Lección 40. Santidad en las relaciones interpersonales

Llegamos a nuestra última etapa en esta aventura HACIA UNA SANTIDAD PRÁCTICA EN EL DISCIPULADO. Hemos apren­dido algo de nuestra naturaleza triple, y ya conocemos algunos aspectos importantes de la santidad, que incluyen nuestro cuerpo, alma y espíritu.
Conocemos la armadura de Dios para tener victoria sobre las tenta­ciones y las acechanzas del diablo, y la gran ayuda que significa el ayuno como disciplina en nuestra vida. Hemos visto también el privilegio que tenemos como hijos de Dios de recibir sanidad para nuestros cuerpos, así como la sanidad de nuestra alma y liberación de toda opresión maligna.

Es hermoso poder vivir en victoria y agradando a nuestro Dios, quien «nos escogió en él (Cristo) antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia» (Efesios 1:4-6).
Pero la santidad no es algo personal o individual solamente, o sólo en nuestra relación con Dios, sino que debe ser también una realidad en nuestra relación con los demás. Dios nos dice en lP 1:15: «Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir». Y esto incluye nuestro trato con todas las demás personas. Por ello el título de esta lección.
Vamos a ver, pues, a la luz de la Palabra de Dios, cómo vivir una santidad práctica en las relaciones más importantes de nuestra vida cotidiana.

A. SANTIDAD PRÁCTICA EN LA IGLESIA

El hecho de llamarnos con tanta frecuencia «hermanos» en la iglesia, puede hacer que perdamos conciencia de la profundidad de nuestra relación como miembros del cuerpo de Cristo. A pesar de todos los defectos que podamos tener, y los errores que podamos cometer, somos hijos de un mismo Padre, tenemos un mismo Salvador, somos templo del mismo Espíritu Santo, y tenemos el mismo destino eterno: la gloria con Dios.

Apocalipsis 22:3-4 dice acerca de la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial: «y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes». ¡Hermoso cuadro de todos los redimidos, los que nos llamamos hermanos ahora, viendo su rostro, y unidos por el mismo nombre precioso de Jesús!
¿Cómo vivir una santidad práctica en nuestra relación con nuestros hermanos en Cristo? Según los textos siguientes, cómo debemos actuar con ellos?
a. Romanos 12:10:
b. Romanos 12:16:
c. Romanos 13:8:
d. Romanos 14:13:
e. Gálatas 5:13:
f. Gálatas 5:26:
g. Efesios 4:2:
h. Efesios 4:25:
La santidad no es misticismo, sino algo profundamente práctico. No es tener una aureola sobre la cabeza, sino vivir el amor a Dios amando a nuestros hermanos de una manera real. En 1 Juan 4:20,21 Juan lo resume muy bien. Léelo.

B. SANTIDAD PRÁCTICA EN LA FAMILIA

El segundo lugar donde debemos vivir en santidad es en nuestra familia. Estamos en la iglesia sólo algunas horas a la semana, pero convivimos con la familia mucho más tiempo. El pastor y los hermanos no conocen muchas áreas de nuestra intimidad. Pero nuestra familia sí, y no podemos engañarlos.

La Palabra de Dios nos muestra la importancia de la familia al usarla como símbolo de la relación entre Cristo y su iglesia. En Efesios 5:31-32 leemos: «Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá -1 a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas ‘yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia».
Veamos las normas divinas para vivir una santidad práctica en nuestras relaciones familiares. Anota los mandatos para cada miembro de la familia en los siguientes textos, examinándote a ti mismo con toda honestidad, y pidiendo a Dios que te ayude a corregir aquello en que estas fallando:
a. Deuteromio 6:5-9:     
b. Efesios 5:22-24:
c. Efesios 5:25-28:
d. Efesios 6:1-3:
En el matrimonio cristiano no hay lugar para machismos o feminismos, sino el reconocimiento de dos funciones diferentes y complemen­tarias. La  responsabilidad que Dios ha dado al hombre implica autoridad, pero autoridad en amor y respeto. No autoritarismo. Pedro añade en 1 Pedro 3:7:
«Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso mas frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo». ¿Caben los maltratos a la esposa?
e. Efesios 6:4; Colosenses 3:21:
f. Colosenses 3:19; 1 Pedro 3:7:
g. 1 Corintios 7:3-5:
h. 1 Timoteo 5:4:
e. 1 Timoteo 5:8:
Aunque los textos que hemos visto no son exhaustivos en cuanto a todas las relaciones posibles dentro de la familia, sí nos dan una idea bastante completa de cómo debe ser nuestro comportamiento dentro de ella.
El dicho popular dice: «La caridad comienza por casa». Todo lo que la Palabra de Dios nos enseña en cuanto a nuestro trato con los hermanos en Cristo, debe ser, con mayor razón, una realidad en nuestro trato con los miembros de nuestra familia.

