Las cicatrices que tienes por Jesús son tus medallas en el cielo.
Lo que sufriste por El y por salvar a sus hijos y por edificar su iglesia está anotado en el cielo y eso te capacita para recibir autoridad eterna, que te será otorgada cuando estés con tu verdadera familia celestial.
(Lucas 19:17)
El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.