¿ME AMAS CON AMOR LEAL Y DE SACRIFICIO?

(Marcos 12:29)

Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.

(Marcos 12:30)

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Para amarlo debemos conocerle: Orar, buscarlo, vencer trabas, leer su palabra, ser lleno del Espíritu Santo, captar su voz, sentir su presencia.

(Marcos 12:31)

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

(Juan 13:35)

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

(Juan 13:35)

El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos.

Si realmente esto es verdad en tu vida querrás hacer todo lo que le complace a El. También te vas a preocupar por los demás y procurar su bienestar.

(Juan 21:15) Si le amamos trabajaremos para El, sirviendo a su pueblo.

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

Nuestro amor a Dios nos impulsa para su servicio.

Nuestro amor por otros refleja lo que hay en nuestro corazón. 1 Juan 4:10-11; 1 Juan 1:9-11; 1 Juan 4:20-21.

El amor de Dios es nuestro ejemplo y modelo a seguir:

(Efesios 5:1)

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.

(Efesios 2:4)

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

(Efesios 2:5)

aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

(Efesios 2:6)

y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

(Efesios 2:7)

para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

(Efesios 2:8)

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

(Efesios 2:9)

no por obras, para que nadie se gloríe.

(Efesios 2:10)

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

(Efesios 2:7)

De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.

(Efesios 2:8)

Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.

(Efesios 2:9)

La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.

(Efesios 2:10)

Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.

(Efesios 5:1)

Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos.

(Efesios 5:2)

Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios.

Cada uno de nosotros debe ser un cristiano que ama y lo demuestra con sus actos.

(1 Corintios 13:4-8)

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser.

Nuestro amor debe crecer:

La fuente de todo amor es Jesucristo, pídele que El te renueve, llene y aumente tu amor hacia El. Y busca la manera de compartir su amor con otros.

(1 Tesalonicenses 3:12)

Y que el Señor haga crecer y sobreabundar el amor que tienen unos por otros y por toda la gente, tanto como sobreabunda nuestro amor por ustedes.

Diferentes niveles:

(Juan 21:5) Algunos están al nivel de hijos. Quieren que les den cosas, piden para ellos, quieren ser protegidos, viven para si mismos, les gusta estar en las rodillas del Padre etc.

Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

(Juan 20:17) Otros de Hermanos. Son camaradas (no amigos), no se buscan mucho, hasta se celan, no se respetan mucho, tienen su voluntad individual propia, no reciben ordenes ni obedecen (es como un hermano trata a otro hermano, lo quiere un poco, lo extraña un poco etc).

vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

(Marcos 9:2) Otros de sus amigos más cercanos. Quieren estar con El, le buscan, quieren hacer sosas juntos planean actividades para el fin de semana, comparten las mismas ideas, el mismo deporte, se reúnen seguido, se regalan cosas, comparten el tiempo y se extrañan.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.

(Marcos 13:3)…y a veces Andrés.

Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:

Luego estaban los otros y en último lugar Judas (el traidor) que parecía igual a todos.

(Marcos 2:19) Otros al nivel de esposa. Anhelan estar con El, el mayor tiempo posible, servirlo, lo extrañan y por eso oran mucho.

Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar.

(Efesios 5:25) Cristo tuvo entrega y se sacrificó por su profundo amor. Fue impulsado a salvarnos porque su amor “pesó” mas que lo que habría de sufrir.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

(Efesios 5:26)

para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,

(Efesios 5:27)

a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

(Efesios 5:28)

Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

(Efesios 5:29)

Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

(Efesios 5:30)

porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

(Efesios 5:31)

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

(Efesios 5:32)

Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

(Efesios 5:25)

Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella

(Efesios 5:26)

a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.

(Efesios 5:27)

Lo llevó a cabo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable.

(Efesios 5:28)

De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo.

(Efesios 5:29)

Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.

(Efesios 5:30)

Y nosotros somos miembros de su cuerpo.

(Efesios 5:31)

Como dicen las Escrituras: El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.

(Efesios 5:32)

Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno.

(Romanos 8:16) Con Cristo es más que en el matrimonio porque su Espíritu se une a nuestro espíritu no solo somos una carne. No es una carne solamente es un Espíritu.

Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios.

Ejemplo: mezclo una papa y una batata ya no se sabe cual es una u otra, la unión es total.

(1 Corintios 6:17)

Pero la persona que se une al Señor es un solo espíritu con él.

(1 Corintios 6:17)

Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.

(1 Corintios 2:10) Por eso tenemos estas revelaciones y conocemos estos misterios.

Pero fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios.

(1 Corintios 2:11)

Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios.

(1 Corintios 2:12)

Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios (no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado.

