Lea por favor estos pasajes de la palabra de Dios:

(1 Juan 5:10)

Este es el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

(1 Juan 5:11)

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

(1 Juan 5:12)

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

(1 Juan 5:13)

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el Hijo de Dios.

(Juan 3:16)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

(Hechos 4:12)

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

(Juan 3:17)

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

(Juan 10:7)

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

(Juan 10:11)

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

(Marcos 1:14)

Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del Reino de Dios,

(Marcos 1:15)

diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

(Hechos 3:19)

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

(Apocalipsis 3:20)

¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.

(Juan 1:12)

Pero, a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.

(Juan 10:27)

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

(Juan 10:28)

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

(Juan 10:29)

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Para tener vida eterna crea las palabras de Dios que hemos puesto anteriormente y haga esta oración a Dios de todo corazón:

Padre te agradezco que haya enviado a tu Hijo Jesús para pagar la culpa de los pecados que he cometido en la cruz.

Gracias porque Jesús murió en mi lugar llevando el castigo que me correspondía por mis pecados.

En este momento me arrepiento de cada uno de ellos y recibo a Jesús como mi salvador y Rey.

Te pido querido Jesús que entres en mi vida y me des tu Espíritu Santo.

Gracias. Recibo el perdón, la salvación de mi alma y me tomo ahora de tu mano para seguirte para siempre. Amén

Predicador Gustavo Isbert

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