NO ESTÁS SOLO NI DESAMPARADO, Dios sigue su obra en ti.

Romanos 5:6-11.

(2 Corintios 5:17) El cambio que se produce por la regeneración del Espíritu Santo.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

(1 Corintios 6:9) Vemos una lista de pecados de los que fueron librados los cristianos de Corinto.

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, (homosexuales),

(1 Corintios 6:10)

ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

(1 Corintios 6:11)

Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

(2 Corintios 3:18) Somos transformados a la imagen de Dios por la acción del Espíritu Santo.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

(Romanos 8:13)

porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu (Santo) hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

(Tito 3:5)

nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

Regeneración: Es un cambio espiritual que transforma la naturaleza pecaminosa del cristiano verdadero para poder vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Altera la disposición que gobierna a la persona, ilumina su mente, reforma sus pensamientos para ser como los de Dios (por la presencia del Espíritu de Dios en la persona) (El Espíritu Santo se une al espíritu de la persona), libera su voluntad esclava del pecado para ser libre para no pecar, la influencia del Espíritu Santo es más fuerte que la tendencia al pecado (Romanos 8:2) y renueva la naturaleza de la persona.

(Romanos 8:2)

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

(Romanos 8:4)

Lo hizo para que se cumpliera totalmente la exigencia justa de la ley a favor de nosotros, que ya no seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa sino que seguimos al Espíritu (Santo).

(1 Corintios 6:19)

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

(1 Corintios 6:20)

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

(Hebreos 1:14) Ángeles nos ayudan.

¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?

(Hebreos 2:18) (Jesús es poderoso para ayudarnos en las tentaciones).

Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

(Romanos 8:33)

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

(Romanos 8:34)

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

(Hebreos 4:15) Contamos la compasión de Jesús que sabe lo que es ser tentado.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

(Hebreos 7:23)

Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;

(Hebreos 7:24)

mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; (permanece para siempre).

(Hebreos 7:25)

por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

(Romanos 6:22)

Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

(Hebreos 12:6) Tenemos la disciplina de Dios para hacernos comprender y volver al camino.

Porque el Señor al que ama, disciplina,

Y azota a todo el que recibe por hijo.

(Hebreos 12:10)

Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.

(1 Juan 5:18)

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, (no permanece pecando) Ej: del gato que cae al agua, no le gusta y quiere salir) pues aquel que fue engendrado por Dios, (Dios) le guarda, y el maligno no le toca.

(Judas 1:24)

Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

(Judas 1:25)

al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

(1 Corintios 6:11) (El gran cambio)

Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

(1 Pedro 2:25) Tenemos el gran Pastor todopoderoso que nos cuida.

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

PALABRAS PROFETICAS:

(Isaías 44:21)

Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides.

(Isaías 44:22)

Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.

(Génesis 28:15)

He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres….. porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

(Isaías 49:15)

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.

(Isaías 58:11)

Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.

(Juan 10:27)

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

(Juan 10:28)

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

(Juan 10:29)

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

(Romanos 6:14)

Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

(Romanos 6:14)

Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.

(Romanos 6:17)

Antes ustedes eran esclavos del pecado pero, gracias a Dios, ahora obedecen de todo corazón la enseñanza que les hemos dado.

(Romanos 6:18)

Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta.

(Romanos 6:17)

Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida.

(Romanos 6:18)

En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia.

(Romanos 6:17)

Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;

(Romanos 6:18)

y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

(Juan 8:31)

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

(Juan 8:32)

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

(Juan 8:33)

Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

(Juan 8:34)

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.

(Juan 8:35)

Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.

(Juan 8:36)

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

(Juan 8:34)

Jesús contestó: —Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado.

(Juan 8:35)

Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre.

(Juan 8:36)

Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.

(Juan 6:44) Fuimos traídos por el padre a Jesús (todo comenzó en el Padre)

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

(Juan 6:45)

Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

(Juan 6:45)

En los profetas está escrito: A todos los instruirá Dios.

En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí

(Juan 6:44)

Pues nadie puede venir a mí a menos que me lo traiga el Padre, que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

(Juan 6:45)

Como dicen las Escrituras: A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.

(Juan 6:37)

Sin embargo, los que el Padre me ha dado, vendrán a mí, y jamás los rechazaré.

(Juan 6:37)

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.

.

(Romanos 5:6) NVI

A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.

(Romanos 5:7)

Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.

(Romanos 5:8)

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

(Romanos 5:9)

Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!

(Romanos 5:10)

Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!

(Romanos 5:6) NTV

Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.

(Romanos 5:7)

Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena.

(Romanos 5:8)

Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.

(Romanos 5:9)

Y, como se nos declaró justos a los ojos de Dios por la sangre de Cristo, con toda seguridad él nos salvará de la condenación de Dios.

(Romanos 5:10)

Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo.

(Romanos 5:11)

Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios.

Print Friendly, PDF & Email
Translate »