(Gálatas 5:16)

Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa.

(Gálatas 5:17)

La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí… (y el Espíritu Santo siempre prevalecerá si ustedes le dan lugar).

(Gálatas 5:18)

Pero, cuando los guía el Espíritu, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés.

(Gálatas 5:19)

Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales,

(Gálatas 5:20)

idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones,

(Gálatas 5:21)

envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios.

(Gálatas 5:22)

Pero la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad,

(Gálatas 5:23)

humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!

(Gálatas 5:24)

Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí.

(Gálatas 5:25)

Ya que vivimos por el Espíritu Santo, sigamos la guía del Espíritu Santo en cada aspecto de nuestra vida.

(Romanos 8:9)

Pero ustedes no están dominados por su naturaleza pecaminosa. Son controlados por el Espíritu si el Espíritu de Dios vive en ustedes. (Y recuerden que los que no tienen al Espíritu de Cristo en ellos, de ninguna manera pertenecen a él).

(Efesios 4:23)

Y, en cambio, dejen que el Espíritu Santo les renueve los pensamientos y las actitudes.

(Efesios 4:30)

No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención.

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