La trampa mortal de esta generación es que apenas saben qué es el pecado , y mucho
menos cómo apartarse de él .
Tampoco saben que solo Cristo en ellos y el Espíritu Santo con su poder puede cambiarlos, y librarlos de el poder y la esclavitud de cualquier cosa que lo lleva a permanecer en muerte espiritual.
También hay una gran ignorancia sobre el nuevo nacimiento que deben experimentar para ser salvos, y sobre lo maravilloso que es el cielo y las diferentes recompensas que Dios tiene y de lo terrible que es el infierno y de los distintos grados de sufrimientos eternos.
La gente se suicida porque no sabe que Cristo puede arreglar su situación, sanar su enfermedad o ser su compañía aún en esta tierra y llenarlo de paz y de gozo, sanándolo de toda soledad y depresión y se suicida porque no sabe que le espera un sufrimiento eterno mucho mayor. Lo mismo sucede cuando la gente se mata por cualquier cosa o "causa" intrascendente. Es el deber de los maestros espirituales o de los predicadores y pastores enseñarles y advertirles de estas cosas y también es la responsabilidad de cada creyente que sabe estas cosas y no se las dice ni a sus seres más queridos. Dios va a juzgar estas cosas.

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