LECCIÓN 2 -Nueva vida necesaria-

En la lección anterior tratamos del hecho del nuevo nacimiento -una experiencia espiritual conmovedora que se verifica cuando uno recibe a Jesucristo como Señor y Salvador. Ahora queremos considerar la razón del nuevo nacimiento. ¿Por qué es necesario? ¿Por qué tuvo Dios que idear una bendición tan maravillosa para los humanos?

La contestación se halla en una palabra de sólo seis letras: P-E-C-A-D-O. El hecho de que hay PECADO en la vida del hombre es lo que hizo que la gracia de Dios ideara el plan de la salvación. La existencia del mal en el corazón humano es lo que hace necesario el nuevo nacimiento. Si el hombre fuera santo, no necesitaría la salvación. (Mateo 15).

Al tratar el tema del pecado, es sumamente importante mirarlo desde el punto de vista de Dios, mas bien que desde e1 nuestro. Dios es santo (Isaías 6:3). Es puro. Es bueno (Mateo 19:17). Odia el pecado (Romanos 1:18). Es justo (Salmo 11:7, Isaías 45:21). Es perfecto (Salmo 18:30). Nosotros, al contrario, estamos cegados por nuestros propios pecados. Tenemos prejuicios. Estimamos en poco el pecado. Así, un pecado a la vista de Dios es peor que mil a la nuestra. De la manera que no podemos conocer que una línea esta torcida si no la comparamos con una derecha, así no podemos ver el pecado como es en realidad si no lo comparamos con la santidad absoluta de Dios.

Pues a los ojos puros de Dios, el pecado es todo lo que sea menos que la perfección en pensamiento, palabra o hecho. Significa errar el blanco. No es sólo el hecho de hacer maldad, sino que incluye también el dejar de hacer lo que uno sabe que es bueno (Santiago 4:17), y hasta el pensar necedad (Proverbios 24:9). Para saber que es el pecado, Dios nos ha dado dos normas sobresalientes:

1. La Ley, o sea Los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17). Estos demandan en verdad la perfección absoluta. Seguirlos completamente significaría ser sin pecado. Por lo tanto son una expresión de la gloria de Dios -su entera santidad.

2. El Señor Jesucristo. El amado Hijo de Dios fue sin pecado. No conoció pecado (II Corintios 5:21). No hizo pecado (I Pedro 2:22). En el no hubo pecado (I Juan 3:5). Los Evangelios registran así la historia de la vida de una Persona sin pecado. En todo aquello en que nuestra vida no se conforma con la suya, somos pecadores.

"Todos pecaron"

A la luz santa de Dios, todos los hombres son pecadores. "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

Primero que todo, venimos a ser pecadores por nacimiento. Adán, el padre de la raza humana, pecó y por ese hecho todos sus hijos vinieron a ser pecadores. "Como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte paso a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12). Cuando nacen hijos a una familia pobre, heredan esta condición. Así el hombre nace a una familia pecaminosa y llega a poseer una naturaleza pecaminosa con una inclinación definida hacia el pecado (Salmos 58:3). Le es fácil hacer lo malo, y tiene que esforzarse para hacer lo bueno.

Luego, somos pecadores por la práctica (Eclesiastés 7:20).

Es lo que escogemos deliberada y personalmente. Nos gusta. Algunos, a la verdad, son pecadores más atroces y depravados que otros. No obstante, un solo pecado hace que uno sea pecador, y todos han pecado.

El Dr. Rolando Q. Leavell cuenta de un universitario de segundo año que le vino a ver. Como bien se sabe, los universitarios de segundo año se precian de ser muy sabios, aunque a la edad apenas están principiando a aprender. Este joven le dijo al Dr. Leavell, "Quisiera discutir el cristianismo con usted sobre una base intelectual. No me diga que soy pecador. Esa manera de pensar paso de moda con el arca de Noe. Discutámoslo sobre una base intelectual."

"Muy bien,” dijo el. Dr. Leavell. "¿Me permite que yo dirija la discusión?” Y el joven, demostrando no ser muy astuto dijo que sí.

Luego el Dr. Leavell le dijo, "Joven, ¿qué opina usted sobre 1a hipótesis documental de Wellhausen acerca de la paternidad literaria del Pentateuco? ¿Cree usted que lo escribió Alef, o Bet, Guímel, Dalet, He, a una combinaci6n de ellos?"

EI universitario le dijo: "Sabe usted que yo no había pensado mucho en eso."

Prosiguió el Dr. Leavell, "Pues, joven, ¿qué actitud sostiene hacia el relato de la partenogénesis de Cristo?"

Respondió: "No creo tener actitud en ese respecto."

Dijo el Dr. Leavell, "Usted sabe, por supuesto, que el Antiguo Testamento fue escrito mayormente en hebreo. Pero hay ciertos pasajes arameos que aparecen en el texto hebreo e influyen en la interpretación del contexto. Yo tomaré mi texto masorético y leeré el hebreo, y al llegar a un pasaje arameo le entregaré a usted la Biblia y usted me lo leerá y diré lo que quiera decir el arameo."

