LOS FUNDAMENTOS DE LA VIDA CRISTIANA POR Bob Gordon

¡La forma de las cosas que han de venir!

Este manual está dividido en cincuenta partes como verás en la lista de Contenidos. Esto quiere decir que se puede completar en un año si es usado una vez a la semana. Cada unidad está dividida en cuatro secciones, según el patrón explicado abajo en términos generales, para que las cincuenta unidades sigan el mismo patrón a fin de hacer el estudio más fácil.

1. Escrituras clave: las Escrituras más pertinentes al tema de la unidad de enseñanza.

2. Entrada de información: divide la enseñanza principal en apartados apropiados.

3. Preguntas y puntos de discusión: diseñado para conseguir que el individuo o el grupo reflexione sobre la enseñanza.

4. Resumen y aplicación: una perspectiva global de enseñanza.

Cómo sacar el mayor provecho de este manual

A. Recomendaciones para individuos

1. Antes de empezar el manual hazte esta pregunta: “¿Realmente quiero ser un verdadero discípulo de Jesús?” Si es así, entonces es importante tomar este curso en serio y comprometerte a terminarlo.

2. Al final de este curso tendrás todo el conocimiento básico necesario para discipular a otros. Mira hacia adelante y a ti mismo cómo Dios desea que seas, y cómo puedes ser más fructífero en tu servicio para El. Resuelve crecer en tu madurez en Cristo.

3. No te dirijas al estudio con prisas. Busca en las Escrituras y contesta las preguntas, especialmente si estás estudiando este curso solo. Somete cada unidad de enseñanza al Señor en oración y pide a Dios que te hable por medio de ella. Medita sobre secciones pertinentes e intenta aplicar las verdades que has aprendido a tu vida cotidiana. Esto es cómo crecer en madurez como discípulo de Jesús.

4. Si estás estudiando este curso como parte de un grupo, resuelve ser una parte íntegra de ese grupo. La palabra “comunión” viene de la palabra griega “koinonia” que significa “compartir cosas en común”. Tu crecimiento como discípulo de Jesús será grandemente ayudado por el estímulo que otros pueden ser para ti. Aprende a confiar en ellos y luego comparte tu vida con ellos. Comparte con otros en el grupo las cosas que estás aprendiendo acerca de Dios y Su Palabra. De esta manera podrán experimentar juntos mucho de lo que estudien entre sí, de modo que la fe aumentará y crecerá en la madurez de ustedes en Cristo.

5. Como miembro de un grupo sacarás más provecho del curso leyendo y estudiando bien la unidad de enseñanza antes que el grupo se reúna. Esto te dará tiempo para meditar sobre las diversas verdades y empezar a aplicarlas a tu vida. Las preguntas que surjan entonces pueden ser discutidas y las verdades serán más fácilmente comprendidas cuando el líder del grupo progrese por la unidad de enseñanza como se sienta guiado por Dios.

B. Recomendaciones para líderes

1. Haz toda la unidad de enseñanza de antemano. Necesitas saber y comprender el material antes que puedas enseñar a otros de él. Anima al grupo también a que repasen el material antes que se reúnan.

2. Cada grupo estará en distintos niveles espiritualmente y tendrás que modificar tu método de acuerdo con esto. Ora antes de la reunión y pide a Dios que te enseñe cómo manejar el material. Acuérdate de orar al comienzo de la reunión, para someterla al Señor y pedir Su ayuda mientras la continúas.

3. El material en este manual ha sido cuidadosamente recopilado. Ha sido diseñado primero para echar los fundamentos básicos y luego edificar la verdad pertinente encima de estos de una manera sistemática. Es importante entonces que no te desvíes demasiado del material.

4. Cuando sea posible introduce ilustraciones adicionales y aplicaciones sacadas de tu propia experiencia. Tú conoces tu escena local y lo que será apropiado para tu grupo. Sé abierto y sensible al Espíritu Santo en todo momento.

5. No prediques al grupo todo el tiempo que estén reunidos porque es importante que los miembros del grupo participen en la reunión. Anima el compartir y la discusión pero no permitas que los miembros fuertes del grupo acaparen la reunión. Haz hablar incluso a los miembros más callados, si es posible, para que todas las personas en el grupo contribuyan en algo. Ten el corazón de un pastor; sé sensible a las personas en el grupo y siempre edifícales.

6. Se recomienda que la reunión semanal dure entre una y media y dos horas; y recuerda, empieza tu reunión a la hora exacta. Cada unidad de enseñanza debería durar aproximadamente una hora para completarse. Esto dejará tiempo para que cada persona agradezca al Señor por lo que ha hecho durante la semana anterior, cómo le ha ayudado a vivir en lo bueno de lo que ha aprendido en semanas previas y para compartir necesidades de oración. Orad los unos por los otros según esas necesidades… Un tiempo de alabanza y adoración es una inclusión valiosa en la reunión, pero asegúrate de que esté bien preparado, bien llevado, no demasiado largo, y no sólo una rutina. Deja algo de tiempo durante la reunión semanal para café y para compartir juntos.

7. En algunos casos puedes sentir que la enseñanza está dando con un área que es vital para el grupo y por tanto puede que decidas extender la unidad de enseñanza sobre dos semanas o más. Si haces esto, recuerda dividir las preguntas y puntos de discusión al final de la unidad de enseñanza para que sean relacionados con la enseñanza de esa semana.

8. Asegúrate de que todos los miembros del grupo tengan acceso a una nueva versión internacional de la Biblia. También ayudará si, además, tú como líder tienes una Biblia, versión Reina Valera.

9. Anima las relaciones sociales entre los miembros de tu grupo, incluso fuera del tiempo de reunión semanal, para que los miembros del mismo lleguen a conocerse y a confiar los unos en los otros. Deberían empezar a formar una unidad juntos y ser capaces de ayudarse y animarse mutuamente.

10. La meta final de este manual es conseguir que tu grupo sea capaz de discipular a otros ellos mismos, por tanto, espera ver una creciente madurez en Cristo y anima esto siempre que sea posible.

Ten en cuenta que la mente humana retendrá’:

10% de lo que se oye.

20 % de lo que se ve.

50% de lo que se discute.

90 % de lo que se participa.

NOTA: Los cristianos pueden encontrar que una parte del material de este libro es enseñanza que ya han aprendido antes. Estas secciones no deberían ser ignoradas ni encubiertas. Necesitamos estas secciones con el deseo de comprender la enseñanza lo suficiente como para pasarla a otros.

SECCIÓN A. COMO LLEGAR A SER UN DISCÍPULO.

SECCION A

Cómo llegar a ser un discípulo
1. ¿Qué es un discípulo?  
2. El discipulado: Importancia y costo  
3. ¿Qué es el pecado?  
4. Arrepentimiento: Cómo hacer frente al pecado  
5. La sangre de Jesús  
6. Fe para salvación  
7. Quiénes somos en Cristo  
8. Perdón y conciencia limpia  
9. Adopción como hijos  
10. La paternidad de Dios  
11. La Persona y la obra del Espíritu Santo  
12 Todos los creyentes han de ser llenos del Espíritu Santo  

1. ¿Qué es un discípulo?

a) Escrituras clave

1 Pedro 2:21 Lucas 6:40

Juan 8: 31-32 Colosenses 3:17

2 Timoteo 2:2 1 Juan 2:6

b) Definición

La palabra discípulo en griego es “mathetes” que significa “uno que aprende instrucción de otro”. Se usaba en el mundo secular griego para el aprendizaje de un artesano. Un discípulo no era solamente un alumno sino un adherido, por eso se hablaba de ellos como imitadores de sus maestros.

Todo cristiano es llamado a ser discípulo de Jesús y esto significa que seguirá a Jesús y pondrá las declaraciones de Jesús primero en su vida, no importa lo que le cueste a sí mismo. De modo que un discípulo cristiano es una persona que está determinada a seguir a Jesucristo, con el deseo de aprender de El y vivir según su ejemplo.

c) Cinco principios básicos

1. Un discípulo es una persona que vive continuamente según la Palabra de Jesús. No son personas que siguen sólo ocasionalmente las palabras del Maestro, sino personas que se comprometen a llevar hasta el fin sus enseñanzas de una manera disciplinada y confiada. Jesús es nuestro Maestro. El nos hablará palabras vivas diariamente a través del Espíritu Santo. Lo que necesitamos hacer nosotros es vivir en nuestra vida diaria los mandamientos, enseñanzas y ejemplos que ya nos ha dado. El pensamiento principal detrás del discipulado no es uno de inspiración sino de instrucción. Debemos poner en práctica lo que nos ha sido revelado hacer por la Palabra de Dios. Necesitamos los fundamentos estables de la obediencia a la Palabra de Dios como la base de nuestro discipulado, si no estaremos a merced de toda noción o sentimiento subjetivo que venga.

2. Un discípulo es una persona qué confía su vida completamente al Señor. Esta confianza debería ser total, mas no es sólo un compromiso con cualquiera, sino con un Maestro amoroso que no tiene interés en sí mismo, sino que se preocupa por nuestro bienestar y crecimiento total en Dios. Jesús tiene el derecho de exigir este cometido porque entregó su vida por nosotros. Jesús está totalmente comprometido con nosotros y quiere el mismo compromiso como respuesta. Quiere que confiemos en El a cada paso, mientras El lleva nuestra vida y la moldea según su voluntad (Mateo 6:24; Juan 10:1-18)

3. Un discípulo es uno que vive una relación fructífera con Jesús (Juan 15:4-5). Waylon Moore escribe: “Nuestra unión con Cristo hace posible una vida a través de la cual otros pueden ser salvos. Cuando un árbol está tan lleno de savia que ya no la puede aguantar, ¡el resultado es el fruto! Cuando un cristiano está lleno de Cristo, otros lo ven y oyen sobre El y entonces son renacidos espiritualmente en el Reino de Dios. Así los nuevos creyentes son uno de los frutos del discipulado”. Sin esta clase de productividad en nuestra vida, el Reino de Dios no se expandirá y el cuerpo de Cristo no crecerá.

4. Un discípulo es uno que está comprometido con un amor incondicional y de sacrificio por otros (Juan 13:34-35). Este no es ningún amor humano ordinario sino el amor que Dios ha demostrado hacia nosotros. Es un amor desinteresado que no busca ganancia para estimular su acción. La palabra griega para este amor es “ágape” que significa “amor desinteresado”, donde Dios y los demás son más importantes para nosotros que nuestros propios deseos egoístas.

5. Un discípulo es uno que está dedicado al cumplimiento de la comisión de Cristo (Mateo 28:18-20). La meta de nuestro discipulado debería ser la de ganar otros discípulos, no sólo convertidos. Los convertidos pueden cambiar sus mentes, pero los discípulos siguen a su Maestro.

d) Un discípulo es una persona muy privilegiada

– Es llamado y escogido por Dios (Efesios 1:4-5).

– Jesús es su Salvador; murió en la cruz para que sus pecados pudieran ser perdonados, haciéndole aceptable a Dios (Romanos 5:8).

– Dios es su Padre, con el que tiene una relación personal, por tanto es un hijo de Dios y es del Reino de Dios (Gálatas 4:6-7).

– Le ha sido dada vida eterna (Juan 3:16).

– El Espíritu Santo vive en él, dándole poder para testificar de su vida nueva en Cristo (Hechos 1:8). Tiene paz con Dios (Romanos 5:1).

– Nada puede separarle del amor de Dios (Romanos 8:39).

e) Un discípulo tiene responsabilidad

“¿Qué haría Jesús?” Aquellos que quieran tomar su discipulado seriamente se harán esta pregunta, y otras similares, en toda situación que se presente ante ellos. Esto es un pacto o acuerdo que todo cristiano necesita hacer entre él y Jesús (1 Juan 2:6). Cuando estés perplejo pide al Espíritu Santo que te enseñe lo que haría Jesús en tu lugar. Te contestará, si genuinamente quieres saber lo que a El le agrada. Tal como tu conocimiento de la enseñanza y acciones de Jesús aumenta mientras lees la Palabra de Dios, también aumentará tu habilidad de saber lo que haría Jesús en cualquier situación.

(I) Toma una decisión firme

Un discípulo necesita tomar una decisión firme de hacer lo que haría Jesús, de otra forma se conformará con menos de lo mejor de Dios para él y continuará entristeciendo a su Señor.

– Nuestra decisión de seguir a Jesús no es una respuesta emocional al evangelio sino un acto categórico de la voluntad. Las decisiones no realizadas en la vida real son de poco valor.

– Habrá momentos en los que necesitarás someter algunas decisiones importantes a los que están en autoridad espiritual sobre ti. Si genuinamente quieres la voluntad de Dios en tu vida no necesitas temer el hacerlo. Los discípulos no han de actuar en independencia, sino que han de ser personalmente responsables ante el Señor por sus acciones.

(II) Algunos de los beneficios

Habrá cambios para bien en tu actitud hacia la gente, el dinero, los negocios y la responsabilidad social.

– Experimentarás la refinación o purificación de tu vida, para que muchos pensamientos, actitudes y acciones negativas, que sean inconsecuentes con la vida de Jesús sean quitados.

– Jesús no actuaría en incredulidad. Cuando deseas actuar como El, te dará la fe para hacerlo. Cuando sea necesario puedes confesar tus dudas y pedir su perdón y fe.

– El amor gobernará tus acciones, palabras y actitudes. Te volverás más dispuesto a perdonar; tendrás mayor compasión por los necesitados y te preocuparás más por los perdidos.

– Heredamos todo lo que Cristo hereda de Dios. Si estamos dispuestos a compartir sus padecimientos, también compartiremos su Gloria (Romanos 8:17). Incluso cuando la obediencia resulta costosa, no serás el perdedor, porque Dios siempre devolverá muchísimo más que lo que le es dado; tanto en esta vida como eternamente en el cielo (Lucas 6:38; Juan 10:10).

– Se realizarán cambios en algunos de tus hábitos viejos porque el Señor quiere ver estos cambios en ti. Sométete voluntariamente a esos cambios, y resiste la tentación de volver a los hábitos viejos y así comprometer tu discipulado (Colosenses 3:17).

– Si tomas tu discipulado en serio estarás buscando primero el reino de Dios y su justicia. Puedes tener confianza en que Dios guardará su promesa y proveerá para toda necesidad, como lo hizo con Jesús (Mateo 6:33).

f) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Deberíamos vivir como nosotros queremos, o como Dios quiere en cada situación? (2 Corintios 5:15).

2. ¿Quién es nuestro guía en las cosas de Cristo Jesús? (Juan 16-13-14).

3. ¿Qué clase de cosas hará cualquiera que tiene fe en Jesús? (Juan 14:12-14).

