ESTO ES PARA TODO CRISTIANO QUE TIENE TEMOR DE HABLARLES A LAS PERSONAS LAS PALABRAS DE DIOS.
(Jeremías 1:4) Dijo Jeremías:
El SEÑOR me dio el siguiente mensaje:
(Jeremías 1:5)
—Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi MENSAJERO a las naciones.
(Jeremías 1:6)
—Oh Soberano SEÑOR, ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven!
(Jeremías 1:7)
—No digas: “Soy demasiado joven” —me contestó el SEÑOR—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga.
(Jeremías 1:8)
No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
(Jeremías 1:9)
Luego el SEÑOR extendió su mano, tocó mi boca y dijo: «¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca!

(Éxodo 3:10) ALGO SIMILAR LE DIJO DIOS A MOISÉS.
Ahora ve, porque te envío al faraón. Tú vas a sacar de Egipto a mi pueblo Israel.
(Éxodo 3:11)
Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel?
(Éxodo 3:12)
Dios contestó: —Yo estaré contigo. Y esta es la señal para ti de que yo soy quien te envía: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, adorarán a Dios en este mismo monte.
(Éxodo 4:1)
Sin embargo Moisés protestó de nuevo: —¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El SEÑOR nunca se te apareció”?
(Éxodo 4:10)
Moisés rogó al SEÑOR: —Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.
(Éxodo 4:11)
Entonces el SEÑOR le preguntó: —¿Quién forma la boca de una persona? ¿Quién decide que una persona hable o no hable, que oiga o no oiga, que vea o no vea? ¿Acaso no soy yo, el SEÑOR?
(Éxodo 4:12)
¡Ahora ve! Yo estaré contigo cuando hables y te enseñaré lo que debes decir.

DIOS TE DICE: ¡YO PUEDO HACER QUE HABLES BIEN!

Quiero decirles que esa fue y es mi experiencia también. Me costó mucho pero me esforcé y hoy puedo hablar a mucha gente individualmente y en conjunto.

Pr Gustavo Isbert. ¡Espero que tu te esfuerces también, ¡cuentas con el respaldo de Dios!

(Isaías 41:10)
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

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