Querido siervo de Dios:

Debes afirmar esto y descansar en estas verdades.

Confiesa y proclama estas cosas:

Soy el que está más protegido de todos ya que Dios me ha llamado para su obra y soy escogido por Dios.

Nunca estoy ni estaré solo.

Soy Salvo.

Tengo una hermosa familia.

Tengo la Iglesia.

Tengo muchos hermanos.

Estoy haciendo y ya tengo “tesoros en el cielo”.

Estoy sirviendo a Dios.

Estoy cumpliendo el propósito y la tarea más importante del mundo.

Tengo muchos amigos. (Aún fuera de la iglesia).

En mi reside Cristo.

Tengo el poder más grande de todo en universo, el poder del Espíritu Santo.

Estoy en un plan de Dios.

Estoy cumpliendo sus mandatos y propósitos.

Estoy bendiciendo a la gente.

Soy bendito porque vengo en el nombre del Señor.

Estoy rodeado del amor de Dios.

Soy el objeto de su amor y soy su siervo amado.

Estoy rodeado de ángeles poderosísimos.

Nada me puede pasar sin que lo apruebe Dios.

Tengo una protección sobrenatural especial según Marcos 16.

Hay con nosotros más guerreros espirituales (ángeles) de Dios que con nadie.

Somos como Eliseo que estaba rodeado de un ejército espiritual de Dios mayor que cualquier ejército demoníaco (o real) contrario.

Jesús está conmigo y puede calmar cualquier tormenta.

Puedo invocar el nombre de Jesús para milagros.

Aún personas con problemas irreversibles para los médicos o siquiatras como tenía el endemoniado gadareno fueron totalmente sanados por Jesús entonces cuánto más puede hacer en cosas menores o aún mayores.

Para Cristo en mí, nada es imposible.

El dijo que podríamos hacer obras mayores que El, ordenar a montañas y árboles que se vayan de un lugar a otro.

Tengo a mi favor todas las promesas de Dios.

Estoy en una buena ciudad porque acá me puso Dios.

Donde El me manda El me protege.

Hay un llamado de Dios hacia la iglesia para que la gente venga.

Vivo en bendición. Deuteronomio 28:1-14.

Vivo en Cristo y Cristo en mí.

Siempre traté de agradar a Dios y hacer el bien, debo entonces tener paz y estar satisfecho.

Mi vida no pasa sin sentido, mi vida ha servido y servirá para propósitos eternos de Dios.

Soy uno de sus siervos.

Mi galardón es grande en los cielos.

Soy agradable a Dios y he hallado gracia a sus ojos.

Yo le amo a El y Dios me ama a mí.

El está conmigo como poderoso gigante.

Es imposible que me falte ALGO PORQUE El es mi Pastor y yo soy un fiel mayordomo y actúo con generosidad.

Es imposible que Dios no me bendiga ya que estoy enfocado en la tarea que El más le importa que es ganar almas para el cielo.

Estoy trabajando para SU obra y no para mí.

Trabajo para su Reino y no para “el mío”.

Dios es el más interesado en apoyar SU obra.

El es el que me paga y sostiene.

La obra de Dios es apoyada por muchos y no solo por mí.

La carga de la obra no recae solo sobre mí.

Dios no le va a fallar a “sus pequeños” que construyen su Iglesia con tanto amor y sacrificio.

Debo dejar en la mano d Dios todos los “detalles” que se me pueden escapar de las manos.

El es el que pelea por mí.

El se encarga de mi provisión económica y de la Iglesia.

Es el Espíritu santo y no yo el que obra y es Jesús el que se ocupa de defendernos y de controlar toda situación.

Jesús también se encarga de hacernos justicia y de cumplir su plan y su voluntad.

DEBO DESCANSAR, ENTONCES, EN TODAS ESTAS VERDADES.

Pr. Gustavo Isbert

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