4. ¿Podemos aprender algo sobre el amor, de la entrega por Dios de su hijo Jesús (1 Juan 4:10-11), y cómo nosotros como discípulos permanecemos en su amor? (Juan 15:9-14).

5. ¿Cuáles son los dos mandamientos principales de Dios? (Mateo 22:37-39).

6. ¿Cómo podemos nosotros, como discípulos, vivir nuestra vida cotidiana manifestando el amor “ágape” hacia Dios y los demás como Dios lo requiere? (Romanos 5:5).

7. Cuando las cosas se ponen difíciles, ¿podemos relajarnos un poco hasta que podamos hacer frente a la vida otra vez? (Lucas 9:62). Si no, ¿por qué tantos cristianos lo hacen?

g) Resumen y Aplicación.

1. Necesitamos estar totalmente comprometidos con Jesús, haciéndole nuestro Señor. Esto significa que no le diremos “No” cuando nos pida que hagamos algo por El.

2. Todo discípulo de Jesús debería hacerse esta pregunta: “¿Qué haría Jesús en esta situación?”

3. Necesitamos vivir continuamente en la Palabra de Dios como discípulos suyos para que le conozcamos mejor, y luego tendremos mayor habilidad para saber lo que haría Jesús en cada situación.

4. Necesitamos ver a Dios como nuestro Maestro amoroso que quiere sólo nuestro bien.

5. Necesitamos amar y servir a Dios primeramente, a los demás en segundo lugar, y por último a nosotros mismos.

2. El discipulado: Importancia y costo

a) Escrituras clave

Juan 15:16 Lucas 14:26-35
Mateo 28:18-20

Lucas 9:23

Mateo 10:37-39

b) ¿Por qué el discipulado?

(1) Jesús demostró la importancia del discipulado al hacer del entrenamiento de los doce discípulos una prioridad durante los tres años y medio de su ministerio público en la tierra.

(II) Jesús comisionó a Sus seguidores a entrenar discípulos porque pretendía “fruto duradero”.

(III) El discipulado es el mejor método para alcanzar nuestro mundo para Dios. El impacto que los doce discípulos de Jesús y Pablo tuvieron en el mundo nos demuestra el valor del discipulado. Un número pequeño de discípulos comprometidos, que han sido bien entrenados, alcanzarán mucho más para Dios que números grandes de conversos que carecen de profundidad espiritual. El discipulado es la estrategia escogida por Dios para alcanzar al mundo. Si un discípulo llevase a una sola persona a Cristo, y emplease todo un año para entrenarle, y al año siguiente ambos discípulo y maestro, hicieron un discípulo nuevo cada uno de ellos, y al próximo año estos cuatro hicieron cuatro más (uno cada uno), en unos treinta y dos años toda la población del mundo sería salva, según las matemáticas.

(IV) El resultado final son cristianos espiritualmente maduros. La madurez no viene automáticamente con el paso de los años y el aumento del conocimiento y experiencia, sino que es el resultado de un crecimiento espiritual gradual a base de obediencia a Cristo Jesús y su Palabra.

e) Siete señales de madurez espiritual

I) Ser fructíferos en nuestro servicio para Dios (Mateo 25:14-30).

(II) Una actitud humilde y voluntad de servir a los demás (Juan 13:12-17).

(III) Un nivel de excelencia en nuestra vida en general (2 Corintios 13:11).

(IV) Una relación cercana con Jesús (Gálatas 2:20).

(V) El fruto del Espíritu manifestado en nuestra vida (Gálatas 5:22-23).

(VI) Un caminar estable, consecuente y santo, ante Dios y el hombre (Efesios 4:11-16).

(VII) Un conocimiento sólido de la Palabra de Dios y, como resultado, discernimiento. (Hebreos 5:13-6:2), NOTA: Esto se puede resumir como “semejanza a Cristo” (1 Juan 2:6).

d) La necesidad de madurez espiritual

(1) El crecimiento hasta la madurez en Cristo es lo que la Biblia sugiere que se espera de todos los cristianos (Efesios 4:11-16).

(II) Sin madurez no puede haber liderazgo, y los líderes son necesarios para que la iglesia crezca, porque son los pastores del rebaño de Dios (1 Pedro 5:1-3).

(III) Solamente los cristianos maduros podrán mantenerse firmes con eficacia contra el diablo y los poderes de las tinieblas, y esto es lo que Dios quiere que hagamos (Mateo 12:29).

(IV) Solamente los cristianos maduros tienen un impacto duradero para Dios en el mundo de hoy.

(V) Es solamente el discípulo maduro quien, a través de su ejemplo amoroso, es capaz de transmitir el carácter de Jesús al mundo.

e) Recuerda

Ganar conversos añade números de creyentes nacidos de nuevo, pero el discipulado hace discípulos que son reproductores maduros que en su turno multiplicarán los números de creyentes-discípulos nacidos de nuevo.

f) El costo de ser un discípulo verdadero

El discipulado es un asunto muy serio. Es algo costoso; así es como Jesús mismo lo veía. ¡No empezó ofreciendo a sus discípulos un mar de rosas! Dejó absolutamente claro desde el principio lo que implicaba. Para ser un discípulo de Jesús necesitamos llevar nuestra propia cruz y seguir a Jesús (Lucas 14:27). Necesitamos dar toda nuestra vida y todo lo que tenemos a Dios, para que lo use de acuerdo con su voluntad.

g) Muchos se han conformado con menos

Muchos cristianos se han conformado con una forma de discipulado que no se parece mucho a las enseñanzas y expectaciones de Jesús. Sus palabras son muchas veces comprometidas por conveniencia o para evitar costo personal. Como resultado, muchos cristianos dejan de ser los testigos que Dios quiere que sean, y la iglesia es considerada débil, ineficaz o irrelevante. Los hijos de Dios han de mostrar al mundo la presencia transformadora de Jesús en sus vidas. Incluso dentro de la iglesia muchos cristianos encuentran el mínimo denominador común y se acomodan allí, esto es, que siguen a la persona peor o menos efectiva. Dios quiere que imitemos a sus mejores personas y en última instancia a Jesús mismo (1 Corintios 11:1).

h) Contar el costo

Dios llama a sus hijos a enfrentarse con las verdaderas implicaciones de un discipulado personal, a ser fieles y obedientes al Señor, cueste lo que les cueste. Por amor a Jesús, están dispuestos a aplicar sus valores a sus vidas. Un discipulado sin costo no es un discipulado verdadero. Los cristianos son llamados a negarse a sí mismos y tomar su cruz diariamente para poder seguir a Cristo Jesús. Su cruz no es una carga impuesta a ellos, sino algo que emprenden voluntariamente por amor del evangelio. Dios tiene el primer lugar en sus vidas, antes de considerarse a sí mismos o incluso a los demás: Su voluntad tiene preferencia sobre cualquier otra cosa. Poner a Dios primero es lo mejor, tanto para los discípulos como para todos sus amados. Como Jesús exigió un precio tan alto por el discipulado, desafió a todos a contar el costo primero (Lucas 9:57-62; Juan 6:60-66; Marcos 10:17-31). En vista del alto precio del discipulado que Jesús requería, no es sorprendente que terminara con pocos seguidores profundamente comprometidos: pero aquellos pocos fueron suficientes para cambiar el mundo.

i) El verdadero discipulado nos costará todo

(1) Vivir como discípulo no es una opción extra, sino el compromiso normal del cristiano que Jesús espera de todos sus seguidores.

(II) Un discípulo verdadero seda cuenta y acepta que Jesús merece en justicia ser el Señor de su vida entera. (Juan 13:13).

(III) Un discípulo verdadero es una persona que ha creído las palabras de Cristo y ha comprometido su vida a Cristo Jesús.

(IV) Es importante darse cuenta de que los discípulos de Jesús no pueden ser poco entusiastas o mediocres en nada que hagan, porque han de seguir a Jesús, y El vivió y murió por los principios del Reino de Dios.

j) Cinco precondiciones básicas para el discipulado bíblico

(I) Fidelidad

Sólo gente fiel o de confianza está plenamente calificada para el entrenamiento del discipulado.

(II)Amar a Jesús y ponerle a El primero

Esto significa vivir una vida de acuerdo con su voluntad, es decir obediencia.

(III) Voluntad de darnos a nosotros mismos, en sacrificio

Crecer en madurez espiritual exigirá sacrificios de tiempo, fuerza y a veces incluso relaciones. Dios tiene un programa de discipulado personal para cada uno de nosotros. Quiere que entreguemos nuestra vida a este programa para que seamos transformados en la imagen de su Hijo Jesús (Filipenses 2:13; 2 Corintios 9:8; 1 Tesalonicenses 5:23-24).

(IV) El hambre espiritual

Esto implica un deseo real de crecer espiritualmente y ser usado por Dios.

(V) Una actitud educable

La cual se demuestra cuando estamos dispuestos a someternos a la autoridad de la Palabra de Dios y a líderes espirituales que han sido impuestos por Dios sobre nosotros.

k) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Tuvo Jesús impacto a través de sus discípulos? ¿Por qué?

2. ¿Por qué debemos aspirar a la madurez espiritual? (Colosenses 1:28).

3. ¿Qué es la semejanza a Cristo? (Romanos 8:29).

4. ¿Qué significa tomar tu cruz? (Mateo 16:24-25).

5. ¿Por qué a la iglesia se le considera débil, inefectiva, o irrelevante? Discútelo.

6. ¿Deberíamos contar el costo de ser discípulos de Jesús? (Lucas 14:25-35).

7. ¿Merece Jesús ser hecho Señor de tu vida entera? (Colosenses 1:15-20).

8. ¿Qué tipo de personas está buscando Jesús para que le sirvan? (Lucas 16:10-12; Mateo 25:14-30).

9. ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? (Mateo 16:26-27) Discútelo.

10. ¿Cómo salvamos nuestra vida, según Mateo 16:24-25 y 1 Juan 5:12?

11. ¿Dónde estará tu corazón? (Lucas 12:32-34).

12. ¿Qué necesitarías cambiar en tu vida si siguieses a Jesús como un verdadero discípulo? Discútelo.

I) Resumen y aplicación

1. ¡Jesús hizo del discipulado una prioridad, y nosotros también deberíamos hacerlo!

2. El discipulado es la estrategia escogida por Dios para llegar al mundo.

3. Los cristianos espiritualmente maduros deberían ser el resultado final del discipulado.

4. Necesitamos tomar una decisión firme de seguir a Jesús y no conformarnos con menos. Seguir a Jesús es seguir el mismo camino que El, y nos avisó que sería costoso. Jesús dijo que nos costaría todo.

5. Los hijos de Dios deberían mostrar a Jesús al mundo y ser transformados a Su imagen.

6. Como discípulos deberíamos ser educables, fieles, espiritualmente hambrientos, y sacrificar todo por nuestro amor a Jesús.

7. A la naturaleza humana no le gusta la obediencia, tampoco le gusta enfrentarse con el costo. Es fácil conformarse con un nivel de discipulado aceptable a nosotros e imaginarlo aceptable a Dios.

3. ¿Qué es el pecado?

a) Escrituras clave

Romanos 3:23

Romanos 6:23

Isaías 59:2

b) Introducción

Pecar es hacer algo que desagrada a Dios. Toda persona nacida en el mundo es un pecador. Incluso el bebé más hermoso y de apariencia inocente inevitablemente pecaría, porque no es la primera acción pecadora lo que hace del niño un pecador, sino que el niño comete el pecado porque expresa la naturaleza pecadora con la cual nace (Salmo 51:5). La vida natural es pecadora porque se centra en uno mismo en vez de en Dios. Los deseos e intenciones de un niño se centran en sí mismo. Está determinado a agradarse a sí mismo y a tener sus deseos cumplidos. La esencia del problema es, que por naturaleza, queremos agradarnos a nosotros mismos. Cuando actuamos con naturalidad, como resultado de la naturaleza egoísta con la cual nacemos, inevitablemente pecamos y desagradamos a Dios (Romanos 3:23). El pecado no sólo desagrada a Dios sino que también separa a las personas que El ha creado, de la gloria que El pretende para ellos. Esto demuestra la naturaleza destructiva del pecado. El pecado separa al hombre de Dios. Los pecadores están enajenados de El, no le conocen, tampoco pueden disfrutar de comunión con El. Desde el nacimiento cada uno está separado de Dios. Si esto no fuera así todo hombre, mujer y niño conocería a Dios de forma natural. ¡Por supuesto esto no es así!

c) Algunas consecuencias del pecado

– Entristece a Dios (Génesis 6:5-7).

– Trae culpabilidad (Salmo 51:3-4).

– Trae separación de Dios (Isaías 59:1-2). Trae juicio y castigo eterno (Mateo 25:46).

– Esclaviza (Romanos 6:17).

– Causa ceguera espiritual (2 Corintios 4:4).

– Causa muerte espiritual (Efesios 2:1).

– Trae falta de esperanza (Efesios 2:12).

– Corrompe (Tito 1:15).

– Condena (Santiago 5:12).

d) Las palabras bíblicas para el pecado

La Biblia usa más de una palabra para describir esta experiencia universal de la separación y enajenamiento del hombre, de Dios. Las palabras utilizadas pueden ser clasificadas en cuatro secciones principales.

(I) Desviación de una norma o pauta

Chatth: no acertar o equivocarse (Jueces 20:16; Salmo 51:4).

Avon: torcer o pervertir, es decir, hacer lo incorrecto deliberadamente aun conociendo lo correcto (Job 33:27).

Shagah: extraviarse o errar (Job 19:4; Levítico 4:13).

Parabasis (N.T.):desviarse bruscamente de una línea recta, es decir, traspasar un límite (Romanos 4:15; Gálatas 3:19).

Hamartia (N.T):no acertar (Mateo 1:21; Romanos 6:23).

Paraptoma (NT): allanar, dar un paso falso en lugar de uno verdadero, o caerse de un camino (Colosenses 2:13; Efesios 2:5).

(II)Descripción de un estado

Es un estado fijo en que los hombres están atrapados.

Rasha: a menudo traducido “malo” o “impío” (Salmo 1:6; Salmo 37:28).

Asham: ofender o ser culpable (Génesis 26:10; Levítico 5:15-16, usado para una ofrenda por culpa).

(III) Rebelión deliberada

Este es un estado en el que la gente siente que puede arreglárselas sin Dios, es decir, en orgullo la gente declara su independencia de Dios.

Persha: amenazar a Dios con el puño (Isaías 1:2; 1 Reyes 12:19). Anomia (N.T): desorden o rebelión (2 Corintios 6:14; 1 Juan 3:4).

(IV) Acciones o actitudes intrincadas

Marah: ser contencioso, revoltoso o terco (Salmo 78:8).

Marad: rebelarse (Números 14:9).

Rada: ser pernicioso o malo, es decir, un acto específico de maldad (Génesis 19:7).

