Los cristianos debemos darnos cuenta de la grandeza de lo que Cristo hizo por nosotros:

Pagó la deuda de TODOS nuestros pecados en la cruz y nos hizo Herederos de Dios y Co-herederos con Cristo. Y todo esto lo hizo gratuitamente por su gracia, Dios nos dice “NO ME DEBES NADA” y además “QUIERO COMPARTIR TODA MI HERENCIA Y TODAS MIS COSAS CONTIGO”. Esto es algo tan maravilloso (pero real) que es muy difícil de entender en su plenitud por algún ser humano.

El nos ha perdonado una deuda que nos hubiera llevado a sufrir eternamente y nos ha dado su Reino constituyéndonos en Reyes y sacerdotes Para reinar en el futuro.

(Colosenses 2:13)

Y a vosotros, estando muertos en pecados…os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,

(Romanos 8:17)

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo.

(Apocalipsis 1:6)

y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

(Apocalipsis 5:9)

En el cielo dicen de Jesús… porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

(Apocalipsis 5:10)

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Debido a que Dios nos ha perdonado muchísimo (y nos ha dado muchísimo) sin merecer nada de esto, nuestro amor y gratitud hacia Dios deben ser muy grandes. Además El nos ha hechos sus hijos y nos ha dado exactamente la misma herencia que a Jesús el cual es heredero de TODO. Esto es tremendamente maravilloso y casi imposible de creer pero es la verdad. Esto nos debe hacer sumamente agradecidos a Dios, ser motivados a amarlo y servir en su Reino y para su Reino con todas nuestras fuerzas y ser muy generoso para con los demás, llevándoles estas mismas buenas noticias a ellos, para que puedan disfrutar eternamente junto con nosotros las infinitas riquezas de Dios.

(Hebreos 1:2)

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

(Judas 1:25)

al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

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