Hace muchos años yo era profesor de un Seminario Teológico y quería que los estudiantes evangelicen y compartan la palabra de Dios a los que no la conocen y por más que los incentivaba nadie hacía nada, pero un día oré por ellos para que sean llenos del Espíritu Santo y sucedió esto mismo:
Cuando hubieron orado… todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
(Hechos 4:31)
Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.
(Hechos 10:44)
Y los fieles de la circuncisión (los Judíos) que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles (no Judíos) se derramase el don del Espíritu Santo.
(Hechos 10:45)
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
(Hechos 10:46)
Si una cristiano no es lleno del Espíritu Santo carece del poder, entusiasmo, interés, valentía, unción etc para predicar la palabra de Dios.
…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
(Hechos 1:8)

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