(Nótese: La idea misma del pecado lleva consigo la realidad de algo que ha sido perdido, desviado o roto. Nos enajena o separa de un Dios amoroso. Causa problemas entre los hombres y por último desbarata al hombre en sí mismo.)

e) Nuestra respuesta

Todo el mundo es responsable de su propio pecado (Romanos 14:12). Todos hemos pecado y hemos preferido el egoísmo a amar a Dios ante todo. Dios quiere que nos alejemos del pecado y que vivamos (Ezequiel 18:20-23). El hombre escogió pecar contra el deseo de Dios. Dios conocía las consecuencias de aquella decisión, pero dio al hombre el derecho de escoger. Hoy en día todavía tenemos una elección, o bien permanecer en nuestro pecado y por tanto continuar en nuestra separación de Dios, o bien aceptar a Jesús como nuestro Salvador y Señor. Jesús sacrificó Su vida para que podamos ser salvos de la culpabilidad, las consecuencias y el poder del pecado. Dios no puede tener una relación con una persona que haya pecado aunque sea una sola vez, porque es santo. Ha proveído un camino para que nuestro pecado sea aniquilado y quitado. Si tomamos este camino, entonces Dios puede venir y volver a tener una relación con nosotros. Esto es para lo que nosotros, como seres humanos, fuimos creados. Es por lo que nuestros corazones se sienten vacíos cuando no tenemos relación con el único Dios verdadero.

Dios quiere que le conozcamos, que conozcamos Su voluntad para nosotros y, por amor a El, ser preparados para realizar el propósito que tiene para nosotros. Quiere que seamos parte de su Reino y que nos convirtamos en hijos suyos. Primero, nuestros pecados deben ser perdonados. Segundo, la naturaleza pecaminosa con la cual nacimos debe ser matada y debemos nacer de nuevo (Juan 3:5-7), entonces tendremos una naturaleza nueva y podremos conocer a Dios y disfrutar de comunión con El.

f) Preguntas y puntos de discusión

1. “No acertar” es una buena definición de la palabra “pecado”. Discútelo.

2. ¿Cuál es la consecuencia universal del pecado? (Isaías 59:1-2).

3. ¿Por qué dio Dios al hombre libre albedrío, si sabía que el hombre pecaría y por tanto estaría separado de El?

4. ¿Qué le pasó a Adán cuando pecó?

5. ¿Cuál fue el resultado del pecado de Adán para el resto de la humanidad (qué son los hijos de Adán)? 6. ¿Por qué es la culpabilidad un gran problema para la mayoría de la gente? 7. ¿Por qué la mayoría de la gente no reconoce que está desagradando a Dios?

g) Resumen y aplicación

1. Toda la gente nace con una naturaleza pecaminosa.

2. Como humanos nuestra predisposición natural es hacia las cosas que desagradan a Dios.

3. Todo el mundo es responsable y tendrá que rendir cuentas por sus propios pecados.

4. Dios el Padre mandó a Jesús para llevar nuestro pecado en sí mismo.

5. Para valernos de la obra de Jesús necesitamos pedir a Dios que nos perdone por todo lo que hemos hecho que le desagrada y aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

4. Arrepentimiento: Cómo hacer frente al pecado

a) Escrituras clave

Hechos 2:38-39

Lucas 15:7-10

Ezequiel 18:30-32

b) Introducción

Para convertirse en cristiano, o hijo de Dios, el primer paso necesario es arrepentirse. Mirar el griego y hebreo originales nos da más comprensión del significado de esta palabra. La palabra griega traducida por “arrepenti­miento” es “metan oía” la cual significa tener otra opinión, o cambiar de curso después de una mayor comprensión (Mateo 4:17; Marcos 1:15). Una de las palabras hebreas traducida como “arrepentimiento” es “sub.” que significa “volver atrás”; es decir, cambiar de sentido en nuestro experimentar (1 Reyes 8:47; Ezequiel 14:6). Hoy día, la palabra “arrepentimiento” ha llegado a significar sencillamente sentir pena por lo que hemos hecho, o lamentar algo, pero como se puede ver, en términos bíblicos tiene un significado más profundo que este. Arrepentirse es el primer movimiento del discipulado.

c) ¿Cuál es el, arrepentimiento verdadero?

Es un cambio de sentido completo en pensamiento y acción.

(I) Nosotros cambiamos nuestro pensamiento

Existe una nueva perspectiva de la naturaleza, horror y consecuencia del pecado. Existe un reconocimiento de que lo que somos en nosotros mismos es profundamente aborrecible a un Dios santo.

(II) Nosotros cambiamos nuestras acciones

Nos volvemos hacia Dios desde nuestra desobediencia, egoísmo y rebelión. Nos apartamos del pecado y sometemos nuestra vida a Dios y hacemos a Jesús nuestro Señor.

Es nuestra responsabilidad el arrepentimos. Todos hemos pecado y, por tanto, todos tenemos la necesidad de aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestro pecado y nos llevó de nuevo a una relación con Dios, pero nosotros tenemos que arrepentimos de nuestros pecados y luego vivir con Jesús como nuestro Señor. Dios no puede hacer nada más, el resto es asunto nuestro.

d) Tres elementos importantes en el arrepentimiento

(1) El arrepentimiento es cognoscitivo

Esto significa muy sencillamente que hay algo que tiene que ser comprendido. El arrepentimiento envuelve el reconocimiento de nuestro pecado y su horror a los ojos de un Dios santo. Dios quiere que veamos nuestro pecado y que lo comparemos con su santidad. Dios quiere que veamos dónde estamos ante El. Quiere que le entreguemos nuestra vida en sus manos y que dejemos al Espíritu Santo mostramos estas cosas, en especial mientras leemos la Palabra de Dios.

4. Arrepentimiento: Cómo hacer frente al pecado

a) Escrituras clave

Hechos 2:38-39

Lucas 15:7-10

Ezequiel 18:30-32

b) Introducción

Para convertirse en cristiano, o hijo de Dios, el primer paso necesario es arrepentirse. Mirar el griego y hebreo originales nos da más comprensión del significado de esta palabra. La palabra griega traducida por “arrepenti­miento” es “metan oía” la cual significa tener otra opinión, o cambiar de curso después de una mayor comprensión (Mateo 4:17; Marcos 1:15). Una de las palabras hebreas traducida como “arrepentimiento” es “sub.” que significa “volver atrás”; es decir, cambiar de sentido en nuestro experimentar (1 Reyes 8:47; Ezequiel 14:6). Hoy día, la palabra “arrepentimiento” ha llegado a significar sencillamente sentir pena por lo que hemos hecho, o lamentar algo, pero como se puede ver, en términos bíblicos tiene un significado más profundo que este. Arrepentirse es el primer movimiento del discipulado.

c) ¿Cuál es el, arrepentimiento verdadero?

Es un cambio de sentido completo en pensamiento y acción.

(I) Nosotros cambiamos nuestro pensamiento

Existe una nueva perspectiva de la naturaleza, horror y consecuencia del pecado. Existe un reconocimiento de que lo que somos en nosotros mismos es profundamente aborrecible a un Dios santo.

(II) Nosotros cambiamos nuestras acciones

Nos volvemos hacia Dios desde nuestra desobediencia, egoísmo y rebelión. Nos apartamos del pecado y sometemos nuestra vida a Dios y hacemos a Jesús nuestro Señor.

Es nuestra responsabilidad el arrepentimos. Todos hemos pecado y, por tanto, todos tenemos la necesidad de aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestro pecado y nos llevó de nuevo a una relación con Dios, pero nosotros tenemos que arrepentimos de nuestros pecados y luego vivir con Jesús como nuestro Señor. Dios no puede hacer nada más, el resto es asunto nuestro.

d) Tres elementos importantes en el arrepentimiento

(1) El arrepentimiento es cognoscitivo

Esto significa muy sencillamente que hay algo que tiene que ser comprendido. El arrepentimiento envuelve el reconocimiento de nuestro pecado y su horror a los ojos de un Dios santo. Dios quiere que veamos nuestro pecado y que lo comparemos con su santidad. Dios quiere que veamos dónde estamos ante El. Quiere que le entreguemos nuestra vida en sus manos y que dejemos al Espíritu Santo mostramos estas cosas, en especial mientras leemos la Palabra de Dios.

(II) El arrepentimiento es emocional

Si verdaderamente reconocemos nuestro estado ante Dios tendremos una poderosa reacción emocional (Isaías 6:5). Envolverá un sentido profundo de ofensa y lamentación (Salmos 51:9). Sentiremos el peso de todo lo malo en nuestra vida. Este sentimiento puede ser verdaderamente quitado sólo cuando lleguemos al punto de recibir perdón de Dios (2 Corintios 7:9-10). La tristeza que es, según Dios, parte de la manera en que el Espíritu Santo nos lleva al punto donde recibiremos la Palabra de Dios para nuestra vida.

(III) El arrepentimiento es por voluntad propia

Esto es, envuelve la voluntad. El arrepentimiento es un cambio de opinión, de corazón y de propósito; definitivamente, toda la dirección de la vida de uno. Es conversión. Es un “cambio de sentido” y el principio de una nueva vida bajo el poder de Dios. La iniciativa de este acto de arrepentimiento se encuentra en Dios, en que El nos muestra nuestra necesidad y nuestro estado ante El, pero nosotros debemos actuar sobre esta relación (Romanos 2:4). ¡La elección es nuestra!

e) El poder del perdón

El arrepentimiento no se encuentra solo, el perdón es su gemelo espiritual. Después de haber experimentado nuestro pobre estado en la presencia santa de Dios, necesitamos experimentar la grandeza del amor y misericordia de Dios. Dios nos dio a su Hijo unigénito para que tuviéramos perdón. Le costó mucho, pero esto es cuanto nos ama (1 Juan 1:7-9). Existe sólo una manera para deshacernos de nuestro pecado y eso es por la boca, es decir, confesarlo. Dios nos perdonará si nosotros, a la vez, tomamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Cuando lo hacemos Dios se olvida de que hemos pecado. El borra aquel pecado de su memoria. Ya no necesitamos sentimos condenados o culpables, porque Dios nos ha aceptado.

¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

(Romanos 2:4)

f) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Podemos arrepentimos de verdad si no sabemos realmente cómo Dios nos ve a nosotros, nuestra vida y acciones?

2. ¿Por qué no es suficiente sólo sentir pena por nuestros pecados?

3. ¿Será la vida aburrida y sosa al arrepentimos, si aparentemente tenemos que renunciar a tanto?

4. En términos prácticos, ¿qué involucrará el arrepentimiento verdadero en nuestra vida diaria?

5. Cuando seguimos el camino de Dios en vez del nuestro, ¿qué regirá nuestro corazón? (Colosenses 3:15-17).

g) Resumen y aplicación

1. A lo que nos entregamos y lo que damos de alimento a nuestra mente, acabará siendo lo más importante para nosotros.

2. Necesitamos arrepentimos y darle la espalda a nuestras costumbres pecaminosas y egoístas, y volvernos a Dios y seguir su camino. El nos ama, nos conoce y sólo quiere lo mejor para nosotros.

3. Necesitamos destronar el yo en nuestra vida y ofrecemos a Dios para ser de su propiedad. Dejar que Jesús sea nuestro Señor.

5. La sangre de Jesús

a) Escrituras clave

Juan 6:53-57 Levítico 17:11 1

Juan 1:7 Pedro 1:18-20

Hebreos 9:11-28

b) ¿Qué hace la sangre de Jesús por nosotros?

(I) Por la sangre de Jesús tenemos redención. Somos redimidos de la mano y poder del diablo (Efesios 1:7; Hebreos 9:12).

(II) Por la sangre de Jesús todos nuestros pecados son perdonados si los confesamos. Al caminar en la luz con Jesús, su sangre nos limpia

continuamente de todo pecado (1 Juan 1:7-9).

(III) Por la sangre de Jesús somos justificados, hechos justos, tal como si nunca hubiéramos pecado. Estamos vestidos con Su justicia (Romanos 5:9). La persona que confía en Cristo llega a ser, en Cristo, todo lo que Dios requiere que esa persona sea, todo lo que nunca pudiese llegar a ser por sí misma (2 Corintios 5:21).

(IV) Por la sangre de Jesús tenemos acceso a la presencia de Dios a cualquier hora para obtener misericordia y ayuda, en especial en tiempo de necesidad (Hebreos 10:19-20).

(V) Por la sangre de Jesús somos santificados, hechos santos y apartados para Dios (Hebreos 13:12).

(VI) Por la sangre de Jesús nuestra conciencia es limpiada de toda culpabilidad y somos libres en cuerpo, mente, alma y espíritu para servir al Señor Jesucristo (Hebreos 9:14; 2 Timoteo 1:7).

(VII) Entonces tenemos victoria sobre el diablo y le vencemos por la sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio y menospreciando nuestra vida hasta la muerte (Apocalipsis 12:11).

c) ¿Por qué la sangre?

En tiempos del Antiguo Testamento, el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo cada año para esparcir la sangre de un sacrificio animal ante el símbolo de la presencia de Dios, el arca del testimonio. Esta era una manera temporal de hacer la expiación de una nación ante Dios, por todo el pecado de la nación durante un año. Levítico 17:11 ayuda a explicar el significado de la sangre. Dice: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona”. Se necesita notar dos puntos aquí. Primero, la sangre del sacrificio es una provisión divina (Dios la ha provisto): “Yo os la he dado”. Segundo, el uso de la sangre en el sacrificio es un hecho de pagar un precio: de hacer expiación o reconciliar, lo que significa sencillamente, dar satisfacción por o pagar la consecuencia de. El pecado es el problema y la sangre es el precio redentor que nos rescata o redime de la consecuencia del pecado que es la muerte. La sangre paga el precio que iguala o anula la ofensa del pecador; por tanto, la vida es perdida o entregada en pago por el pecado.

Cristo Jesús vino como ofrenda sin pecado, derramó su propia sangre y dio su propia vida, para que todos los que en El crean y le confiesen como Señor no necesiten morir por su propio pecado. Hizo una manera de aniquilar nuestros pecados. Pagó el precio por ellos y obtuvo redención eterna a través de su muerte en la cruz (Colosenses 1:13-14). Necesitó hacerlo una sola vez porque Dios lo puso por rescate de los hombres. Este fue el costo necesario para que nosotros llegáramos a estar sin pecado ante los ojos de Dios (Hebreos 9:22). Dios estableció la muerte como condena por el pecado, y luego pagó el rescate enviando a su propio Hijo al mundo para derramar su sangre y morir por nosotros. Si aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador entonces podemos valernos de esta obra y ser rescatados del reino de las tinieblas y pasar a ser parte del Reino de Dios.

d) Cómo afecta la sangre de Jesús nuestra vida diaria

(I) Victoria sobre rebelión

En el jardín de Getsemaní Jesús oró:

No se haga mi voluntad, sino la tuya.