E1 joven dijo: "Me temo que no entendería nada."

Continuó el Dr. Leavell: “¿Qué le parecen los argumentos ontológ1cos, teleológicos, antropológicos y cosmológicos de la existencia de Dios?’

Respondió: "Pues, no había pensado mucho en ello”.

El Dr. Leavell dijo: “Le voy a preguntar una cosa más sobre la base intelectual. Si no puede contestar porque no entiende la pregunta, luego le voy a preguntar cosas que sí entiende y que seguramente puede contestar.”

“Muy bien”, dijo el joven.

“Pues, ¿cuáles son sus preferencias escatológicas, joven?” ¿Con premilenarias, promilenarias, amilenarias o postmilenarias?

“No creo tener ninguna”, contestó el joven.

Luego preguntó el Dr. Leavell: “Joven, ¿ha mentindo alguna vez? Esto lo entiende, verdad?

“Sí, lo entiendo," respondió e1 muchacho, he dicho unas pocas mentiras inocentes, pero no muchas malas.

El Dr. Leavell dijo: "A los ojos de Dios no hay mentiras inocentes. Todas son malas. Así que, a los ojos de Dios usted es un mentiroso. Joven, ¿ha robado alguna vez?”

“Bueno,” contestó, “cuando estaba en la escuela secundaria, falsifiqué algunos exámenes."

Le dijo el Dr. Leavell: “A los ojos de Dios, pues, usted es ladrón. Jove, ¿ha odiado usted a alguien alguna vez?”

E1 joven respondió ”Pues, sólo a algunos de mis profesores de 1a escuela secundaria."

"La Biblia dice que el odio puede igualar al homicidio. Por lo tanto a los ojos de Dios usted es homicida. Ahora, ¿qué ve Dios al mirarle a usted? Primero, ve un mentiroso; segundo, ve un ladrón; y en tercer lugar, ve un homicida. ¿Todavía cree usted que la doctrina del pecado ya paso de moda?

“No," admiti6 el joven.

Entonces dijo el Dr. Leavell: "¿No le parece que debe arrodillarse y pedir a Dios que le perdone el pecado, y al Señor Jesucristo que entre en su corazón?”

"E1 joven cayó de rodillas con sinceridad de corazón confesando sus pecados. Pidió a1 Señor Jesucristo que entrara en su corazón, y cuando lo hizo, la gracia de Dios obró como lo hace siempre en e1 individuo que abre su corazón a Cristo. E1 Joven se convirtió en una nueva criatura en Cristo Jesús. Cuando se puso de pie dijo: "Dr. Leavell, si usted no me hubiera puesto en ridículo, nunca habría creído."

Ese joven es hoy un buen marido y padre de familia y un líder de su iglesia, un destacado evangélico laico. ¿Por qué? Porque dejó que la gracia de Dios obrara en su vida.

"El corazón es… perverso"

Algunos se consuelan diciendo que nunca han cometido ni homicidio ni robo. Puede ser verdad "técnicamente", pero lo que son es mucho peor que lo que han hecho. No hay pecado de que no son capaces. Hay por dentro una naturaleza mala y corrupta que es engañosa sobre todas las cosas y perversa. (Jeremías 17:9).

Luego debemos comprender que, desde el punto de vista de Dios, no somos pecadores únicamente, somos desesperadamente malos, Somos depravados en todo nuestro ser- en pensamiento, pa1abra y hechos. Somos culpables de quebrantar todos los mandamientos de Dios. La ley es como una cadena de diez eslabones. Cuando se rompe un eslabón, queda rota toda la cadena. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10), (Romanos 3:12).

Mas bien, Dios nos describe en términos muy claros como impíos, engañosos, malvados, enemigos, perdidos, malhechores, culpables, desagradecidos, viles, codiciosos y abominables. Y presenta una lista de algunos de los pecados de los hombres: inmundicia, irreverencia, inmoralidad, idolatría, hechicería, odio, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, incredulidad y mentiras (véase Gálatas 5:19-21).

En toda la literatura no se revela mas gráfica y fielmente la natura1eza pecaminosa del hombre que en Romanos 3:10-20

10. Como esta escrito: No hay justo, ni aun uno;

11. No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.

12. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

13. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios;

14. Su boca esta llena de maldición y de amargura.

15. Sus pies se apresuran para derramar sangre;

16. Quebranto y desventura hay en sus caminos;

17. Y no conocieron camino de paz.

18. No hay temor de Dios delante de sus ojos.

19. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

20. Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conoci­miento del pecado.

También se reveló el verdadero carácter del hombre en el Calvario, cuando las criaturas clavaron a su Creador a 1a cruz de un criminal y le miraron morir allí. (Mateo 27:35,36). La muerte del Hijo de Dios fue la consecuencia natural de su rechazo de el como su legitimo soberano.

