero las palomas se retiraban de ahí. Pensando la cosa, el cuervo concluyó que las palomas podían ver que su andar era distinto del de ellas. Ellas andaban, é daba saltitos. Así que ensayó poner una pata tras otra hasta lograr una buena imitación de su manera de andar, y otra vez procuró unirse a las palomas. Pero todavía no querían tener ningún trato con él. Esta vez el cuervo pensó que era porque él le gustaba la carne, entre tanto que las palomas preferían .s granos. Así que resolvió cambiar de dieta.
Finalmente logró persuadir a las palomas que era una de ellas. Pero precisamente mientras estaba disfrutando del éxito, otro cuervo voló por encima de la bandada, y reconociendo el cuervo entre las palomas, dio un fuerte graznido. Olvidándose .r el momento, el cuervo replicó del mismo modo. ¡Se acabó todo! Jamás podría el cuervo volver a hallar compañerismo entre las palomas. Su andar era diferente; su comida era diferente; y su hablar era diferente. El verdadero cristiano se distingue del hombre del mundo por estas mismas tres características. Su andar es con Dios, su comida es la Palabra de Dios, y su hablar es limpio y glorifica a Dios.
Cierto misionero hablaba de un indio norteamericano que llegó hasta In misión deseando hacerse cristiano.
«He sido guerrero,» dijo, «y mis manos están teñidas de sangre. ¿Puedo ser cristiano?»
Le hablaron al indio del Salvador y le dijeron que Dios le amaba y que Cristo murió por él.
En seguida el indio confesó su fe en Cristo. Para ponerle a prueba, el misionero le dijo: «¿Me permite que le corte el pelo?»
Sabido es que ciertos pieles rojas llevaban copetes a causa de sus enemigos. Cuando se los cortaba, era señal de que nunca más saldrían de guerra.
El indio dijo, «Sí, usted puede cortármelo. Desecho la vida de antes.»
Le cortaron el copete, y el indio convertido salió para su casa, En el camino encontró a algunos de sus antiguos compañeros. Estos se desternillaron de risa.
«Ayer,» se burlaban, «eras un valiente. Hoy te has vuelto mujer.»
Esto le picó al indio hasta enfurecerle. Corriendo a casa, se tiró al suelo y echó a llorar. Su mujer era cristiana. Llegando a él, le dijo:
«Ayer no había en el mundo un hombre que se atreviera a llamarte cobarde. ¿No puedes ser hoy tan valiente para Aquel murió por ti como eras ayer para matar él otros indios?»
Se levantó de un salto y exclamó, «Sí, puedo, y lo seré.»
«He conocido a muchos siervos de Cristo que eran valientes e intrépidos,» comentó el misionero, «pero jamás conocí a ninguno más valeroso que este cacique.»
Una vida santa: el fruto –no el medio- de la salvación
Fíjese con cuidado en esta distinción importante: el creyente no lleva la vida buena para hacerse cristiano. Más bien busca agradar al Señor con una vida de santidad porque ya es cristiano (Romanos 6:1-2).
Esta es la diferencia entre la ley y la gracia. La ley dice, «Si llevas una vida santa y sin pecado, estarás seguro. Si no, perecerás en el infierno”. La gracia dice: “Ya que no puedes vivir sin pecar, es cierto que estás condenado. Pero Dios envió a su Hijo a morir en tu lugar. Si le recibes por la fe, eres salvo. Luego, por amor a él, debes buscar de agradarle en todo lo que dices y haces. Debes contarte como muerto al pecado, pero vivo para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 6:11). El amor es más fuerte que todos los motivos, y pecadores salvados por la gracia son impelidos por ese motivo para vivir apartados del pecado y del mundo que crucificó al Hijo de Dios.
Lección 10
En el espacio subrayado a la derecha escriba «Verdad» o «Falso» después de las siguientes declaraciones:
1. Los tres enemigos del cristiano son el mundo, la carne y el diablo.
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2. Dios puede pasar por alto los pecados que cometemos después que somos salvos.
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3. El pecado en la vida del creyente interrumpe su comunión con Dios.
______v_______
4. Cristianos especialmente fuertes pueden llegar a ser enteramente libres de pecado, aún en esta vida.
______f_______
5. Tito 2: 11-14 enseña que somos salvos por nuestras buenas obras.
______f_______
En el espacio subrayado a la derecha escriba la letra de la contestación correcta.
6. La posición del cristiano
a. depende de su conducta
b. es imperfecta
c. es perfecta
d. está sujeta a cambios
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7. Cuando un cristiano peca,
a. está sujeto a la condena judicial de Dios
b. sufre la disciplina paterna de Dios
c. no recibe ni corrección ni castigo
d. pierde la salvación
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8. En cuanto a la posición y el estado del cristiano delante de Dios,
a. son iguales
b. el estado es intachable, pero la posición tiene a menudo faltas
c. Dios quiere que el estado del cristiano se aproxime más y más a su posición
d. el cristiano puede mejorar su posición por leer la Biblia y orar
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9. Las buenas obras
a. son un medio de salvación
b. no tienen lugar en la vida cristiana, ya que somos salvos por la fe
c. son necesarias si no hemos de perder la salvación
d. son un resultado definido de la salvación
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10. El mejor motivo que tiene el cristiano para agradar al Señor es
a. el temor de perder la salvación
b. la ley de Dios
c. el amor por el Señor Jesús
d. la alabanza de los hombres
_________c__________
W.MacDonald