(Lucas 22:42)

La tensión de la muerte era tan fuerte sobre El que los vasos sanguíneos de su cara se rompieron, se mezclaron con su sudor y cayeron al suelo grandes gotas. Aquella sangre derramada en el jardín habla de una redención particular, es decir, redención de rebelión —ejercitar nuestra voluntad contra la voluntad de Dios- hacer “nuestra propia cosa” y todas sus consecuencias horrorosas. Desde Adán la raza humana ha insistido en hacer su propia voluntad y pisotear la voluntad de Dios. A veces la gente intenta guardar su voluntad en su propio poder, según la ley, pero no tienen ningún poder. Cuando Jesús pronunció la oración del sumo sacerdote: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”, oró en nuestro lugar, tal como lo hace un sacerdote, representando a la gente ante Dios. Al orar aquella oración derramó su sangre para redimir nuestra voluntad para que nosotros también podamos decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

(II) Jesús derramó su sangre a través de la corona de espinas

La espina era un símbolo de la maldición de Dios sobre el pecado (Génesis 3:18). Era apropiado para Jesús, cuando estaba sufriendo en la cruz por nuestra redención de la maldición del pecado, llevar en su frente el símbolo de esa maldición, es decir, la corona de espinas (Mateo 27:29). Y de esa manera indicó que llevaba la maldición en sí mismo. La sangre derramada habla de redención de la maldición del pecado.

(III) La sangre de sus azotes o latigazos

Esta sangre fue derramada de la espalda de Jesús. Isaías 53:5 dice que por estas llagas o heridas (de los latigazos) somos sanados. Esta es una sanidad total para espíritu, alma, mente y cuerpo; incluso nuestras actitudes y relaciones. Enfermedad y aflicción son el resultado del pecado, pero la sangre de Jesús nos redime de la maldición de ese pecado.

(IV) La sangre de Jesús fue derramada en la cruz del calvario

Los clavos en las manos y pies de Jesús que le sujetaron a la cruz, derramaron sangre que era, y es, suficiente y suficientemente poderosa como para salvarnos y redimirnos eternamente del pecado y la condena de Dios en él (Romanos 8:1-2; Éfesios 2:8,9 y 13).

e) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Por qué eligió Dios la sangre como precio para pagar la pena del pecado?

2. ¿Por qué Jesús necesitó aguantar tanto, durante un período de veinticuatro horas, antes de finalmente entregar su vida? Discútelo.

3. ¿Qué crees que estaba experimentando Jesús en el jardín de Getsemaní y porqué? (Lucas 22:39-46).

4. ¿Por qué la sangre de Jesús nos ha abierto un camino para poder tener acceso a Dios el Padre?

5. ¿Por qué somos santificados por la sangre de Jesús? (Hebreos 13:12).

6. En el huerto del Edén ¿qué usó Dios para satisfacer (expiar) el primer pecado del hombre? (Génesis 3:21).

7. ¿Por qué instituyó Jesús el beber de su sangre simbólicamente en la Cena del Señor? (Juan 6:53-57; Mateo 26:27-29).

f) Resumen y aplicación

1. La sangre de Jesús es suficiente para pagar el precio para rescatamos de las consecuencias del pecado y ha preparado el camino para que nosotros volvamos a tener relación con Dios.

2. La sangre de Jesús nos purifica de todo pecado si caminamos en la luz con Dios y confesamos nuestro pecado.

3. La sangre de Jesús sólo necesitó ser derramada una vez porque El era el sacrificio perfecto y por tanto aceptable a Dios una vez y para siempre.

4. La sangre de Jesús es efectiva para nuestra vida diaria y nos pone en condiciones para servir a Dios fructíferamente, con la conciencia limpia, y con la paz de Dios rigiendo en nuestro corazón.

5. La sangre de Jesús nos habilita para tener integridad de cuerpo, alma y espíritu.

6. Fe para salvación

a) Escrituras clave

Juan 3:16 Romanos 10:9-13

Lucas 13:23-25 Romanos 3:21-28

b) Introducción

La segunda condición principal para entrar en el Reino de los cielos es la fe salvadora. Para ser salvos y empezar a seguir al Señor Jesucristo como sus discípulos, debemos creer. Debemos creer que somos pecadores y que Jesús derramó su sangre y murió por nuestros pecados. Debemos arrepentirnos de nuestros pecados y pedir a Dios que nos perdone por ello. Luego debemos entregar nuestra vida a Jesús y hacerle nuestro Señor y Salvador (Marcos 1:15; Hechos 20:21; Juan 1:12).

c) ¿Qué es la fe salvadora?

– Es la fe que lleva a la salvación e implica varios aspectos:

– Someter tu vida a Dios (Salmo 37:5). – Creer en Jesús (Juan 3:15).

– Hacerte obediente en el corazón (Romanos 6:17).

– Creer con el corazón (Romanos 10:9-10).

– Creer que la Biblia es la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17).

– Poner tu confianza en Dios (Hebreos 2:13).

– Invitar a Jesús en tu vida (Apocalipsis 3:20).

d) La ilustración del puente

clip_image002

clip_image004

e) Lo que significa nacer de nuevo

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

(2 Corintios 5:17)

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)

La Biblia deja muy claro que somos más que sólo cuerpo y alma. El cuerpo es, por supuesto, la parte física de nosotros. Nuestra alma se compone de nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones.

clip_image006“Nuestra emoción expresa cómo nos sentimos, nuestra mente nos dice lo que pensamos y nuestra voluntad comunica lo que queremos”.

Watchman Nee

“Hasta que el hombre nazca del Espíritu, su alma gobernará su vida. Está acostumbrado a valorar situaciones con su mente, y llegar a sus propias conclusiones. Presta considerable atención a sus propias emociones, y a menudo permite que le rijan. Toma sus propias decisiones, basadas en el razonamiento de su mente, o como resultado de los deseos emocionales que tenga, o una combinación de los dos”. (Colin Urquhart: En Cristo Jesús).

Entonces antes de nacer de nuevo vivimos como gente de “dos partes” en la esfera de nuestro cuerpo y alma (ser interior). Nuestro espíritu humano está en realidad muerto, es decir, es inactivo e incapaz de afectar nuestras acciones, decisiones y deseos (ver Efesios 2:1-2).

El “nacer de nuevo” significa que recibimos vida en esta área profunda de nuestra personalidad que se ha muerto por el pecado. Cuando somos hechos vivos por el Espíritu de Dios podemos empezar a vivir como gente de “tres partes”, es decir, ¡podemos saber lo que realmente significa estar vivos en cuerpo, alma y espíritu! (ver Gálatas 5:16-25; Romanos 8:19; Juan 3:3-8).

Jesús dice que no podemos ver el Reino de Dios hasta que nazcamos de nuevo. Ver el Reino significa experimentar la realidad de Dios, conocer el amor y el perdón de Dios y poder vivir en el Poder de Dios como El vive en nosotros por el Espíritu Santo.

f) fe es un don de Dios

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe: y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

(Efesios 2:8-9)

No nacemos con la habilidad de poner nuestra fe en Dios. Esta fe es un don del Espíritu Santo, que es el que obra en nuestra vida para que en primer lugar nos volvamos a Dios. Cuando respondemos y escuchamos a Dios, nuestra vida está abierta para recibir este gran don de fe, el cual nos habilita para poner nuestra confianza en Dios y recibir a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

g) Certeza de nuestra salvación

No nos debemos apoyar nunca en los sentimientos sino en los hechos:

– Lo que la Palabra de Dios nos dice (Juan 5:24; Hebreos 13:5; Juan 6:37; Romanos 8:38-39; Tito 1:2; Juan 10:28-29).

– El testimonio del Espíritu Santo en nosotros (Romanos 8:14-16; 1 Juan 3:24).

h) La oración del pecador

Haz esta oración o una similar si quieres que tus pecados sean perdonados y quieres convertirte en hijo de Dios discípulo de Jesús.

“Señor Dios, reconozco que soy pecador. Creo que Jesús murió por mi pecado. Tomó el castigo que yo debo por mi pecado llevándolo en sí mismo en la cruz. Me arrepiento y me vuelvo de mis pecados y pido el perdón de Dios. Entrego mi vida a Jesús y le hago mi Señor y Salvador. Obedeceré sus mandamientos y viviré mi vida para su buen placer. Sé que ahora soy hijo de Dios y mis pecados son perdonados porque han sido limpiad por la sangre de Jesús. Alabado sea Dios. Amén”.

Si has hecho esta oración, lee otra vez las Escrituras acerca de la certeza de nuestra salvación y dile a alguien q acabas de convertirte en cristiano. Necesitas confesar con la boca lo que acabas de hacer (Romanos 10:9-10 Necesitamos a otros que nos ayuden a crecer como discípulos nuevos de Jesús. Nadie puede ser una isla para mismo. Recuerda, la salvación es algo gozoso. Acabas de cambiar tu destino para la eternidad (Hechos 16: Hechos 8: 39).

i) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Qué dirías a alguien que te preguntase: “¿Cómo llegar a ser cristiano?” (Usa palabras sencillas para que pueda entender.)

2. ¿Cómo le asegurarías que ahora él es cristiano?

3. ¿Qué sucede en el momento en que aceptas a Jesucristo como tu Señor y Salvador?

4. ¿Por qué es importante creer que la Biblia es la Palabra de Dios, en términos de fe salvadora? 5. ¿Por qué la mayoría de la gente no reconoce que necesita ser salva? (2 Corintios 4:4). 6. Contrasta el resultado de seguir el camino de Dios con seguir el camino del hombre. 7. ¿Es la salvación el fin del camino o el principio?

j) Resumen y aplicación

1. Para ser salvo y ser discípulo de Jesús debes confesar tu pecaminosidad, arrepentirte de ello y pedir a Dios q te perdone por todo lo que hayas hecho que sea pecaminoso. Luego debes entregar tu vida a Jesús y pedir que sea tu Señor y Salvador.

2. Cuando somos salvos recibimos el Espíritu Santo como depósito, garantía de nuestra salvación, y nuestra espíritu llega a tener vida (Efesios 1:13-14).

3. Cuando estamos en Cristo Jesús tenemos a nuestra disposición vida en abundancia (Juan 10:10).

7. Quiénes somos en Cristo

a) Recibimos una vida nueva

Tenemos vida eterna (Juan 3:16).

Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (Romanos 5:5). Hemos recibido el testimonio del Espíritu (Romanos 8:16). Nos ha sido dada la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). Nuestro cuerpo ha sido hecho templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Tenemos a nuestra disposición los dones del Espíritu Santo (1 Corintios 12:4-11). Hemos llegado a ser parte del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27).

Tenemos al Espíritu Santo como sello de que le pertenecemos, en nuestro corazón (2 Corintios 1:22). Hemos sido redimidos de la maldición de la ley (Gálatas 3:13). Hemos sido sellados por el Espíritu (Efesios 1:13-14). Nos ha vivificado con Cristo (Colosenses 2:13).

Hemos sido renovados por el Espíritu Santo (Tito 3:5). Hemos renacido por la Palabra de Dios (1 Pedro 1:23).

Hemos sido perdonados y limpiados en la sangre de Jesús (1 Juan 1:7-9). Hemos nacido de Dios (Juan 2:29).

b) Entramos en una nueva relación con Dios

Nos hemos convertido en hijos de Dios (Juan 1:12; Romanos 8:16). Conocemos al único Dios verdadero (Juan 17:3).

Tenemos paz con Dios (Romanos 5:1).

Estamos reconciliados con Dios (Romanos 5:10).

No sólo somos sus hijos sino que El es nuestro Padre (Romanos 8:15). Hemos sido hechos coherederos con Cristo (Romanos 8:17).

Somos posesión de Cristo (1 Corintios 3:23).

Hemos sido transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2 Corintios 3:18).

Somos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17).

Somos crucificados con Cristo (Gálatas 2:20).

Somos aceptos en el amado (Efesios 1:6).

Estamos vivos con Cristo (Efesios 2:5).

Somos miembros de la familia de Dios (Efesios 2:19).

Podemos acercarnos a Dios con libertad y confianza (Efesios 3:12).

Podemos confiar en que El que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará (Filipenses 1:6). Todo lo podemos en Cristo Jesús (Filipenses 4:13).

Somos aptos para participar de su herencia (Colosenses 1:12).

Pertenecemos a Dios (1 Pedro 2:9).

Participamos de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).

C) Hemos sido liberados del pecado

Somos librados de la esclavitud (Juan 8:31-36). Hemos sido librados del pecado (Romanos 6:18).

Ya no estamos bajo la condenación (Romanos 8:1).

Deberíamos ocuparnos de las cosas del Espíritu (Romanos 8:5-6). Hemos sido salvos de las consecuencias del pecado (Romanos 10:13). Hemos sido hechos justos y santos (1 Corintios 1:30). Somos limpiados, santificados y justificados (1 Corintios 6:11). Somos redimidos (Efesios 1:7).

Ya no vivimos haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos (Efesios 2:3).

Ya no somos hijos de ira (Efesios 2:3).

Por gracia hemos sido salvos por medio de la fe (Efesios 2:8). Somos perdonados (Colosenses 1:14).

Somos completos en Cristo (Colosenses 2:10).

Nuestra naturaleza es cambiada (Colosenses 3:9-10). Somos limpiados de una mala conciencia (Hebreos 10:22). Hemos sido sanados (1 Pedro 2:24).

Hemos muerto al pecado y vivimos en la justicia (1 Pedro 2:24). Hemos sido purificados de nuestros antiguos pecados (2 Pedro 1:9).

d) Somos apartados en el mundo

Somos más que vencedores en Cristo Jesús (Romanos. 8:37).

Somos embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20).

Vivimos por fe en el Hijo de Dios (Gálatas 2:20).

Hemos sido crucificados al mundo (Gálatas 6:14).

Hemos sido resucitados con Cristo y sentados en los lugares celestiales (Efesios 2:6).

Somos conciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios (Efesios 2:19).

Hemos sido librados de la potestad de las tinieblas, y trasladados al Reino de Dios (Colosenses 1:13). Nos ha sido dada la esperanza de gloria (Colosenses 1:27).

Esperamos con mucha ilusión un cielo nuevo y una tierra nueva, un hogar de justicia (2 Pedro 3:12). Hemos vencido al mundo (1 Juan 5:4-5).

e) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Por qué muchos cristianos parece que no viven todo lo bueno que hay para ellos en Cristo Jesús? Discútelo. 2. ¿Tenemos que vivir a nuestra manera solos, o tenemos ayuda? (Juan 14:26; Juan 16:13-15).