(1 Corintios 2:13)

Les decimos estas cosas sin emplear palabras que provienen de la sabiduría humana. En cambio, hablamos con palabras que el Espíritu nos da, usamos las palabras del Espíritu para explicar las verdades espirituales.

(1 Corintios 2:14)

Pero los que no son espirituales no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque sólo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir.

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1). (Gálatas 2:20) Tenemos al amor mismo viviendo en nosotros entonces debe notarse.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

(Gálatas 2:20)

Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.

2). (Romanos 5:5) Tenemos el fruto del amor que es el primer fruto del Espíritu Santo.

… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

(Romanos 5:5)

Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.

3). (2 Corintios 5:14) El amor de Cristo en nosotros nos empuja, nos lleva, nos motiva, nos impide estar quietos sin hacer el bien.

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;

(2 Corintios 5:15)

y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

4). (Gálatas 5:22) Los frutos del Espíritu.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

(Gálatas 5:23)

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

(Gálatas 5:22)

Pero la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, (fe),

(Gálatas 5:23)

humildad y control propio.

(Salmos 42:1) Debemos tener esta sed de Dios si somos su esposa.

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,

Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

(Salmos 42:2)

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;

¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

A). Anhelarás tener comunión con El. (Amistad, que lleva a compartir cosas, hablar mucho entre sí etc).

(Salmos 16:2)

Oh alma mía, dijiste a Jehová:

Tú eres mi Señor;

No hay para mí bien fuera de ti.

(Salmos 16:11)

Me mostrarás la senda de la vida;

En tu presencia hay plenitud de gozo;

Delicias a tu diestra para siempre.

(Salmos 73:25)

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?

Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

B). (Números 18:20) A los que le sirven Dios mismo es su herencia y su comunión con El.

Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.

C). (Lucas 10:33) Haremos lo que haría Jesús, al tenerlo a El.

Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

(Santiago 2:18)

Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

(Santiago 2:26)

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

D). Anhelarás estar para siempre con El.

(1 Tesalonicenses 5:10)

quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

E). Procurarás serle agradable, animar y ayudar a sus hijos, salvar a las personas para alegrar a El y al cielo (Lucas 15).

(2 Corintios 5:9)

Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.

(Juan 14:15)

Si me amáis, guardad mis mandamientos.

(1 Juan 3:22) Entonces…

y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.

F). Nuestro estilo de vida será de acuerdo a su voluntad revelada en su palabra.

(Juan 14:21) Entonces El nos dará revelaciones, nos enseñará misterios, se acercará a nosotros, se revelará a nosotros para que le conozcamos más (y esto nos llevará a amarlo más aún…).

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

(Juan 14:24) Ej. : José y la esposa de Potifar Génesis 39:9

y Doeg Edomita que mató a 85 sacerdotes de Dios sin remordimiento.

El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

G) Si te das cuenta que no ama mucho a Dios ni a tus semejantes, empezá por esto:

(Salmos 32:5) Si tenemos pecados hagamos esto:

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.

Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;

Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

(1 Juan 1:9)

Pero, si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

(Colosenses 2:13) Nos perdonó TODOS los pecados.

Y a vosotros, estando muertos en pecados…os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Sepa esto y reciba su perdón.

H). Cuando reafirmas tu amor por El, Dios te abrirá oportunidades para que le sirvas y compartas ese amor por otros.

(Juan 14:12) Haremos sus obras y mayores.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

I). Amarás las cosas que El ama: Leer su palabra (los estudios bíblicos no te serán una carga aburrida), a la iglesia, al bien, a sus hijos, a las personas etc.

Y odiarás lo que El odia: El pecado, la injusticia, las enfermedades, los sufrimientos de sus hijos etc.

(1 Juan 2:6)

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

(1 Juan 2:6)

Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.

(Esto viene para la Iglesia en un futuro cercano). Parte de ella, los que tienen a Jesús como su esposo y le aman suficiente para estar donde está El serán semejantes a El y estarán fusionados con El como esposo y esposa.

¿QUIÉN QUIERE ESTO?

¿Quién quiere querer a Jesús como a su esposo?

¡PÍDASELO AHORA! ¡Y Reciba ese amor!

(1 Corintios 13:4)

El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso

(1 Corintios 13:5)

ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas.

(1 Corintios 13:6)

No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa.

(1 Corintios 13:7)

El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.

Versículos para aprender y ponerlos por obra:

(Salmos 14:2)

Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,

Para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

(2 Crónicas 16:9)

Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.

(2 Crónicas 31:21) El rey Ezequías

En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.

(Hechos 13:22)

les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, que es un varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. (Que está dispuesto, decidido y determinado a hacer mi voluntad).

¡ESTO DEBEMOS SER Y HACER!

Por Gustavo Isbert

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