(1 Juan 1:8-9)
Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad.
Pero, si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

Como cristianos hemos sido declarados justos ante Dios por el sacrificio de Cristo en la Cruz, y el ha perdonado todos nuestros pecados  pero a veces podemos pecar de diversas maneras y debemos arrepentirnos y decírselas a Dios para que El nos perdone y vivamos una vida agradable a El. Jesús decía "Yo hago siempre lo que a El le agrada".

(Colosenses 1:22)
Pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta.
(Colosenses 2:6-7)
Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos.
Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él.

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