DECIDAMOS “CAMINAR CON DIOS”

(Génesis 6:9)

Noé, era un varón justo, era un hombre de Dios, con Dios caminó Noé.

(Mateo 24:37-42)

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre (Jesús)

Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.

Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

(Génesis 5:24)

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

¿Que es caminar con Dios?: Es tener amistad con El, ser amigo de El, ir donde va El y hacer su voluntad y obedecerle.

¡Es hermoso caminar en este mundo con Dios! Su presencia nos llena de alegría, felicidad, confianza y paz.

Decida usted también ser en estos tiempos como Noé y Enoc: decida “caminar con Dios” y ese camino le llevará al cielo, a la misma presencia de Dios eternamente.

En estos tiempos finales debemos ser como Noé que aunque nadie quería hacer la voluntad de Dios se mantuvo firme haciendo la voluntad de Dios y obedeciéndole. Noé construyó el arca por fe y cuando vino el diluvio (que todos pensaban que nunca iba a venir) se subió al arca (que es un símbolo de estar en Cristo y con El) y salvó su vida y la de su familia.

También debemos caminar con Dios como Enoc y de repente desapareció porque Dios se lo llevó al cielo (Enoc fue “tomado” al cielo) y otros fueron dejados, eso pasará cuando Jesús venga.

(2 Tesalonicenses 2:14-17)

Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

(1 Tesalonicenses 5:9-10)

Pues Dios escogió salvarnos por medio de nuestro Señor Jesucristo y no derramar su enojo sobre nosotros.

Cristo murió por nosotros para que —estemos vivos o muertos cuando regrese —podamos vivir con él para siempre.

Predicador Gustavo Isbert

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