C. SANTIDAD PRÁCTICA EN EL TRABAJO

El hijo de Dios está en el mundo aunque no pertenece a él, y el trabajo como medio de subsistencia es parte de la vida en el mundo. Jesús dijo: «Vosotros sois la sal de la tierra… la luz del mundo» (Mateo 5:13-14). La sal sirve para preservar de corrupción, así como para dar sabor. La luz ahuyenta las tinieblas.

Igualmente la vida del hijo de Dios debe ser tal, que combata la corrupción en el mundo, dé un sabor distinto a la vida de aquellos con quienes tiene relación, y ahuyente las tinieblas que imperan en el mundo, especialmente en el mundo del trabajo, sea éste profesional, comercial, o de cualquier otra índole, y aunque signifique no ser bien visto por los demás (Juan 15:18-19).
Resume en pocas palabras la enseñanza de la Palabra de Dios en cada uno de los pasajes siguientes:
a. Deuteronomio 24:14-15:
b. Proverbios 20:10:
d. Proverbios 28:6:
e. Efesios 4:28:
 f. Efesios 6:5-9:
g. 1 Tesalonicenses 4:11-12:
h. 2 Tesalonicenses 3:11-12:
Ante las presiones del mundo mercantilista en que vivimos, con sus normas éticas tan relativistas y rebajadas, es bueno recordar la amones­tación de Dios a Jeremías: «Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré como muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes» (Jeremías 15:19-20).

D. SANTIDAD EN TODAS LAS RELACIONES INTERPERSONALES

¿Recuerdas 1 Pedro 1:15?: «Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir». La santidad es el resultado de la obra regene­radora del Espíritu Santo en nosotros, más la respuesta de nuestro ser en obediencia a sus impulsos, por gratitud y amor ante su gran amor.

Es un principio de vida que debe reflejarse en todas nuestras relacio­nes interpersonales, y no solamente en la iglesia, la familia y el trabajo. Por ejemplo:
1. Debemos vivir una santidad práctica en nuestras relaciones con compañeros de estudios, maestros o alumnos. ¿Es correcto que un hijo de Dios «copie» en un examen? ¿O que le «sople» a un compañero?. ¿Que un maestro cristiano sea injusto?

2. Debemos vivir una santidad práctica en las relaciones con nuestros amigos, siendo leales para con ellos.

3. Los jóvenes deben vivir una santidad práctica en sus relaciones con el sexo opuesto, no buscando «aventuras» o «pasar el rato», sino con un profundo respeto a la santidad del sexo y del matrimonio, buscando la dirección de Dios y su aprobación por encima de los impulsos de las emociones. Dios dijo siglos atrás: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas» y Pablo aconsejó a Timoteo: «Huye también de las pasiones juveniles» (2 Timoteo 2:22).
Todo esto es posible porque Dios te ha dado el poder por su Espíritu Santo. La oración, la meditación en la Palabra y el ejercicio de tu fe y voluntad te permitirán vivir en esa santidad práctica que tu espíritu anhela, y Dios anhela para ti.

Memoriza los siguientes versículos

«Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.»
Romanos 6:22
«Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.»
1, Pedro 1:15

Lección 34 La santidad del cuerpo.

