Tú eres mi siervo y mi hijo amado:
Eres mi enviado, predicador, maestro y escritor.
¿Qué deben hacer los que tienen ese llamado?
Pasar mucho tiempo conmigo, orando y estando en mi presencia.
Leer, escribir y cuando es el momento predicar o enseñar.
Deben también descansar y hacer otras cosas diferentes.
Deben brillar con mi luz y tener un espíritu afable y apacible.
Son muy amados por mí.
Tú eres también mí enviado a los cristianos nominales.
Enséñales las bases del cristianismo de una manera sencilla y directa.
Mi Espíritu Santo también trabaja y les enseña aún cuando tu no estás.
(Como el funcionario Etíope que siguió contento su camino). Hechos 8:39.
Tú estás ocupado en mis cosas, ¡no hay nada más importante que esto!
Entonces puedes sentirte completamente realizado y feliz.
¡Es un trabajo eterno y que servirá para siempre!
Jesús.