Debes enfocarte en la oración en estar mucho tiempo en comunión conmigo,
En predicar, en enseñar y en el discipulado.
Busca la santidad en todos los aspectos de tu vida, aún en tus pensamientos más íntimos, en tus palabras y acciones. Sobre todo en la vida cotidiana, en las “pequeñas cosas y en los pequeños gestos”.
Busca mi presencia, dialoga conmigo, recibe mis instrucciones, mi unción, mi sabiduría, deja que “te lave los pies” todos los días.
Sé cada día un poco más semejante a mí.
Camina conmigo. Génesis 5:22-24; 6:9.
Sé un ejemplo de amor y misericordia, demuéstralo aún con tus palabras, acciones y actitudes. TU ERES UN MENSAJE VIVO.
Compórtate como un Apóstol un Patriarca y “un ángel” así como podían ver en la cara de Esteban.
No te metas en cosas que no son para ti, permanece cerca de mí “bien alto” y desciende con poder para hacer mi obra.
Revisa cada una de tus acciones. Déjame a mí defenderte.
Haz solo mi voluntad. Yo estoy contigo. ¡Siempre!