Recuerdas lo que dice 1 Tesalonicenses 5:23?: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo." Dios nos dice en este texto que nuestro cuerpo también tiene que ser santificado. Revisemos el concepto de "santidad", "santo" o "santificado" en las Escrituras.

El término usado en el Nuevo Testamento para "santo" es el griego hagios, que tiene dos acepciones o significados:
a. Separado, consagrado para Dios.
b. Puro, separado del pecado. El verbo "santificar" no es sino una variante del mismo término hagios, y significa separar algo para Dios, o separarlo de usos pecaminosos. Veamos algunas razones poderosas para buscar la santificación de nuestro cuerpo.

A. TU CUERPO, CREACIÓN DE DIOS PARA LA ETERNIDAD

La primera razón para cuidar nuestro cuerpo y guardarlo en santidad, es porque es creación de Dios y dado a nosotros para administrarlo. No tenemos derecho de hacer de nuestro cuerpo lo que se nos antoje y así dañarlo, porque en última instancia no nos pertenece.
Hay dignidad en la vida humana, dignidad que incluye nuestro cuerpo físico. El ser humano ha perdido de vista esta dignidad desde que renunció a ser creación de Dios, y aceptó la idea de que sólo es materia, y un animal entre muchos.
Esta teoría, todavía ardorosa y tercamente defendida por muchos evolucionistas, presente en casi todos los libros de texto de ciencias, y cosmovisión tácita de casi todo lo que se dice o escribe en los medios de comunicación, está cayendo más y más en el descrédito. A pesar de 120 años transcurridos desde Darwin, los científicos evolucionistas no han podido demostrar su teoría, ni presentar una sola prueba de ella.
¡No! ¡No eres descendiente del mono! ¡Eres creación de Dios! Tu espíritu y tu alma son imagen y semejanza de Dios, y tu cuerpo es habitación digna de esa imagen y semejanza de Dios; tan digna que hasta el Hijo de Dios vino a habitar en uno.
Es verdad que nuestro cuerpo también sufrió las consecuencias del pecado, y por eso sufrimos enfermedades, debilidad y la muerte, pero veamos lo que la Palabra de Dios nos revela:
a. Romanos 8:23. ¿Cuál es el anhelo de nuestro espíritu?
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b. 1 Corintios 15:51-54. ¿Qué pasará con nuestros cuerpos cuando Cristo venga?
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c. Filipenses 3:21. ¿A qué será semejante nuestro cuerpo?
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B. TU CUERPO, TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
La Palabra de Dios nos enseña algo más sobre nuestro cuerpo. Lee 1 Corintios 6:19-20, y anota las respuestas.
 
a. ¿Qué es nuestro cuerpo?
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b. ¿Cuáles son las dos razones por las que nuestro cuerpo no es nuestro?
 
 
 
c. ¿Qué debemos hacer en nuestro cuerpo y espíritu?
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Nota que Dios llama a tu cuerpo "templo", y no simple habitación o morada. Templo es un edificio dedicado, consagrado, separado (santificado) para Dios, y no para usos profanos. Tu cuerpo es "santo", porque ha sido separado por Dios ¡para templo suyo y para su gloria! ¡Aleluya! ¡Qué privilegio!, ¿verdad? Pero todo privilegio trae responsabilidad, y la nuestra es cuidar de este cuerpo creado por Dios para templo del Espíritu Santo. Veamos algunas cosas que atentan contra la santidad de nuestro cuerpo:
 

C. LOS PECADOS CONTRA EL CUERPO

Ya hemos visto que todo pecado nace de la "carne"; es decir, de las inclinaciones pecaminosas de nuestra alma, todavía no totalmente renovada a la imagen de Cristo. Sin embargo, algunos pecados afectan de una manera especial a nuestro cuerpo.

1. La Fornicación
a. 1 Corintios 6:13-18. ¿Qué sucede con el que se une a una ramera?
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b. ¿Contra qué peca el que fornica?
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La palabra "fornicación" es traducción de la palabra griega porneia, que incluye toda inmoralidad sexual y toda relación sexual ilícita. Dios es el creador del sexo en el ser humano, y lo hizo digno y santo. Toda perversión de esa santidad es pecado, tal como la masturbación, el sexo contra natura, las relaciones homosexuales, el estímulo por medio de la pornografía, el erotismo, las fantasías sexuales, etc.
c. Romanos 1: 18-27. ¿Consecuencias de qué cosas son la homosexualidad y el lesbianismo?
 
