Da lo que Dios te dio:

(Marcos 16:20)

Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

Da, Actúa, activa tus dones, la unción, el ministerio.

Jesús te dio su orden, te dio su poder, el poder del Espíritu Santo para que lo des.

(Lucas 24:49)

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

(Hechos 1:8)

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

(Hechos 2:4) Esto ya nos sucedió a muchos millones de cristianos por todo el planeta.

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

(Hechos 4:31) Esto es para HOY.

Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Dios ya te dio el poder de su Espíritu Santo.

¿Para qué tienes ese poder? ¡Para darlo!, para actuar como un embajador del Reino de Dios. “De gracia recibisteis dad de gracia” Mateo 10:8.

¡DA! lo que Dios te dio: Impone manos, unge con aceite, expulsa demonios, predica el Evangelio para que las personas sean salvas.

Actúa “entre el pueblo” familiares, conocidos, etc.

Aviva tus dones dando a otros.

Impártelos a los que tienen sed de servir a Dios y lo aman lo suficiente para trabajar junto con El en el “supremo llamamiento”. Filipenses 3:14

Cumple tu ministerio (no te adormezcas, no pierdas la visión que Dios te dio), ¡CUMPLELA!

Debes usar el poder no irlo perdiendo de a poco, u olvidándote de quién eres y lo que tienes dado por Dios para servirle a El y a los demás.

Jesús dijo: ID.

Viva una vida que de frutos para Dios y los demás.

USTED ES EL MENSAJE: la gente lo observa, lo ve, lo imitará si lo ve actuando, sus acciones hablan de su fe, de lo que usted realmente cree y es.

No sea de los que no pueden ser utilizados para milagros, sepa el poder que ya tiene y quién es usted y diga como Eliseo: Venga a mí y sabrá que hay profeta en Israel, que hay un hombre de Dios un representante suyo un embajador del Reino de Dios y que las señales del reino le siguen.

(Marcos 16:17-8)

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

(Hechos 6:8) Tu área de trabajo para Dios es el mundo. Debes actuar como Esteban. El utilizaba el poder de Dios para hacer milagros y beneficiar así a la gente.

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.

(Hechos 5:20)

Id, ¡Vayan! y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.

(Hechos 5:42)

Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

(2 Corintios 5:20)

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Piensa en grande, piensa en el mundo.

(Marcos 16:15)

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

(1 Timoteo 1:18) Dios había hablado sobre Timoteo y a el y Pablo le anima a ir por ese camino. También a ti Dios te ha hablado por su palabra o de otra manera (profecías etc.)

Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,

(1 Timoteo 4:14)

No descuides el don que hay en ti, que te fue dado (y confirmado) mediante profecía (e impartido) con la imposición de las manos del presbiterio.

(2 Timoteo 1:6)

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti (impartido) por la imposición de mis manos. Hechos 13:1-3.

(Hechos 13:1-3)

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

(Hechos 14:26)

Por último, regresaron en barco a Antioquía de Siria, donde habían iniciado su viaje. Los creyentes de allí los habían encomendado a la gracia de Dios para que hicieran el trabajo que ahora habían terminado.

(Hechos 14:23)

Pablo y Bernabé también nombraron ancianos en cada iglesia. Con oración y ayuno, encomendaron a los ancianos al cuidado del Señor, en quien habían puesto su confianza.

(Colosenses 4:17)

Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor.

(2 Timoteo 4:5)

Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

(Mateo 10:8) Jesús ya te dio LA ORDEN que hagas estas cosas, por medio del Poder del Espíritu Santo que ya tienes.

Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos y expulsen a los demonios. Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.

Recuerde: USTED ES EL MENSAJE. La gente le observa y sus acciones hablan más de lo que usted dice.

(2 Corintios 3:2)

Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;

(Mateo 28:19) Levántate y actúa, piensa en millones.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…

DEMUESTRA EL PODER QUE YA TIENES Y QUE ERES UN HOMBRE

(O UNA MUJER) DE DIOS.

(2 Reyes 5:6)El rey de Siria, el de Israel, Naamán y Eliseo.

Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.

(2 Reyes 5:7) No seas como el rey de Israel, no estés entre los que Dios no puede usar o no creen en los milagros o no son llenos del Espíritu Santo.

Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.

(2 Reyes 5:8) Di como Eliseo y actúa guiado por Dios y obedeciendo su orden de utilizar su poder para sanar, guiado por el Espíritu Santo (El te dirá lo que debes hacer en cada caso).

Aprende a escuchar y entender su voz.

Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta (un hombre de Dios) en Israel.

(1 Corintios 11:1) Sea un ejemplo a imitar, deje que Jesús actúe a través suyo.

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

(Filipenses 3:17)

Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

(2 Corintios 6:3) Cuídese en todo, recuerde la gente mira el ejemplo que dan los cristianos. Usted debe ser diferente, la gente debe “ver” a Jesús en usted y trabajando a través suyo.

No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado;

(2 Corintios 6:3) NTV

Vivimos de tal manera que nadie tropezará a causa de nosotros, y nadie encontrará ninguna falta en nuestro ministerio.

(Filipenses 3:14) No se desvíe del propósito que tiene Dios para usted.

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Busca a los que tienen sed de Dios, a los que esperan necesitan y quieren un milagro para si mismos o para otros, Antes iban a Eliseo a otro hombre de Dios luego a Jesús y sus discípulos, hoy deben ir a ti y a cada cristiano Hechos 2: 16-21, no solo para recibir un milagro sino para recibir lo mismo que tienes y haces tu.

El Centurión Romano, La mujer que tocó el manto de Jesús, Bartimeo el ciego (luego ex ciego), Zaqueo, Naamán etc.

Debes saber que si no hay sed de Dios y hay incredulidad en las personas el poder del Espíritu Santo que tienes y reside en ti no fluirá demasiado.

(Marcos 6:5)

Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.

(Marcos 6:6)

Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

(Mateo 13:58)

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

(1 Timoteo 5:22)

No impongas con ligereza las manos a ninguno…

(Romanos 4:20-21) ¡Nunca dudes tú!

Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. ¡ADELANTE!

Haz tu lo que debes hacer y Dios hará lo que prometió hacer.

(Marcos 16:20)

Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

Predicador: Gustavo Isbert

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