Jesús me dijo estas palabras para aplicarlas a mi vida personal, pero las comparto contigo porque algunas cosas que me dijo pueden ser para ti también:
No temas tu gozas de mi favor. Mi mano siempre estuvo y estará sobre ti.
He derramado mi amor sobre ti. Tú eres mi siervo del amor. Mi amor brota de ti porque Yo estoy en ti.
Te he puesto para mostrar mi amor y comprensión al mundo. No lo olvides, Yo quiero eso de ti como quise otras cosas de otros siervos míos. Pero yo te he puesto para amar y mostrar mi amor y misericordia. El don del amor es el arma más poderosa y la que más necesitan todos en este mundo. Desde los “aparentemente” más malos y hasta los “aparentemente” mas buenos. Digo aparentemente pues solo yo conozco los corazones.
No te aflijas por lo que puedan decirte o hacerte las personas, porque quiero decirte que nadie las amó ni amará más que yo y también tuve adversarios, pero por esa razón oré al Padre en la cruz por ellos “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Tú debes amar a todos de esa manera y lo puedes hacer dejando fluir mi amor que ya te fue dado por mi Espíritu Santo. (Romanos 5:5)
“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Los que se levanten contra ti no son tu problema sino el mío y el de ellos.
Lo tuyo es amar a todos y comprenderlos y vencer con el bien el mal.
Haz el bien aún a tus enemigos.
Procura ser totalmente veraz, tener total transparencia y sencillez.
¡Se lleno de mi amor! Cuando hables, los oyentes deben sentir mi vos, mi amor y mi misericordia. Deben sentir que yo mismo les estoy hablando y aconsejando con mucho amor, respeto, ternura y cariño.
Debes trasmitir mi afecto a las personas.
Debes reflejar mi imagen y brillar con mi luz, deben verme a mí en ti. Muchos de mis mensajeros en la tierra hacen ver mi imagen tergiversada a las personas y no me muestran en mi amor, olvidando que me representan. (Diles esto a tus consiervos).
Yo era firme pero lleno de amor y representé a mi Padre en la tierra y podía decir “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” y tu y mis mensajeros me representan a mí,
(No lo olviden).
Debes vivir cada cosa que enseñas además de creerlas. Las personas disciernen si lo que se predica es genuino y si el predicador lo está viviendo o no.
También ten paciencia porque que la gente acepte tu mensaje, o te reconozcan o lo difundan no depende de ti, tú siembra semillas de verdad, y yo haré la obra a su tiempo.
Noé predico y no salvó a la gente de su tiempo pero fue agradable a mis ojos, lo importante es que hagas mi voluntad y les enseñes mis palabras y deja los resultados en mis manos y en mis tiempos.
Háblales sencillamente y “fácil” para que la gente entienda, demuestra mi poder porque yo te lo he dado y te respaldo. Para eso debes estar siempre atento a mi voz e instrucciones.
Háblales mis verdades para que la aplique a su vida diaria.
Haz que encuentren una gran felicidad al servirme. Trasmite esto a ellos.
Y enséñales a disfrutar de mi compañía ¡ahora! y a caminar conmigo.
Jesús.