La Seguridad de la Salvación

¿Te gustaría saber con toda certeza que al morir vas a ir al paraíso con Dios, al cielo?

¿Que sos salvo, que tenés la vida eterna?

¿Que tus pecados fueron perdonados, que estás libre de toda condenación y que no vas a ir al infierno nunca? Eso es posible, si te arrepientes de todos tus pecados, crees que Jesucristo llevó tu culpa y castigo en la cruz y le recibes por medio de una sencilla oración como tu Salvador, Señor y Rey.

(1 Juan 5:11)

Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo (Jesucristo).

(1 Juan 5:12)

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

(1 Juan 5:13)

Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

Las personas necesitan saber: que si tienen a Cristo, si han nacido de nuevo del Espíritu Santo: que son salvas, que pertenecen y están en el Reino de los cielos, que son hijos de Dios, perdonados totalmente, que han sido declarados justos por Dios por los méritos de Jesús. Que ninguna condenación hay para ellas, que son cuidadas por Jesús, Dios Padre, El Espíritu Santo que ahora vive en ellas y por los ángeles enviados por Dios.

Necesitan saber esto, sin dudarlo, no suponerlo, ni teniendo una vaga esperanza, o un vago deseo que así sea,¡ sino saberlo!.

No necesitan vivir con temores a la muerte, al infierno, a la condenación, ni vivir en la duda o la incertidumbre, sin que nunca tengan la certeza de su salvación provista por Dios. Ni estar en la ignorancia de ¿que pasará con ellos cuando mueran?.

Tú puedes saber que tienes la vida eterna ¡ahora y para siempre!

No, que tienes una religión sino que tienes la misma vida eterna en ti, que es Cristo viviendo en tu corazón.

(Juan 5:24)

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.

(Juan 11:25)

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

(Juan 11:26)

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

(Juan 10:27)

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

(Juan 10:28)

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

(Juan 10:29)

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

(Juan 3:16)

Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él (en Jesús) no muera (no se condene eternamente), sino que tenga vida eterna, (en el cielo con Dios).

(Juan 3:17)

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

(Romanos 8:1)

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,

(Romanos 8:16)

El Espíritu Santo mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

(Romanos 8:17)

Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo… y también tendremos parte con él en su gloria.

(Romanos 8:32)

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

(Romanos 8:33)

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que los justifica.

(Romanos 8:34)

¿Quién es el que nos condenará? Cristo es el que murió por nosotros; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

(Romanos 8:35)

¿Quién nos separará del amor de Cristo?

(Romanos 8:39)

ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Millones de personas están atormentadas porque no tienen la seguridad de su salvación, no saben como ser salvas y desconocen la manera de serlo. Otras no creen que haya manera de saberlo.

Pero para ser salvo debes tener a Cristo. El es la vida eterna. ¿Y como se puede tener a Cristo?

Orando de todo corazón una sencilla oración a Dios como esta:

Querido Dios: en este momento me arrepiento de todos mis pecados y te pido perdón por cada uno de ellos, gracias porque Jesús en la cruz murió en mi lugar y llevó mi culpa y condenación. Gracias porque allí pagó todas mis deudas contigo. Tomo ahora la decisión de seguirte y de recibir a Cristo en mi vida. Lo recibo como mi Salvador, mi Señor y mi Rey. Pido ahora que tu Espíritu Santo venga a mi vida. Gracias Dios mío porque me has perdonado, ahora soy un hijo tuyo y soy salvo y libre de toda condenación. Amén.

(Juan 1:12)

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

(2 Corintios 5:17)

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

(2 Corintios 5:18)

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo.

(2 Corintios 5:19)

Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

(Tito 3:4)

Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad,

(Tito 3:5)

y, sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, por pura misericordia nos salvó lavándonos y regenerándonos, y dándonos nueva vida por el Espíritu Santo.

(1 Juan 3:2)

Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque no se ve todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es.

Podés ahora darle gracias a Dios porque eres SALVO. No tenés que salvarte una y otra vez, podés tener la seguridad de tu salvación una vez y para siempre. Fuiste salvo, no por tus obras meritorias sino por la obra que Cristo hizo por ti en la cruz, es decir fuiste salvo por la gracia de Dios y Dios te mantiene por su gracia (su amor inmerecido e incondicional hacia nosotros). No importa lo que sientas, sos salvo porque has recibido a Cristo en tu vida como tu Salvador, Señor y Rey.

(Efesios 2:4)

Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande,

(Efesios 2:5)

que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación.

(Efesios 2:8)

Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don (regalo) de Dios.

(Efesios 2:9)

No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse (enorgullecerse) de nada;

(1 Juan 5:20)

Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al Dios verdadero. Vivimos unidos al que es verdadero, es decir, a su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.

(1 Juan 5:11)

Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna, y que esta vida está en su Hijo.

(1 Juan 5:12)

El que tiene al Hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no la tiene.

(1 Juan 5:13)

Les escribo esto a ustedes que creen en el Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

(Juan 10:27)

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

(Juan 10:28)

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

(Juan 10:29)

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

(Colosenses 1:13)

Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo,

(Colosenses 1:14)

por quien (por Jesús) tenemos la liberación y el perdón de los pecados.

Dios te bendiga mucho y disfrutá de tu salvación y tu nueva vida en unión con N.S.Jesucristo.

Predicador Gustavo Isbert

www.elcieloesunlugar.com.ar

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