El hombre es impotente… aparte de Dios

No solo esta el hombre sumida en la mina, miseria y vergüen­za, sino que es totalmente incapaz de hacer algo para mejorarse. Está sin Dios, y está también sin fuerzas (Romanos 5:6).

Por lo tanto, si se le deja al hombre que haga lo que pueda, perecerá eternamente como pecador. (Salmo 9:17). Si recibiera lo que merece, iría al infierno para siempre.

En otras palabras, Dios tiene que intervenir para que se salve el hombre de la condenación sin fin. Y es precisamente por esto que Dios ha provisto el milagro espiritual que se llama el nuevo nacimiento.

Cierto médico partero estaba moribundo, y llama a su pas­tor. Estaba profundamente preocupado porque sabía que no estaba listo para enfrentarse con Dios. Cuando llegó el pastor, el doctor le dijo: "Me estoy muriendo. Lo se. En alguna parte se me ha hablado del nuevo nacimiento. ¿Puede usted explicármelo?"

El pastor era algo liberal en su teología y dijo: "Es verdad que la Biblia habla de nacer de nuevo. Pero eso no es para hombres como usted. Ha llevado una vida admirable en la comunidad y no tiene por que temer."

El hombre respondió: "Ay, en lo profunda de mi corazón ten­go un sentimiento de culpa y condenación delante de Dios, y alga debo hacer." .

"Pero, señor, usted ha hecho buenas obras. Ha sido líder en la comunidad."

"Lo se. Pero ¿qué de este nacer de nuevo? De alguna manera creo que me podría ayudar."

"Pero usted es un hombre bueno y muy religioso."

Por fin el médico le mira y le dijo, "Sabe usted que he traído al mundo muchos niños, y muchas veces he mirada al recién nacido y me he dicho, "Aquel niñito tiene futuro, pero no tiene pasado." La Biblia habla de nacer de nuevo, y de alguna manera me parece que si pudiera apropiarme este nuevo nacimiento, podría tener un futuro sin pasado, y eso es lo que necesito.

Una aplicación personal

Ahora vayamos al terreno personal. ¿Es usted pecador? ¿Necesita nacer de nuevo y principiar una nueva vida? Hay una manera sencilla de saberlo. Lea y conteste las siguientes preguntas. Si usted tiene que contestar NO a cualquiera de ellas, es pecador. Si nunca ha confiado en Cristo como su Señor y Salvador, está perdido y necesita ser salvo. Examínese a sí mismo par medio de estas preguntas. No nos envíe las contestaciones.

Mi Respuesta

1. ¿Ama usted a Dios con todo el corazón, alma, fuerza y mente?

2. ¿Ama usted al prójimo como a sí mismo?

3. ¿Le gustaría que sus amigos conocieran el pensamiento más impuro que usted haya tenido?

4. ¿Ha conocido la codicia a la envidia?

5. ¿Es tan pura su vida cuando esta a solas como cuando esta con otros?

6. ¿Es tan limpia su vida cuando está afuera como cuando está en casa?

7. ¿Siempre ha hecho todo el bien que sabía que debía hacer?

8. ¿Puede decir honestamente: "Jamás he tornado en vano del nombre del Señor"?

9. En su vida, ¿nunca ha mentido?

10. ¿Es usted tan perfecto como el Señor Jesucristo?

Lección 2

En el espacio subrayado a la derecha escriba "Verdad" o "Falso" después de las siguientes declaraciones

  1. Dios odia el pecado.

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2. Nos es más fácil hacer bien que mal.

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3. Dios planeó la salvación a causa del hecho del pecado.

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4. EI pecado ha dejado su marca en toda nuestra vida y en nuestros pensamientos, palabras y hechos.

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5. La Biblia enseña que, si nos esforzamos lo suficiente, podemos vencer el pecado.

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En el espacio subrayado a la derecha escriba la letra de la contestaci6n correcta.

6. Debemos considerar el tema de nuestro pecado

a. solamente a base de la psicología

b. desde el punto de vista de Dios

c. como "error de la mente humana"

d. desde el punto de vista que el hombre es fundamental y esencialmente bueno

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7. La norma que Dios nos ha dado para medir el pecado es

a. la conciencia

b. las normas sociales a culturales

c. las normas éticas humanas

d. los Diez Mandamientos y el Señor Jesucristo

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8. La Biblia enseña que

a. todos somos pecadores por nacimiento y por práctica

b. algunos somos pecadores por nacimiento pero no por práctica

c. algunos somos pecadores por práctica pero no par nacimiento

d. ninguno es pecador

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9. La evaluación que Dios hace de cada uno es que somos

a. fundamentalmente buenos, pero propensos al error

b. desesperadamente malos

c. víctimas del ambiente y del temperamento que heredamos

d. tan terriblemente malos que no se nos puede redimir

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10. Según la Palabra de Dios

a. no hay justo, ni aun uno

b. no hay quien busque a Dios

c. no hay quien haga lo bueno, ni aun uno

d. se describen los hombres de todas las maneras arriba descritas

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