3. Cuando empezamos a vivir en lo bueno de quién somos en Cristo, ¿qué respuesta podemos esperar del mundo? Discútelo. (Juan 15:18 – 16:4).

F) Resumen y aplicación

1. Tenemos una herencia gloriosa cuando estamos en Cristo Jesús.

2. Necesitamos dejar la excusa de ignorancia y aprender quién somos en Cristo, según la Palabra de Dios y luego vivir en lo bueno de este conocimiento.

3. Necesitamos morir a nuestra vida y naturaleza antigua y vivir como Cristo Jesús quiere que vivamos, siendo obedientes a Dios el Padre y viviendo en el poder del Espíritu Santo.

8. Perdón y conciencia limpia

A. PERDON

a) Escrituras clave

1 Juan 1:5-9 Hebreos 9:22

Efesios 4:32 Mate o 6:14-15

Lucas 6:37-38 Marcos 11:25

b) ¿Qué es el perdón?

Dios es luz y no hay tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

(1 Juan 1:5-9)

Dios es luz y cuando andamos en su luz andamos en comunión con El y con otros creyentes. Cuando salimos de la luz de Dios entramos en la oscuridad. Es peligroso vivir en la oscuridad, porque no sabremos adónde vamos y nuestra comunión con nuestro Padre celestial y con los otros creyentes estará rota.

La ilustración de abajo nos muestra cómo vivimos con otros cristianos en la luz de Jesús a la cual el Espíritu Santo nos ha llevado. Fuera del círculo de aquella luz están las tinieblas del reino de Satanás. El deseo de Satanás es tirarnos fuera del círculo de luz, en la oscuridad. Usa muchas maneras tales como: cansancio, temor, frialdad de corazón, rebelión de voluntad, decepción, rencor, dolor y daño para intentar conseguir que andemos en la oscuridad.

El lugar más oscuro de todos es justamente fuera de la luz de Dios. Es por eso que los cristianos que han vuelto atrás de estar en la luz, parecen estar aún en mayor oscuridad, a veces, que el incrédulo que hasta ahora no ha conocido la luz de Cristo.

clip_image008

La comunión rota con el Padre, sin embargo, puede ser restaurada por Jesucristo que es nuestro abogad Padre (1 Juan 2:1-2). Nuestro abogado, o defensor, llevará nuestro caso en el momento en que pidamos Entrará en la presencia del Padre y pleiteará nuestro caso y restaurará nuestra comunión con Dios e Podemos ser librados de nuestros pecados sólo por confesarlos con la boca y volvernos de ellos, Si lo 1 Dios ha prometido un perdón tan completo que olvidará que hemos pecado.

A aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaras sin mancha delante de su gloria con ale único y sabio Dios, nuestro Salvador sea la gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los Amén.

(Judas:24-25)

Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3) y los llevó todos en El mismo, pero nosotros necesitamos, valernos de esta obra desatándolos verbalmente a Dios, es decir: confesándolos.

c) La sangre de Jesús

No podría haber perdón sin derramamiento de sangre (Hebreos 9:22). Como la ley de Dios insiste en que el c; por tu pecado es la muerte (Ezequiel 18:4; Romanos 6:23), Jesús, el único hombre sin pecado, tuvo que sufrir salvarte de tu pecado y traerte de nuevo a Dios (1 Pedro 3:18). Es sólo por medio de la sangre de Jesús que limpiado de tu pecado. Somos justificados por la sangre de Cristo. Esta es la parte de Dios en la obra de rede Fuimos declarados en bancarrota en cuanto ajusticia, pero Jesús vino y pagó nuestras deudas en la cruz. T justicia fue ingresada en nuestra cuenta. La cruz es el acto supremo del amor de Dios (Romanos 5:8).

“El hombre en el banquillo fue hallado culpable. El juez, aunque se trataba de un viejo amigo, no trató la o ligeramente. Le multó tan fuerte como podía y después le dio un cheque por todo el valor. Porque Dios es s tuvo que castigar el pecado con la sentencia de muerte. En la cruz, Dios el juez bajó del estrado y pagó tu d en la Sangre de Jesús”.

(Living God’s Way: Arthur Wallís)

d) ¿Por qué perdonar?

El amor siempre perdona, Jesús lo mostró hasta en la cruz (Lucas 23:34) ¿Dónde estaríamos sin un D perdonador? (Hebreos 9:27-28). Un espíritu perdonador es lo que debes tener en el corazón, incluso antes que otra persona diga que lo siente. Jesús enseñó que si no perdonas a tu hermano no serás perdonado por tu PE que está en el cielo (Mateo 6:5-15).

Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdona vosotros en Cristo.

(Efesios 4:32)

Sé siempre el que perdona, incluso cuando la otra persona tenga la mayor parte o toda la culpa. Eres responsable ante Dios de restaurar relaciones rotas, no importa quién tenga la culpa ni las veces que otros hayan sido injustos contigo (Lucas 17:3-4).

Perdona, y serás perdonado.

(Lucas 6:37)

Si decidimos no perdonar, entonces Dios no puede perdonarnos. Sólo el perdón abrirá el canal para que la fe operara en nuestro corazón. El perdón es un prerrequisito esencial antes que podamos acercamos a Dios en oración (Marcos 11:25). Sí permitimos que afirmaciones negativas o acciones dolorosas de los demás nos corroan, daten a Satanás una entrada en nuestra vida. Podemos ser librados de est operdonando a la gente involucrada, no imponer la razón que tengamos o lo equivocado que estén ellos. Esto entonces permite que Dios nos restaure y sane. L amargura es un arma de Satanás, por tanto no la dejes arraigar. Amargura es cualquier pensamiento, palabra hecho, que no sea perdón, que proviene de una herida.

B. CONCIENCIA LIMPIA

a) Escrituras clave

Romanos 2:15 Hebreos 9:14

Hebreos 10:22 1 Timoteo 1:19

1 Timoteo 1:5 Hechos 24:16

b) ¿Qué es la conciencia y cómo funciona?

Nuestra conciencia es una incitación interior a hacer lo que “creemos” correcto y evitar lo que “creemos” equivocado. Es una voz interior que te da testimonio, acusándote si cree que estás equivocado, o defendiéndote si cree que tienes razón (Romanos 2:15). Si haces caso de estas incitaciones tendrás una conciencia buena o limpia (1 Timoteo 1:5). Si no haces caso de ellas tienes una conciencia culpable (Hebreos 10:22). En otras palabras, tu conciencia es como un timbre de alarma que Dios usa para despertarte al hecho de que pasa algo malo. Todo el mundo tiene una conciencia, pero cuando hay que registrar lo que es correcto y lo que es erróneo, diferentes conciencias pueden llegar a diferentes opiniones. A veces el timbre de la conciencia no suena cuando debería y a veces hay una falsa alarma.

Nuestra conciencia no es razonable, sólo nos incita a hacer lo que “sabe” que es correcto. Podemos intentar apaciguarla, “comprarla”, o negarla, pero si lo hacemos traeremos tensión en nuestra vida. Tal vez podremos enterrar esa tensión por un poco de tiempo, pero al final saldrá a la superficie, a menudo como enfermedad, o amargura. Dios nos ha dado nuestra conciencia para ayudamos a obedecerle. En la situación ideal, esta conciencia estaría programada para mostrarnos siempre cuándo estamos haciendo lo que Dios quiere y cuándo no. En nuestro estado caído el hombre tiene una conciencia que no siempre refleja la perfecta voluntad de Dios. La gente es criada en su niñez de diferentes maneras y mientras crecemos la conciencia es entrenada. Esta programación de la conciencia puede, o no, estar en línea con lo que Dios realmente quiere. Lo que se da a nuestra mente concerniente a lo que es correcto o erróneo determinará el funcionamiento de nuestra conciencia. Nuestra conciencia es como un ordenador. Solamente llegará a las respuestas correctas si le damos la información correcta. Dios quiere reprogramar nuestra conciencia para que actúe como guía o brújula que enseñe el camino de Dios cada vez que tomemos una decisión. Esto limitará nuestra desobediencia y nos ayudará a hacer lo que Dios quiere. Necesitamos dejar a Dios que cambie nuestra conciencia: por su Palabra y por permitirle renovar nuestra mente. Esto lleva tiempo.

e) Los límites impuestos por Dios

La gente con fe y conciencia más débiles necesita reglas para vivir, que les detengan de hacer lo equivocado. Esto significa que a menudo construyen límites que no son particularmente de Dios, sino que son restricciones que les ayudan. Sus conciencias son entrenadas para ayudarles a permanecer dentro de esos límites. Pablo nos dice que no crucemos estos límites, en especial debido a presiones por otros, porque el hacerlo sería pecar (Romanos 14:23).

La gente con una conciencia fuerte basada en la Palabra de Dios no necesita tantas restricciones en su vida, porque tienen una conciencia que establece los límites de Dios. Esta es una ayuda tremenda para caminar con Dios en obediencia, ya que, nos habilita para vivir por fe (Romanos 14:23). Recuerda, tu conciencia es el timbre de alarma de Dios. Si está sonando necesitas comprobar si Dios te está señalando algo que no es correcto. Entonces llega a ser la protección de Dios construida en tu vida.

d) ¿Qué ocurre en la conversión?

En el camino que te condujo a la conversión, el Espíritu Santo usó tu conciencia para hacerte sentir culpable. Es su trabajo convencer (o convencer plenamente) al mundo de culpabilidad en cuanto a pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Fue su convicción que te dirigió a Cristo. Fue la verdad del evangelio metida en tu vida que iluminó, tu conciencia y trajo una nueva conciencia del pecado que no habías conocido antes.

Nuestra conciencia llega a estar más conciente del camino de Dios cuanto más dejamos que la verdad de Dios entre en nuestra vida. Esto no significa que nos sintamos más culpables. Al aprender a andar el camino de Dios, hallaremos que en muchas maneras tendremos más libertad (1 Corintios 8:7-8). Necesitamos ser llenos con el conocimiento de la voluntad de Dios (Colosenses 1:9.)

e) ¿Es importante una conciencia limpia?

Nuestra salvación es para librarnos de condenación (Romanos 8:11), pero si tu conciencia no está limpia entonces estarás siempre bajo condenación y culpabilidad. Esto afectará a:

(I) Tu relación con Dios

La culpabilidad obstruye nuestra comunión con Dios al sentirnos sucios en la presencia de un Dios santo Digamos que somos incapaces de mirar a Dios a los ojos. Esto también impedirá recibir plenamente e amor de Dios en nuestra vida. Si estamos turbados por nuestra conciencia entonces nos sentiremos indigno y probablemente estaremos en una área de pecado a la cual necesitaremos hacer frente. Una vez que hayamos hecho frente al pecado y volvamos a tener una conciencia limpia, podremos volver audazmente ante Dios y saber que no hay nada que nos condena y así podremos recibir el amor de Dios en nuestra vida;

(II) Tu fe

Una fe fuerte y una conciencia culpable no van juntas (Romanos 14:23).

(III) Tu vida de oración

Si tu conciencia te está señalando cualquier área de pecado, entonces Dios estará intentando conseguir que lo pongas bien para que tu conciencia esté otra vez limpia.

(IV) Tu deseo para la Palabra de Dios

Una conciencia culpable te roba de cualquier apetito, en especial para las cosas de Dios, incluida su Palabra.

(V) Tu testimonio

Satanás estará intentando convencerte de que eres un hipócrita y tú no tendrás respuesta si tienes una conciencia culpable.

f) Cómo guardar una conciencia limpia, libre de culpabilidad

Nuestra conciencia puede estar limpia y libre de culpabilidad. La sangre de Cristo es suficiente como para limpiar todo nuestro pecado y apaciguar nuestra conciencia y hacerla nueva. Para valemos de la obra limpiadora de Cristo, hay cuatro pasos:

(I) Confesión inmediata de pecado

Haz esto en el momento que te enteres del pecado (1 Juan 1:9). El pecado nubla nuestra conciencia así que no podemos venir a nuestro Padre celestial con el corazón limpio y el espíritu lleno de confianza. Al orar como Jesús enseñó: “perdónanos nuestras deudas”, podemos saldar nuestra cuenta con Dios en breve plaza (Mateo 6:12).

(II) Confía en la promesa de limpieza

Dios es fiel y justo para perdonamos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Nuestra conciencia misma es limpiada por la sangre de Jesús (Hebreos 9:14). Esto nos librará totalmente de culpabilidad. Cualquier “culpabili­dad” que quede es el maligno intentando acusarnos y la podemos resistir y rechazar porque no proviene de Dios.

(III) Obedece a tu conciencia

Necesitas hacer más que confesar tu fracaso: debes parar de fracasar (Santiago 1:22). Necesitas hacer lo que tu conciencia te dicta cuando sabes que es el camino de Dios.

(VI) Continúa andando en la luz (1 Juan 1:7)

Esto significa seguir abierto a Dios, sensible al Espíritu Santo, y estar preparado para obedecer inmedia­tamente cuando Dios te haga conocer su voluntad. Pablo dijo: “Procura tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres”. (Hechos 24:16). ¡Nosotros necesitamos hacer lo mismo!

g) Una conciencia endurecida

Si una persona voluntariosamente sigue ignorando su conciencia, esta se endurecerá y cesará de hablar. Esto es lo que Pablo quería decir con una conciencia “cauterizada” (1 Timoteo 4:2). Este es un sitio peligroso donde estar, porque nos sentiremos libres para hacer cualquier cosa, y si permanecemos en este estado nos perderemos para la eternidad. Es como ser incapaz de sentir dolor. El dolor nos avisa de algún daño inminente: sin este aviso nos podemos dañar gravemente.

Tu conciencia es una de las herramientas más eficaces que Dios te ha dado para ayudarte a vivir en una relación correcta con El.

h) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Es importante saber que estás perdonado y que tienes una conciencia limpia?

2. ¿Hay algo por lo cual Dios no nos perdonará?

3. ¿Olvida realmente Dios que hayamos cometido un pecado si lo confesamos y le pedimos que nos perdone por ello?

4. ¿Qué deberíamos hacer cuando un hermano peca contra nosotros? (Lucas 17:3-4).

5. ¿Quién ha de restaurar al hombre sorprendido en alguna falta (pecado) y con qué actitudes (o espíritu) deberíamos restaurar a un hermano pecador? (Gálatas 6:1).

6. ¿Por qué insiste Dios en que perdonemos a los otros, incluso cuando están totalmente equivocados?

7. Haz una lista de aquellas personas a las que no has perdonado. Pide a Dios que te las traiga a tu memoria. Decídete ahora a perdonar a cada una de ellas. Clama a Dios para que te dé un, espíritu perdonador, para expulsar toda ira y amargura de tu corazón, y llenarlo en cambio con su amor.

