ESTO ES IMPORTANTÍSIMO QUE USTED LO SEPA Y LO COMPARTA CON TODOS SUS FAMILIARES, AMIGOS Y CONOCIDOS.

Nadie en el mundo puede cumplir todos los mandamientos de Dios por eso el hombre vive frustrado y siempre tiene los mismos pecados aunque los confiese. Pero Dios tiene otra manera para salvarnos: Viniendo a vivir en nosotros, (si se lo pedimos). Juan 1:12. Apocalipsis 3:20; 1 Juan 5:11-13.

(1 Juan 5:11-13)

Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo Jesús.

El que tiene al Hijo, tiene la vida (eterna, es salvo); el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.

Todas las religiones te dicen que debes portarte bien pero el hombre está dominado por el poder del pecado (su naturaleza pecaminosa) y no puede vivir por si solo una vida que agrade a Dios completamente. ¡Cristo es la solución!

(Eclesiastés 7:20)

Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

No se logra nada dándome una poesía de un gran poeta pidiéndome que escriba algo igual. El puede hacerlo, pero yo no. Y no se logra nada mostrándome una vida como la de Jesús y di­ciéndome que yo viva así. Jesús podía hacerlo, pero yo no. Pero si el espíritu de ese gran poeta pudiera venir y vivir en mí, (cosa que es imposible) entonces yo podría escribir poesías como las de él. Y si el Espíritu de Jesús pudiera venir y vivir en mí, enton­ces yo podría vivir como él ¡Y ESTO ES POSIBLE! Este es el secreto de la santidad cristiana. No se trata de que nos esforcemos por vivir como Jesús, sino de que él venga y viva en nosotros por medio de su Espíritu. No basta tenerlo como ejem­plo: necesitamos que viva en nosotros.

1. El castigo de nuestros pecados nos es perdonado por medio de su muerte expiatoria; 2. El poder de nuestros pecados es vencido por medio de su Espíritu que mora en nosotros. (El Espíritu Santo).

Por favor lea detenidamente las escrituras de la palabra de Dios que ponemos a continuación.

1. El castigo de nuestros pecados nos es perdonado por medio de su muerte expiatoria.

(1 Pedro 2:24)

Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, son sanados.

(Isaías 53:5)

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

(Isaías 53:6)

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

(Romanos 8:1)

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu Santo.

(Romanos 3:21-24)

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

(Romanos 5:8-10)

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

2. El poder de nuestros pecados es vencido por medio de su Espíritu que mora en nosotros.

(1 Corintios 3:16)

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

(1 Corintios 6:17)

Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.

(1 Corintios 6:17)

Pero la persona que se une al Señor es un solo espíritu con él.

(1 Corintios 6:19)

¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios?

(2 Corintios 6:16)

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:

Habitaré y andaré entre ellos,

Y seré su Dios.

(Romanos 8:9)

Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, Santo si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

(Gálatas 2:20)

y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

(Colosenses 1:27)

a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

(Romanos 8:13)

porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu Santo hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

(Romanos 8:12)

Por lo tanto, amados hermanos, no están obligados a hacer lo que su naturaleza pecaminosa los incita a hacer;

(Romanos 8:13)

pues, si viven obedeciéndola, morirán. Pero, si mediante el poder del Espíritu Santo hacen morir las acciones de la naturaleza pecaminosa, vivirán.

(1 Juan 3:9)

Los que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque la vida de Dios está en ellos.

¿Como recibir a Cristo y su Espíritu Santo para ser salvos y vencer el poder del pecado en nuestra vida diaria?

Haciendo una oración como esta:

Querido Jesús gracias por morir en la cruz para pagar mi deuda de pecado, gracias por morir en mi lugar. Te pido ahora que entres en mí, que me des tu Espíritu Santo y tomes el control de mi vida. Te recibo como mi Salvador y Rey.

Gracias porque me has salvado de las consecuencias y del poder del pecado.

Gracias porque soy ahora un hijo tuyo. Amén.

Como hijo de Dios comenzará a ver una transformación en su vida, que sus gustos irán cambiando y que cada día le atraerá más lo puro y no lo que es pecado. Aunque caerá algunas veces y solo en el cielo será libre de la presencia del pecado, notará que un gran cambio está sucediendo en usted, esto será, si le entrega completamente el control de su vida al Espíritu Santo y permite que Jesús (que vive en usted) haga sus obras a través suyo. Este es un cambio gradual que usted notará desde su interior.

Predicador Gustavo Isbert

www.elcieloesunlugar.com.ar

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