Debemos dejar que Jesús haga milagros a través nuestro.
¡Hagamos milagros con Jesús!
(Hechos 9:34)
Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó.
(Hechos 14:3)
Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios.
(Marcos 16:20)
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.
(Hebreos 2:4)
Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y dones del Espíritu Santo según su voluntad.
(Hechos 19:11)
Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,
(Hechos 9:40) Tabita estaba muerta pero…
Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
(Hebreos 13:8)
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
Señor Jesús concédenos que hagas muchos milagros a través nuestro y respáldanos con tu gracia.
(Juan 14:12)
Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre.
(Juan 20:21)
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. (De la misma manera).