8. ¿Por qué el desobedecer a nuestra conciencia incorpora tensión a nuestra vida?

9. ¿Por qué tanta gente en el mundo “parece” hacer lo que quiere y no sentirse culpable por ello?

10. Asegúrate de que tienes una conciencia limpia. Si no hay nada que te turbe, no te pongas introspectivo buscando algo que no existe. Si no tienes un testimonio claro de que todo está bien, haz la oración de David en el Salmo 139:23-24, y así como Dios conteste realiza los cuatro pasos mencionados en esta unidad.

i) Resumen y aplicación

1. Dios ha hecho que su perdón sea libremente asequible para nosotros cuando le confesamos nuestros pecados.

2. La sangre de Jesús facilita perdón y puede hacernos limpios y justos a los ojos de Dios.

3. El arrepentimiento es un cambio de opinión y dirección. Las Escrituras nos instruyen a demostrar nuestro arrepentimiento con nuestros hechos (Mateo 3:8; Hechos 26:20). Perdonar a los demás, no importa lo equivocados que estén, es parte de nuestro arrepentimiento como discípulos de Jesús.

4. Dios nos ha perdonado mucho, y espera que perdonemos a los demás de la misma manera (Mateo 13:21-35; Lucas 6:37-38).

5. Nuestra conciencia es el timbre de alarma de Dios y necesitamos dejar que Dios la programe correctamente para que nos guíe en su camino.

6. Nuestra conciencia establece límites que pueden actuar como protección para andar el camino de Dios.

7. Ignorar nuestra conciencia es tan peligroso como ignorar el dolor. Normalmente llevará a grave daño.

8. Nuestra certeza del perdón de Dios limpia nuestra conciencia y nos libra de la culpabilidad.

9. Adopción como hijos

a) Escrituras clave

Romanos 8:15-18 Gálatas 4:5-7

Romanos 8:23-25 Efesios 1:4-5

b) Introducción

En el corazón del discipulado está la idea de pertenencia. Esto es un compromiso para toda la vida, y la vida del discípulo llega a estar íntimamente involucrada con aquel al que está siguiendo. Existe la idea de elección por ambas partes. El maestro escoge a los discípulos (Juan 15:16), y luego nosotros debemos elegir: o responder y seguirle, o no. Jesús nos ha escogido y su elección exige una respuesta por nuestra parte. Podemos aceptar que nos ha escogido y seguirle a El, o podemos rechazar que nos ha escogido y rechazarle a El. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador nacemos de nuevo (Juan 3:5-6). Esta imagen del nuevo nacimiento es una analogía muy poderosa porque es exactamente lo que pasa en términos espirituales cuando venimos a Cristo en fe. Es un nuevo principio: todos los factores negativos antiguos que nos mantenían en esclavitud son vencidos a través del poder del Espíritu Santo, nuestros pecados son perdonados y somos llevados a una nueva relación con Dios (2 Corintios 5:17).

c) Justificación

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 5:1)

Esto es un principio fundamental de salvación. Tiene un significado legal en que estamos situados ante Dios que es juez de un tribunal, y aunque somos hallados culpables por nuestro pecado, somos declarados inocentes por la fe en Jesucristo. La justificación es “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”, porque el castigo que yo debía fue llevado por Cristo Jesús (Romanos 8:1-2)

d) ¿Qué es adopción?

La adopción es una idea de familia presentada en términos de amor, con Dios como Padre. Nuestro pecado nos ha separado de nuestro verdadero Padre en el cielo, pero Dios, en su misericordia y gracia, nos ha acogido otra vez en su familia, un lugar que no merecíamos y que no era nuestro según nuestra naturaleza humana (1 Juan 3:1). Esto es el corazón del discipulado, porque nos recuerda que no seguimos por obligación sino por amor. Este sentido de pertenecer a la familia de Dios, y el gran privilegio que tenemos al estar unidos con Cristo Jesús, es la fuerza motivadora en nuestra vida por Cristo. Existe una ley en la experiencia cristiana, pero ya no es la letra de la ley que mata, sino el Espíritu que trae vida y poder.

e) El plan de adopción

Esta idea de adopción revela el corazón de nuestro Padre celestial. Planeó hace mucho adoptarnos en Cristo (Efesios 1:4-5). ¡Ninguno de los que hemos nacido en la familia de Dios lo hemos hecho por casualidad! Dios lo tenía en su corazón antes de la fundación del mundo (Salmo 139:13-16; Efesios 2:10). Si nos pudiéramos agarrar plenamente a esto, nos libraría de tantas ataduras a las que estamos sujetos, nos habilitaría para estar de pie en la libertad que pertenece a los que conocen el poder de sus derechos de nacimiento. Nosotros no tomamos linaje de cualquier descendencia humana. ¡Tomamos nuestro linaje de los propósitos de Dios, en Cristo Jesús, antes de la fundación del mundo! Fuimos escogidos en El. ¡Y es de esta fuente que tomamos todo el poder de nuestra nueva vida en El!

f) El poder de nuestra adopción

Un niño humano adoptado recibe un nuevo nombre. Toma el nombre de sus nuevos padres y también toma todos los privilegios y potencial de su familia nueva. Este también es el caso para nosotros en Cristo (1 Pedro 2:10). En el primer capítulo del evangelio de Juan, éste recalca el hecho de que no somos hijos en la familia de Dios por ningún derecho o poder que tenemos a nivel humano. Nacemos naturalmente fuera de la familia y vida de Dios. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13). La Palabra traducida “potestad” es una palabra griega “exousia” la cual significa “autoridad” o “poder”. Es una palabra de autoridad inalienable. Este derecho o potestad ha sido ganado para nosotros por medio de la muerte del Señor Jesús y ha sido dado a cada uno de nosotros por medio de la fe. A través de ello hemos entrado en todos los derechos y herencias de estar en la familia de Dios (Gálatas 4:6). Se describe al Espíritu Santo como “el Espíritu de adopción”, su labor es traer a nuestro corazón la certeza o realidad de pertenecer a Dios. Es esta certeza la que opera como un fundamento tan fuerte para nuestra vida cotidiana como cristianos. Tal fuerza y poder proviene de conocer quién somos y a quién pertenecemos.

g) El propósito de nuestra adopción

El propósito que el Padre tiene al adoptarnos como sus hijos es el de “ser santos y sin mancha delante de E (Efesios 1:4). A través de la adopción, no sólo compartimos en la familia, sino también en el carácter de nuestro Padre. Este es el verdadero propósito y llamamiento del discipulado, que lleguemos a ser como El en nuestras acciones actitudes, y que nuestra vida refleje el hecho de que somos hijos de nuestro Padre celestial. En Jesús, Dios ha revelado el anteproyecto para cada hijo que le siga por fe. Es su propósito que lleguemos a ser como Jesús en todo nuestro vivir y en el compromiso de nuestra vida con el Padre (Romanos 8:29). Pedro nos recuerda que esto no es solamente llamamiento de Dios en nuestra vida individual, sino que el propósito de Dios al escogernos es que lleguemos a como un cuerpo de personas que refleje esta misma naturaleza en nuestra vida juntos (1 Pedro 2:9).

h) La promesa de nuestra adopción

Como hijos del Reino hemos sido adoptados en la tremenda promesa de que la salvación no es solamente p ahora, ¡sino para siempre! (Romanos 8:17). Nuestra adopción es eterna. Esta es la motivación de nuestro serví al pensar con mucha ilusión, como lo hizo Pablo, en la corona de justicia que está preparada para nosotros al final de nuestro camino. También es la motivación para nuestra santidad (1 Juan 3:2-3). En Cristo no sólo tenemos nueva vida, sino también una nueva esperanza. No sólo tenemos el derecho de llegar a ser hijos de Dios, s además tenemos el derecho de recibir la herencia como hijos propios de Dios.

i) El principio de nuestra adopción

La esencia de nuestra vida como discípulos es que somos llamados para vivir diariamente el sencillo principio de confianza y franqueza que existe entre un padre y su hijo verdadero. El secreto del poder visto en Jesús era su relación con su Padre. En el Sermón del Monte Jesús introduce a sus seguidores en algunos secretos del Reino de Dios. Les enseña a confiar en su Padre y a vivir una vida para su gloria y honra.

– Glorificar al Padre (Mateo 5:16).

– Imitar al Padre (Mateo 5:44, 45, 48).

– Hablar con el Padre (Mateo 6:7-9).

– Confiar en el Padre (Mateo 6:25-26).

– Agradar al Padre (Mateo 6:17-18).

j) El ejercicio de nuestra adopción

Dios quiere que vivamos en lo bueno de nuestra adopción. Saber una verdad y no vivirla, no hará que la verdad sea real para nosotros. Por el Espíritu Santo nos ha sido dado todo lo necesario para hacer esta verdad efectiva en nuestra experiencia cotidiana (2 Pedro 1:3).

Una última verdad de nuestra adopción es que Dios sí que nos trata como hijos, no como a parientes lejanos. Esto significa que de vez en cuando conoceremos la mano de disciplina del Padre en nuestra vida, corrigiéndonos y recordándonos nuestras responsabilidades como hijos (Hebreos 12:7-11).

k) En resumen

Estamos ahora en la familia de Dios por fe. Compartimos en la vida de Cristo y en la herencia de los Santos. Nos ha sido dada una gran motivación para vivir en santidad y experimentamos el poder transformador del Espíritu Santo en nuestra vida. Porque conocemos a quién pertenecemos podemos comprender la disciplina de nuestro Padre en nuestra vida, y sobre todo, vivimos con una experiencia profunda y afectuosa del amor del Padre en nuestro corazón (Efesios 1:3).

l)Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Por qué te escogió Dios el Padre, a ti? Discútelo.

2. ¿Cuál debería ser nuestra reacción en respuesta a Dios al escogernos para ser sus hijos?

3. Si nuestra adopción no es una cosa casual, ¿por qué crees que Dios te ha puesto donde estás, y qué puedes hacer para El allí?

4. Discute las semejanzas y diferencias entre la adopción natural en una familia y la adopción espiritual en la familia de Dios.

5. ¿Conoce Dios por todo lo que estamos pasando en nuestra vida, a dónde vamos y cuál es nuestro propósito en Cristo? ¿Cuál debería ser nuestra respuesta, y podemos confiar en Dios en ello?

6. ¿Cómo podemos estar seguros de que somos los hijos de Dios y por tanto pertenecemos a la familia de Dios?

7. ¿Cuál debería ser la meta principal de nuestro discipulado como hijos de Dios?

8. ¿Qué cosas prácticas podemos hacer para hacer la verdad de nuestra adopción como hijos de Dios efectiva en nuestra vida cotidiana?

m) Resumen y aplicación

1. Adopción es haber recibido el lugar y condición de hijo aun sin pertenecer a la familia por naturaleza.

2. Necesitamos escoger vivir en lo bueno de ser hijo de Dios y escoger seguir a Jesús, el Hijo unigénito, y hacer como hizo El. Es una especie de hermano mayor que nos ha dado el ejemplo perfecto a seguir de cómo ser hijo de Dios.

3. Somos muy privilegiados de ser amados por Dios, tanto que nos escogió para ser sus hijos eternamente y esto debería ser nuestra motivación para amar y servir a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

4. Dios nos conocía antes de la creación del mundo. Sabía que éramos sus escogidos y sabía cuáles serían nuestros propósitos.

5. Dios no sólo nos deja viviendo nuestra vida, sino que El viene y nos ayuda por el Espíritu Santo para vivir lo bueno de la herencia disponible para nosotros como hijos de Dios.

10. La paternidad de Dios

a) Escrituras clave

Juan 14:6-11 Santiago 1:17-18

Efesios 1:17-23 Lucas-15-11-32

b) Introducción

Podemos llamar a Dios, Padre nuestro porque somos adoptados en su familia como sus hijos. Esto es principal­mente un concepto del Nuevo Testamento. Mientras que el poder y divinidad eternos de Dios son manifiestos en la creación y generalmente en el Antiguo Testamento, su paternidad es, en su mayor parte, el tema que se revela en el Nuevo Testamento. Esto se demuestra claramente cuando nos damos cuenta de que se refiere a Dios como Padre sólo quince veces en el Antiguo Testamento y doscientas cincuenta y cuatro veces en el Nuevo Testamento. La palabra “padre” en griego es “pater” que viene de una palabra radical que significa nutridor, protector y defensor. Necesitamos conocer a Dios como nuestro Padre para poder tener una visión equilibrada de El.

c) Dios el Padre: Parte de la Trinidad

Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo son las tres partes o personas de Dios. Están en unidad porque son uno y entonces actúan como uno. Dos ilustraciones que nos ayudan a comprender el concepto de un Dios con tres partes son:

(I) Una persona: con el Padre como el cuerpo, Jesús como la mano derecha y el Espíritu Santo como la mano izquierda. Las manos hacen el ministerio del Padre aquí en la tierra pero ninguna parte se juzga mayor que la otra.

(II) Una manzana: que tiene un corazón (Dios el Padre), pulpa (Dios el Hijo) y piel (Dios el Espíritu Santo). Una manzana con tres partes.

Si nos concentramos en un solo aspecto de la Trinidad, no sólo no entenderemos los otros dos, sino que ni siquiera entenderemos aquel en el que estamos concentrados.

d) Maneras para comprender y conocer la paternidad de Dios

(I) Dios se revela a Sí mismo en muchas maneras, p. ej. por medio de los profetas (Hebreos 1:1), por medio de la creación y por medio de su Palabra, la Biblia.

(II) Jesús reveló la paternidad de Dios mientras estaba en la tierra, especialmente su amor, unidad y autoridad (Juan 14:6-11).

(III) Nuestro padre humano nos muestra sólo una representación imperfecta de cómo es Dios el Padre, pero Dios es el autor de toda paternidad (Efesios 3:14-15), y por tanto nuestros padres humanos pueden reflejar algo de Dios el Padre.

(IV) El Espíritu Santo es un don de Dios el Padre para nosotros y nos revelará a Dios el Padre (Juan 14:26).

e) Dios es nuestro Padre perfecto

Aconseja (Salmo 73:24).

Protege (Salmo 91 Juan 10:27-29).

Nos da descanso (Mateo 11:28-29).

Es paciente (Mateo 18:26-27).

Nos ama (Juan 3:16).

Nos labra y poda (Juan 15:1-2).

Es justo (Juan 17:25).

Es misericordioso (Romanos 9:15).

Nos moldea y forma (Romanos 9:20-21).

Es eterno (Romanos 16:26).

Es compasivo (2 Corintios 1:3).

Consuela (2 Corintios 1:3-4).

Nos bendice con toda bendición espiritual (Efesios 1:3).

Es misericordioso y nos da paz (2 Timoteo 1:2).

Es fiel (2 Timoteo 2:3).