2. Los vicios
Entendemos por vicio toda afición o hábito que esclaviza a alguna cosa o práctica.
 
a. 1 Corintios 6:12. Según este texto, ¿qué no puede permitir un cristiano?
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b. Efesios 5:18. ¿Cuál es la única "borrachera" permitida y deseable para un hijo de Dios?
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c. 1 Tesalonicenses 5:22. Anota algunos males (vicios) modernos de los cuales debemos abstenemos
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d. Romanos 13:13. ¿Por qué crees que es un pecado la glotonería?
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Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y practicar cualquier hábito o vicio que dañe la salud del cuerpo es dañar el templo de Dios. También afecta nuestra dignidad, porque debemos vivir en la libertad de los hijos de Dios (Juan 8:36).

D. EL CUIDADO DEL CUERPO

1. La alimentación

Como hijos de Dios debemos ser cuidadosos; buscar una alimenta­ción sana y equilibrada, y no dejarnos llevar solamente por el gusto de comer, como es lo comente en el mundo. No dañemos el templo con alimentos perjudiciales para la salud.
a. 1 Corintios 10:31. ¿Cómo debemos comer o beber?
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2. El ejercicio y el descanso físicos
a. 1 Timoteo 4:8. ¿Qué dice Pablo sobre el ejercicio físico?
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El ejercicio y los deportes no son pecaminosos. Lo que Pablo dice es sólo que el ejercicio corporal "para poco es provechoso" comparado con el ejercitarse para la piedad (v.7), dando más importancia a esto último; lo cual es correcto. Pero ello no implica que no sea beneficiosa una sana práctica de ejercicios o deportes, especialmente por lo seden­tario de la vida moderna (trabajos de oficina, etc.).
b. Génesis 2:2. ¿Qué hizo Dios después de la creación?
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Dios no necesitaba descansar, pero lo hizo como modelo para nosotros, que sí debemos hacerlo. Todo exceso de trabajo daña el cuerpo. Dios, nuestro Hacedor, ha determinado que guardemos el día de reposo para dedicarlo a Él, y como descanso necesario para nuestro cuerpo.
 
3. El aseo
a. Hebreos 10:22. ¿Cómo debemos acercamos a Dios?
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La santidad va ligada a la santidad del cuerpo. La limpieza espiritual está relacionada con la limpieza del cuerpo. Es una contradicción hablar de un "santo sucio". Son mal testimonio de la fe el desaseo y los malos olores resultantes; pero también es pecado contra el cuerpo, templo del Espíritu Santo.
 
4. El arreglo físico
a. 1 Timoteo 2:9; 1 Pedro 3:1-4. ¿Cómo deben ataviarse las hijas de Dios?
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b. ¿Qué no deben usar?
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La palabra "atavío" es traducción de la palabra griega kosmos, que significa "ornamento, adorno". Ataviarse, por lo tanto, es adornarse, arreglar­ se, y es deseo innato en todos, especialmente en la mujer (Lee Jeremías 2:32). La fe no va contra los principios naturales, sino contra sus abusos.
Dios es el creador de la belleza, y adornó la naturaleza con muchas cosas hermosas (Mt 6:28-29). Lo importante es que el "adorno" o arreglo resalte la belleza propia creada por Dios, y especialmente la belleza interior, y que no la desvirtúe por su exceso u ostentación. Debe haber (1 Timoteo 2:9) decoro, pudor y modestia en todo: peinado, maquillaje, vestido, uso de adornos o joyas, etc. La coquetería y la seducción no son compatibles con la santidad de los hijos e hijas de Dios. Sí la atracción de la belleza de un carácter santo.
En cuanto al uso de pantalones por la mujer, debemos entender Deuteronomio 22:5: "No vestirá la mujer ropa de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer", a la luz del uso actual dentro de nuestra cultura. En los tiempos bíblicos los hombres usaban una especie de vestido que hoy sería considerado ropa de mujer y no de hombre. Los usos cambian con el tiempo, y los pantalones han llegado a ser ropa de mujer también.
Por último, para las cristianas viene muy bien el consejo de Pope: "No seas la primera en probar lo novedoso, ni la última en abandonar lo añoso."
 
