(2 Timoteo 4:5)

No tengas miedo de sufrir por el Señor. Ocúpate en decirles a otros la Buena Noticia y lleva a cabo todo el ministerio que Dios te dio.

(2 Timoteo 3:15)

Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús.

(2 Timoteo 3:16)

Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto.

(2 Timoteo 3:17)

Dios la usa su palabra (La Biblia) para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.

(Efesios 4:23)

Dejen que el Espíritu Santo les renueve los pensamientos y las actitudes.

(Gálatas 5:25)

Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.

(1 Corintios 7:35)

Mi deseo es que hagan todo lo que les ayude a servir mejor al Señor, con la menor cantidad de distracciones posibles.

Si sos de Cristo no le tengas temor a la muerte sino disfruta de la vida en compañía de El, haciendo sus obras, y siendo su colaborador, gana almas para el cielo, y hazte tesoros en el cielo donde pasarás con Jesús la eternidad.

Cuando le entregas tu vida a Jesús y lo recibes como tu salvador y Rey recibes una nueva naturaleza, una cuenta limpia, un nuevo comienzo, una nueva vida, un nuevo destino: el cielo y una nueva causa para vivir y sentirte realizado: trabajar para El Reino de Dios que es lo único que perdurará para siempre.

(Romanos 3:22)

Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.

(Romanos 3:23)

Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.

(Romanos 3:24)

Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.

(Romanos 3:25)

Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre.

(Romanos 3:26)

Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a sus ojos cuando ellos creen en Jesús.

Cuando recibes a Cristo como tu salvador y Rey y crees estas buenas noticias de lo que El hizo por ti, ya no servirás a Dios por temor o por obligación, sino por amor y gratitud.

Tu servicio no estará motivado por el deseo de ganar a aprobación de Dios, sino por el deseo de agradar a Jesús y estar más cerca de El, reconociendo que ya estás aprobado por lo que El hizo por ti en la cruz pagando tu culpa y reconciliándote con Dios.

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