Corrige y disciplina (Hebreos 12:5-11).

Es imparcial (no tiene favoritismo) (1 Pedro 1:17).

Provee (1 Pedro 5:7; Mateo 6:33).

Perdona (1 Juan 1:9).

Es amor (1 Juan 4:8).

Es Santo (Apocalipsis 16:5).

Es verdadero y justo en juicio (Apocalipsis 16:7).

f) Algunos de los nombres de Dios en el Antiguo Testamento

La raza judía consideraba el nombre y naturaleza como sinónimos. Dios usa este entendimiento humano d significado de los nombres y lo aplica a sí mismo para revelar su naturaleza a la gente. Comprender los nombres de Dios es comprender la revelación de Dios de Sí mismo.

1. El Elyon: el Dios altísimo; el Soberano y poseedor de los cielos y la tierra; el encargado (Génesis 14:18; 2 Samuel 22:14).

2. El Shaddai: el Omnipotente, Todopoderoso; constantemente otorgando alimentos para sus hijos y cubriendo sus necesidades Génesis 17:1).

3. Yahweh, Señor o Jehovah: El que siempre es; el constante “YO SOY”; El que existe (Éxodo 3:15; Salmo 33:1 Isaías 26:4).

4. Elohim: Dios. Este nombre nos muestra la pluralidad en un Dios. Dios dijo en Génesis 1:26, “hagamos hombre a nuestra imagen”. Esto denota dos o más en uno (Éxodo 35:31)

5. Jehovah Shammah: el Señor está allí; El está constantemente presente con nosotros (Ezequiel 48:35).

6. Jehovah Shalom: el Señor nuestra paz y totalidad (Jueces 6:24).

7. Jehovah Jireh: el Señor proveerá para nosotros (Génesis 22:14).

8. Jehovah Nissi: el Señor nuestra bandera y victoria (Éxodo 17:15).

9. Jehovah Tsidkenu: el Señor que nos viste con su justicia; el Señor nuestra justicia (Jeremías 23:6, Jeremías 33:16).

10. Jehovah Rophe (rapha): el Señor que nos sana (Éxodo 15:26)

11. Jehovah Ro-hi (ra ah): el Señor nuestro pastor amoroso que nos guía (Salmo 23:1).

12. Jehovah Mekadish-kem: el Señor que nos santifica (Éxodo 31:13).

13. Jehovah Yasha-Gaal: el Señor nuestro salvador y redentor (Isaías 49:26; Isaías 60:16).

14. Adonai: mi Señor (Génesis 15:2; Deuteronomio 9:16; Salmos 51:15)

15. Tsur: Roca (Isaías 44:8).

g) La paternidad de Dios es fundamental para el discipulado

Entender esto nos habilita para entender:

– La oración, y porque Dios contesta (Mateo 7:11).

– Recibir el Espíritu Santo (Lucas 11:13).

– Nuestra adopción como hijos (Romanos 8:15; 1 Juan 3:1)

– El plan de redención (Gálatas 4:4-7).

– Nuestro acceso a Dios (Efesios 2:18).

El corazón de Dios es afectado por la respuesta del hombre a su amor paternal. Entonces experimenta anhelo (Ezequiel 22:30-31), tristeza (Jeremías 8:18; Isaías 53:3), dolor (Génesis 6:6), ira (Apocalipsis 16:1), llanto (Jeremías 8:21), compasión (Mateo 9:36) gozo (Lucas 15:22-24), regocijo incluso con cánticos (Sofonías 3:17).

h) Los propósitos amorosos de nuestro Padre celestial para el hombre incluyen

Siempre está dispuesto a contestar la oración (Isaías 62:24; Mateo 7:11).

Anhela que los hombres sean sus hijos (Jeremías 3:19).

Se deleita en mostrar misericordia (Miqueas 7:18).

Se propone que tengamos vida y la tengamos en abundancia (Juan 10:10).

Quiere libramos del temor (Juan 14:1; Salmo 118:5-9).

Desea dar al hombre un hogar eterno (Juan 14:2-3).

Quiere que todo hombre sea salvo (1 Timoteo 2:3-4).

Quiere cubrir nuestras necesidades (1 Pedro 5:7).

i) Comunión con Dios el Padre

El gran plan y propósito de Dios desde el principio ha sido de traer al hombre otra vez en plena comunión consigo mismo. Toda la historia es una exposición de este plan de redención. El verdadero desarrollo de este plan no empezó hasta que Adán pecó. El pecado rompió la relación de Dios con el hombre, y desde entonces, el plan de redención de Dios está en marcha. Dios ama al mundo y desea salvarlo (Juan 3:16; 1 Pedro 3:20).

Jesús dijo: “Y no llaméis `padre’ vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro padre, el que esta en los cielos”. (Mateo 23:9). La razón de esto es que como resultado de la caída, los padres no tienen ni las características ni la habilidad para ser los padres que Dios propuso que fueran. Por tanto, en efecto, Jesús decía que tenemos sólo un Padre que está en el cielo, que tiene el carácter y la habilidad para ser un verdadero padre. El carácter de nuestro Padre celestial es perfecto sin ninguna mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17). Su habilidad es ilimitada. A la luz de esto, se puede confiar plenamente en el carácter de nuestro Padre celestial y depender enteramente en su habilidad. Esto no deja sitio para una falta de confianza en Dios en cuanto a sus promesas para nosotros.

j) Las bendiciones y beneficios de una relación padre/hijo

1. El privilegio de adopción: (Juan 1:11-13; 2 Corintios 6:17-18; 7:1).

El Espíritu Santo tendrá mucho celo de nosotros, para prevenir que ningún rival rompa nuestra relación amistad con el Padre y su hijo Jesús (Santiago 4:5).

2. El testimonio de adopción: (Romanos 15-16; Gálatas 4:6).

El Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios y por tanto Dios el Padre es nuestro Padre.

3. La herencia de adopción: (Romanos 8:17).

Podemos participar ahora, en parte, de nuestra herencia como hijos de Dios, y esto señala el hecho de que Dios es en verdad nuestro Padre; por ejemplo la promesa del Espíritu Santo dado a aquellos que son salvo. (Efesios 1:13-14).

4. La disciplina de adopción: (Hebreos 12:7-11).

5. El amor del Padre en adopción: (Juan 16:27).

6. La provisión del Padre en adopción: (Mateo 6:8, 26,30; Juan 14:2).

7. La protección del Padre en adopción: (Juan 10:28-29; Juan 13:1).

8. La generosidad del Padre en adopción: (Lucas 12:32; Mateo 7:11).

K) En resumen

Muchos cristianos hoy día viven bajo una amenaza religiosa del terrible juicio de Dios. Se les ha dicho que Dios de alguna manera está contra ellos y les está vigilando para castigar y limitar a toda hora. Dios sí que odia el pecado, pero no odia al pecador. Si Dios ama al pecador y’se ha puesto a sí mismo a su alcance, cuanto más debe estar al alcance de nosotros los creyentes que caminamos en la Palabra de Dios y procuramos vivir en obediencia a El (Apocalipsis 1:5-6). Jesús nos amaba como pecadores cuando vinimos a El. Sin embargo no nos dejó como pecadores, sino que nos limpió, nos hizo reyes y sacerdotes, y luego nos presentó a Di su Padre. En aquel momento Dios se hizo nuestro Padre. Nuestro Padre sólo puede recordarnos como sacerdotes y reyes. Jesús así lo aseguró. Incluso cuando nos metemos en un lío y pecamos, y hacemos cos que son desagradables a Dios nuestro Padre, Jesús siempre vive para hacer intercesión por nosotros. S ministerio como abogado está siempre a nuestra disposición para mantenernos en comunión con nuestro Padre amoroso (1 Juan 1:9; 2:1).

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para oportuno socorro. (Hebreos 4:16)

Tenemos una invitación perpetua para entrar confiadamente al trono de nuestro Padre. Por su amor y gracia podemos hacerlo confiadamente como un rey y no como un mendigo. Observa que somos invitados para venir obtener misericordia, no sólo la esperanza de obtenerla.

1 Juan 4:18 dice: “El perfecto amor echa fuera el temor”. Necesitamos poner todos nuestros temores, preocupaciones y ansiedades en la mano de nuestro poderoso Padre. Nos ama como hijos y herederos. No nos decepciona Quiere sólo lo mejor para nosotros y quiere que crezcamos en madurez en El. Necesitamos confiar en nuestro Padre celestial y darle nuestro todo.

I) Preguntas y puntos de discusión

1. La historia del hijo pródigo (Lucas 15:11-32) muestra mucho el carácter de Dios el Padre. Discútelo.

2. ¿Tiene que ver el concepto de nuestro padre natural con el concepto de nuestro Padre celestial?

3. Comenta cómo Dios el Padre se te ha revelado a sí mismo de forma práctica en tu vida.

4. Demuestra la manera en que vivimos nuestra vida con una falta de conocimiento de Dios el Padre y, como resultado, con una falta de confianza en El.

5. Aunque tenemos una invitación perpetua para entrar confiadamente en el trono de nuestro Padre celestial, ¿lo hacemos?

m) Resumen y aplicación

1. Como discípulos de Dios necesitamos conocer bien las tres partes de la Trinidad; a saber: Dios el Padre; Dios el Hijo; y Dios el Espíritu Santo, para tener un punto de vista equilibrado de Dios.

2. Nuestro Padre celestial es el perfecto ejemplo de la paternidad (Mateo 5:48).

3. Necesitamos conocer a Dios como Padre, para poder edificar nuestra vida como discípulos de Dios en fundamentos correctos, y conocer los propósitos de Dios para nosotros como hijos suyos.

4. Para disfrutar de nuestra relación con Dios el Padre necesitamos aprender a relacionarnos y responder a sus principios, leyes, palabras y autoridad.

5. En vista de quién es nuestro Padre celestial y lo que ha propuesto que seamos, respondamos a El con nuestro amor (Juan 14:21), adoración (Juan 4:23-24), y en obediencia (Juan 14:15, 1 Pedro 1:2,17; Romanos 6:16-18).

11. La Persona y la obra del Espíritu Santo

a) Escrituras clave

Juan 14:12,15-27 Hechos 1:4-8

Juan 16:5-15 1 Corintios 2:9-16

b) Introducción

El Espíritu Santo no es una vaga influencia ni una idea mística, es una persona. Esto significa que puede comunicarse y hacerse real a nosotros. No podemos necesariamente verle, pero es real y puede impresionar mucho nuestra vida por medio de nuestro ser interior. Es el tercer miembro de la triple divinidad. Como Dios el Padre y Dios el Hijo, el Espíritu

Santo es eterno (Hebreos 9:14), omnipresente -presente por todas partes (Salmo 139;7), omnisciente -todo lo sabe (1 Corintios 2:10), y omnipotente -todo lo puede (Lucas 1:35). Nos muestra atributos de personalidad; intelecto (Romanos 8:27), voluntad (1 Corintios 12:11), y sensibilidad (Efesios 4:30). El está íntimamente dentro de las situaciones de nuestra vida, comunicándose con nosotros, abriéndose a nosotros y buscando para que nos abramos a El en respuesta. Es una persona y nos habla personalmente. Todo creyente debería conocer la realidad y poder del Espíritu Santo, trayendo vida directamente a lo más íntimo de su ser, fuerza en su vida (Juan 7:38-39). Sin el Espíritu Santo no podríamos vivir nunca en el poder de Dios, ni conocer la fuerza de Dios en nuestra vida cotidiana. Para pleno placer y satisfacción en nuestra existencia humana necesitamos este gran don, el Espíritu Santo de Dios nuestro Padre.

c) La Biblia describe al Espíritu Santo de diferentes maneras

(I) A través de diferentes nombres; por ejemplo:

– El buen Espíritu (Nehemías 9:20).

– El Espíritu de Dios (Mateo 3:16).

– El Consolador (Juan 14:16,26).

– El Espíritu de verdad (Juan 16:13).

– El Espíritu de Cristo (Romanos 8:9).

– El Espíritu de adopción (Romanos 8:15).

– El Espíritu de gracia (Hebreos 10:29).

(II) A través de símbolos:

– Paloma (Mateo 3:16).

– Voz (1 Reyes 19:12).

– Sello (Efesios 1:13).

– Agua y agua viva (Isaías 44:3; Juan 7:37-39).

– Viento (Hechos 2:2).

– Aceite (1 Samuel 16:13).

– Fuego (Hechos 2:3).

d) La obra del Espíritu Santo en un discípulo de Jesús

Nos habilita para echar fuera demonios (Mateo 12:28).

Nos habilita para hablar como Dios querría que hablásemos (Marcos 13:11).

Nos habilita para nacer de nuevo (Juan 3:5-8).

Será nuestro consolador para siempre (Juan 14:16).

Vive en nosotros (Juan 14:17).

Nos enseña (Juan 14:26; Juan 16:13-14).

Nos convence de pecado (Juan 16:8-11).

Nos da el poder para ser testigos de Dios (Hechos 1:8).

Posibilita que el amor de Dios sea derramado en nuestro corazón (Romanos 5:5)

Da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).

Nos ayuda en nuestra debilidad (Romanos 8:26).

Habilita justicia y paz en nosotros (Romanos 14:17).

Nos habilita a abundar en esperanza (Romanos 15:13).

Nos santifica (Romanos 15:16).

Reparte varios dones como El quiere (1 Corintios 12:4-11).

Habilita el fruto del Espíritu en nosotros (Gálatas 5:22-23).

Habilita gozo en nosotros (1 Tesalonicenses 1:6).

e) Cuatro razones importantes del porqué todo necesitamos el poder del Espíritu Santo en nuestra vida

(I) Poder para llegar a ser

Sin el poder de Dios en nosotros nunca podemos llegar a ser hijos de Dios. La humanidad ha perdido camino y no reconoce a su verdadero Padre. La obra del Espíritu Santo es la de despertar nuestra necesidad espiritual y señalamos el camino hacia Jesús, que es el camino de Dios para que la humanidad sea traída de nuevo a El mismo (Juan 1:12-13). Con el poder del Espíritu Santo obrando en nosotros podemos llevar a cabo lo que en nuestras propias fuerzas no podríamos hacer nunca. Podemos llegar ser hijos de Dios y actuar y vivir como miembros de su familia.

(II) Poder para llegar a ser

Tenemos poder en nosotros por medio del Espíritu Santo para nuestro vivir diario. Dios quiere que conozca su poder para que podamos vivir una vida de fe continuamente, y llegar a ser ejemplo a los demás de lo significa vivir la nueva vida en Jesús día a día. Sabemos que la carne es débil, pero no estamos solos. Dios ha abierto el canal de poder divino. Dios mismo mora en nuestro corazón. (Efesios 3:16-17).