Memoriza los siguientes versículos
 
"Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna." 1 Corintios 6:12
"¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?."  1 Corintios 6:19

¡Que lindo es que Dios y las personas puedan decir de usted…

¡Es bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe! Hechos 11:24.

¡Es alguien totalmente íntegro en quién no hay engaño! Juan 1:47.

¡Es un príncipe de Dios! Génesis 23:6.

¡Es prudente…y sencillo como una paloma! Mateo 10:16.

¡Este es el que escogido para servirme! 1 Samuel 16:12.

¡Es valiente, prudente en sus palabras….y Dios está con él. 1 Samuel 16:18.

¡Es querido por todo el pueblo y aún por sus enemigos! 1 Samuel 18:5.

Que Dios mismo diga de usted: ¡Es alguien que me agrada y que está dispuesto a hacer todo lo que yo quiero! Hechos 13:22.

Debe saber que: "Los ojos de Dios contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con El" 2 Crónicas 16:9.

Por eso "Debemos procurar hacer las cosas honradamente, no solo delante de Dios sino también delante de los hombres"
2 Corintios 8:21.

Que cuando hables, Dios pueda decir: "Mi gracia se derramó en tus labios" salmo 45:2.

De Jesús decían: "Estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca" Lucas 4:22.

Que tu puedas decir al final de tu vida esto que dijo el rey Ezequías: "He andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón y he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos" Isaías 38:3.

Ahora te dice Dios esto:

"De aquí en más, cada acción que hagas y en cada cosa que digas: recuerda que estás delante de mis ojos y yo estoy allí contigo.
No alcanzarás la perfección en este mundo, eres simplemente un baso de barro, pero yo vivo en ti.
No obstante procura la santidad en todo y todos los días ven a mí y habla conmigo, para que yo te lave, refresque, perdone, ame, fortalezca y sonría"

Los Cristianos debemos «Alumbrar en Santidad»

Alumbren en Santidad

(Mateo 5:16) Esta es la voluntad de Dios para sus hijos.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

(Filipenses 2:15)
para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
(Filipenses 2:15) Versión Popular.
para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo

(Salmos 27:4) Debemos anhelar esto.
Solo una cosa he pedido al Señor,
solo una cosa deseo:
estar en el templo del Señor
todos los días de mi vida,
para adorarlo en su templo
y contemplar su hermosura.

(Salmos 29:2) Dios es el más hermoso y perfecto en santidad y nosotros (que somos sus hijos) debemos ser lo más parecidos a El.
Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.

(1 Juan 3:2) En el cielo seremos como El.
Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque no se ve todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es.

(Salmos 96:9)
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad;
Temed (tenerle respeto) delante de él, toda la tierra.

(Salmos 145:5) En esto debemos meditar.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia,
Y en tus hechos maravillosos meditaré.

(Mateo 5:8) Si tenemos limpio el corazón…veremos a Dios.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
(Isaías 33:17) Si somos de El entonces…
Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
(Isaías 35:2)
Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.

(Isaías 35:8)
Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que Dios mismo estará con ellos.

¿Querés vivir todo esto y que sea una realidad en tu vida?
Entonces decile así a Dios:

Querido Dios: te pido que me perdones de todos mis pecados, te recibo en este momento en mi vida, ayúdame siempre a hacer tu voluntad. Recibo a Jesús en mi corazón como mi Salvador, Señor y Rey. Hazme cada día más parecido a ti. Dame ahora tu Espíritu Santo y lléname de El. Te pido que de aquí en más pueda brillar con tu luz e iluminar a las personas por tus caminos y sobre todo a los perdidos. Me pongo totalmente en tus manos y decido hacer siempre tu voluntad. Gracias mi Dios. Amén.

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