(III) Poder para vencer

Todo creyente cristiano vive en una zona de guerra. Antes de convertirnos en cristianos estábamos e lado de Satanás, pero cuando escogimos seguir a Jesús fuimos puestos en el lado ganador, el lado de (Efesios 2:1-5). La guerra que experimentamos de parte de Satanás es mucho más dura después de c porque él está intentando detenernos de seguir a Jesús. Dios hace disponible su poder dentro de nosotros para que tengamos la fuerza y capacidad de derrotar al diablo (1 Juan 4:4).

(IV) Poder para compartir

Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén en todo Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

(Hechos 1:8)

La palabra para “poder” aquí es “dunamis” que es la palabra de la cual recibimos la palabra española “dinamita”. Dios quiere que seamos llenos con ese mismo poder para que podamos testificar de la vida de Jesús; no solamente para capacitamos para hablar de Jesús, sino que también lleguemos a ser como Jesús para otros hombres y mujeres en el poder del Espíritu Santo, será como si Jesús estuviese con ellos (Juan 14:12).

f) Dones y frutos

Dios no sólo quiere hacer grandes cosas por medio de nosotros, quiere darnos grandes cosas también.

(I) Los dones del Espíritu

Estas son las dotaciones sobrenaturales de Dios. Incluso los talentos naturales necesitan ser rendidos a Dios antes que los pueda usar plenamente para su gloria. El Espíritu Santo es quién nos equipa para poder hacer la voluntad de Dios y para adorarle y servirle (1 Corintios 12:7). Las listas de los dones en primera de Corintios 12:7-11 y Romanos 12:6-8 nos ayudan a entender la gama de dones disponibles para nosotros. El Padre se ha asegurado de que a sus hijos no les falte nada de lo que puedan necesitar para llevar a cabo su voluntad y propósito, y para poder testificar del poder de Jesús aquí en la tierra.

(II) El fruto del Espíritu

Estos son tan importantes como los dones. El fruto del Espíritu es la evidencia en nuestra vida de la obra del Espíritu Santo cambiándonos a la imagen y naturaleza de Jesús. El testimonio de nuestra vida es muy importante. La lista del fruto del Espíritu está en Gálatas 5:22-23, y juntos, estos son el carácter de Jesús. El Espíritu Santo siembra las semillas de sus frutos en nuestra vida. Es responsabilidad nuestra el responderle y abrirnos cada vez más a su influencia Santa, para que lleguemos a ser cada vez más como Jesús en nuestras acciones y actitudes.

g) ¿Cuáles son los efectos de ser llenos con el Espíritu Santo?

(I) Hacia Jesús

Sabrás como nunca has sabido que Jesús vive como Señor con poder y autoridad hoy (Hechos 2:32-36).

(II) Hacia Dios

Experimentarás la profundidad del amor de Dios para ti (Romanos 5:5) y entrarás en una nueva certeza de su paternidad (Romanos 8:15; Gálatas 4:6): serás librado para amarle y alabarle con gozo y confianza (Efesios 5:18-20).

(III) Hacia la Palabra de Dios

Tendrás un nuevo apetito por la Biblia y una mayor habilidad para usarla y para oír a Dios hablarte por medio de ella (Juan 16:13-15; Efesios 6:17).

(IV) Hacia el Espíritu

Te volverás muy sensible a su presencia y guía (Efesios 4:30; Romanos 8:14); te volverás abierto para recibir los muchos y variados dones del Espíritu.

(V) Hacia los demás

Te volverás más abierto a los demás, más amoroso hacia ellos, y más ilusionado por ser una parte activa en la iglesia que es el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-13).

(VI) Hacia el mundo

Te volverás más valiente para testificar de Jesús (Hechos 1:8; 4:31).

(VII) Hacia la guerra espiritual

Te volverás más consciente de tu autoridad en Cristo Jesús sobre el enemigo, para que puedas mantenerte firme y ver la extensión del Reino de Dios (Efesios 6:10-18; Efesios 1:17-23).

h) ¿Qué sobre las lenguas?

Puedes contar con recibir este don cuando el Padre te llena o te bautiza con el Espíritu Santo. Es una ayuda p seguir a Jesús.

– Es uno de los dones prometidos por Jesús (Marcos 16:17; 1 Corintios 12:10).

– Es la habilidad de comunicarte con Dios, espíritu a Espíritu, el cual te edifica, es decir, instruye y fortalece tu propio espíritu (1 Corintios 14:2, 4,14).

– Es el don de una lengua que es personalmente tuya la cual no has aprendido nunca (Hechos 2:4, 7,8).

– Es una ayuda para orar de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).

i) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿De qué manera nos ayuda el Espíritu Santo a vivir nuestra vida, a un nivel práctico como Dios propone q lo hagamos?

2. ¿De qué manera te ha ayudado el Espíritu Santo?

3. ¿Es tu vida un ejemplo a los demás de lo que significa vivir día a día como un discípulo o seguidor verdad de Jesús? Y si no lo es, ¿cómo lo podrías mejorar?

4. ¿En qué áreas de tu vida necesitas someterte al Espíritu Santo para poder ser un discípulo de Jesús más eficaz?

5. ¿Necesitan todos los creyentes hablar en lenguas, o es una opción extra?

j) Resumen y aplicación

1. El Espíritu Santo es la tercera persona de la triple divinidad, que quiere ser nuestro Consolador y llevamos Jesús y a Dios el Padre.

2. El Espíritu Santo es la fuente de poder disponible para un creyente, para capacitarle en hacer la voluntad Dios y ser lo que Dios quiere que sea.

3. Por medio del Espíritu Santo podemos tener el poder y carácter de Jesús.

12. Todos los creyentes han de ser llenos

con el Espíritu Santo

a) Escrituras clave

Hechos 2:38-39 Lucas 11:9-13

Juan 7:37-39 Efesios 5:18

b) Introducción

Si el Señor Jesús necesitaba ser lleno (Lucas 4:1,14), los apóstoles necesitaban ser llenos (Hechos 2:2-4), y Pablo necesitaba ser lleno (Hechos 9:17), nosotros también necesitamos ser llenos con el Espíritu Santo. Esto no es sencillamente convertirse en cristiano y recibir al Espíritu Santo como depósito garantizando nuestra salvación (Efesios 1:13-14). Jesús fue concebido por el Espíritu Santo (Mateo 1:18), y por tanto tenía el Espíritu Santo en El toda su vida, pero todavía necesitó ser lleno o bautizado con el Espíritu Santo para poder llevar a cabo todo lo que su Padre le había mandado que hiciese. Esto pasó cuando fue bautizado en agua en el río Jordán (Lucas 3:21-22). Los discípulos recibieron el Espíritu Santo cuando Jesús sopló sobre ellos (Juan 20:22), pero les dijo que esperasen hasta que hubiesen recibido el bautismo con el Espíritu Santo antes de empezar su ministerio (Hechos 1:4-5; 2:2-4). La Biblia utiliza muchas maneras distintas para definir este ser lleno. Estas incluyen ser lleno (Hechos 2:4); ser bautizado (Hechos 1:5); el Espíritu Santo venir sobre nosotros (Hechos 1:8); recibir el Espíritu Santo (Hechos 8:17); derramamiento del Espíritu Santo (Hechos 10:45). No es la clasificación lo que importa sino lo que realmente sucede, es decir, somos capacitados para hacer la voluntad de Dios y para ser discípulos verdaderos de nuestro Señor Jesucristo.

Se debe recordar que no tenemos que ser llenos una sola vez y ya está. Necesitamos ser llenos continuamente (Efesios 5:18). Los primeros discípulos fueron llenos por lo menos dos veces (Hechos 2:1; 4:31).

c) La analogía del vaso para beber

Nuestra vida es como un vaso para beber; está hecha para ser llena y usada. Hemos sido creados para “contener” a Dios. Tenemos que ser canales para su Espíritu Santo aquí en la tierra, no como un tubo de desagüe, sino como depósito que contiene suficiente como para cubrir toda necesidad en que se requiere la vida y el poder de Dios.

(1) Un vaso sucio y manchado

¡Nunca darías un vaso asía alguien que necesitase beber! El vaso necesita ser limpiado a fondo y enjuagado antes de poderlo usar. Mucha gente no conoce el poder del Espíritu Santo dentro de ellos porque su vida es como un vaso sucio. Necesitan ser limpiados antes de poder ser llenos, porque el Espíritu Santo es agua pura y limpia. Dios lo ha hecho posible por medio de Jesús para que nuestra vida sea limpiada de toda su inmundicia interior. Algunos de nosotros parecemos estar sin mancha desde afuera, pero todos necesitamos limpieza en lo profundo de nuestro corazón (1 Samuel 16:7).

(II) Un vaso agrietado

Nunca soñarías en darle a alguien de beber en un vaso agrietado. Probablemente tirarías el vaso, pero Dios nunca hace esto: El sana las grietas. Mucha gente se siente incapaz de abrirse a nadie porque están agudamente conscientes de sus grietas. La vida y las circunstancias muchas veces les han dado golpes severos, hasta tal punto que parecen incapaces de recuperarse. Dios en su poder, les puede tocar y hacerles ilesos (Mateo 9:12). Durante todo el ministerio de Jesús aquí en la tierra, sanó a aquellos que tenían la vida agrietada, es decir, aquellos que sufrían enfermedad, dolor, soledad y daño. Jesús fue capaz de traerles el poder de Dios y sanarles, y cuando fueron sanados El fue capaz de enviarles en el poder de Dios con una fuerza nueva, para que ya no necesitasen vivir en su problema o enfermedad. Dios quiere hacer lo mismo por nosotros: quiere traer sanidad y perdón en el poder de la cruz y resurrección de Jesús, y luego quiere llenarnos con su vida y poder por medio del Espíritu Santo para que podamos continuar el ministerio de Jesús en nuestro día y época (Juan 14:12).

(III) Un vaso invertido

Por supuesto, nunca puedes llenar un vaso que está invertido todo el tiempo. Es necesario que nosotros abramos nuestros corazones y nuestras mentes para que Dios nos llene. Necesitamos estar receptivos. Es imprescindible que tengamos buena disposición y voluntad de nuestro espíritu para recibir el Espíritu Santo de Dios. El no forzará su entrada en nuestra vida.

Los vasos son hechos para ser llenos. Un vaso que nunca ha contenido líquido nunca ha realizado el propósito para el cual fue hecho. Nosotros también somos hechos para ser llenos. La gente nunca ha conocido la plenitud del poder de Dios por medio del Espíritu Santo en su vida, de la misma manera que nunca ha llevado a cabo el propósito para el cual fueron creados.

d) Pedid y se os dará

El trabajo del Espíritu Santo es hacemos abiertos a Dios, hacemos sedientos de Dios en el corazón. Es una sed que Dios satisface cuando clamamos a El (Juan 7:37-39). Pablo exhorta a sus lectores a ser “llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). El sentido real de esta afirmación en el griego original es que deberíamos “seguir siendo llenos del Espíritu”. Este ser lleno es la fuente de poder y fuerza para el discipulado y testimonio diario. Una sola experiencia no es suficiente.

Invariablemente, el Espíritu Santo nos hace conscientes de nuestra necesidad de su poder en nuestra vida antes de pedirlo. Si sabes que le necesitas en tu vida, ¿por qué no pides al Padre que te llene con su Espíritu Santo? No temas lo que Dios pueda hacer. “Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7).

Ábrete a Dios: deja que el viento del Espíritu Santo sople a través de ti. Si estás acudiendo a Dios, El no te dará algo que sea malo o maligno (Lucas 11:9-13). Fija tu atención en Jesús y en tu Padre celestial. Luego, abre tu ser para recibir todo lo que te den. Deja que el Espíritu Santo te santifique hasta los tuétanos; espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23). Deja que llene tu vida con el poder de Dios. Recibe de El los dones que trae y aprende a alabar, adorar y testificar en el poder de Dios.

Si ayuda, y probablemente lo hará, busca a alguien que sepa lo que significa ser lleno con el Espíritu Santo para orar contigo. Puede ser que impongan manos o no en ti. Si lo hacen no temas, porque esta es la manera en que los primeros discípulos oraron por muchos para que recibiesen el Espíritu Santo (Hechos 8:14-17; 19:6). También puedes orar tú solo. Usa una oración sencilla tal como la siguiente. Tu Padre celestial te oirá y te contestará y serás lleno con su Espíritu Santo

e) Una oración sencilla

“Querido Padre, gracias por la promesa de que cualquiera que pida recibirá, y quienquiera que busque encontrará. Sé que necesito más de tu poder en mi vida. Sé que necesito más del fruto de tu Espíritu Santo en mi vida. Padre, confieso mi pecado ante ti, perdono a todos los que me han agraviado, y te pido que limpies mi vida por medio de la sangre de Jesús. Abro mi vida completamente a ti. Por favor, envía el poder del Espíritu Santo a mi vida ahora mismo. En el nombre de Jesús, Amén”.

f) Preguntas y puntos de discusión

1. Algunos de los estorbos bíblicos para llevar una vida en la plenitud del Espíritu son: desobediencia (Hechos 5:32), orgullo (1 Pedro 5:5), falta de fe (Hebreos 11:6), una motivación mala (Hechos 8:18-24). ¿Puedes pensar en algunos más, en especial, en tu propia vida?

2. ¿Necesitas ser lleno por primera vez o lleno de nuevo con el Espíritu Santo? No lo dejes para mañana. Pide y recibe de tu Padre celestial.

3. ¿Por qué tantos cristianos sienten que no necesitan ser llenos con el Espíritu Santo? Discútelo.

4. ¿Cómo podemos cubrir las necesidades del mundo en la manera que Dios el Padre quiere que lo hagamos (como lo hizo Jesús) sin ser llenos con el Espíritu Santo (como lo fue Jesús)? ¡Discútelo después de leer Juan 14:12!

5. ¿Nos cambia Dios para ser como un robot cuando somos llenos del Espíritu Santo, o quiere que escojamos hacer su voluntad en cada situación en que nos pone?

g) Resumen y aplicación

1. Ser lleno con el Espíritu Santo continuamente es esencial si hemos de ser discípulos verdaderos de Jesús y hacer lo que nuestro Padre celestial pida que hagamos.

2. La esencia de la vida llena del Espíritu no es cuánto del Espíritu tengo yo, porque tengo todo en El, sino ¡cuánto tiene El de mí!

3. La gente es hecha por Dios para ser llena con el Espíritu Santo para que puedan ser canales para la plenitud del poder de Dios.

4. Necesitamos ser vasos preparados, limpios y listos para ser llenos con el Espíritu Santo. 5. Dios el Padre ha prometido que cualquiera que pida de El recibirá el Espíritu Santo.

Print Friendly, PDF & Email
Clic acá para calificar este articulo
[Total: 3 Average: 5]
Translate »