Cuando bautizamos lo hacemos en el nombre del PADRE del HIJO y del ESPÍRITU SANTO. Mateo 28:19.

El Padre y Jesús son uno: 1 Juan 5:7

En el Bautismo de Jesús están presentes los tres. Lucas 3:21-22.

Jesús: ¡REVELANOS AL PADRE! Mateo 11:27.

El lo reveló en su misma persona: Juan 1:18; Juan 14:7-9.

Pero necesitamos una revelación íntima y personal del Padre.

La prioridad de nuestra vida debe ser la comunión con nuestro Padre celestial.

El nos revelará lo que quiere hacer y el resultado serán milagros y muchas cosas más.

Para tener una comunión íntima con el Padre es necesario estar unidos en el propósito más importante para El que es el avance de su Reino y hablar con El constantemente.

Debemos decir como Jesús: No estoy solo porque el Padre está conmigo.

Nuestro Padre es como el del hijo pródigo. También podemos decirle: Papito.

Los fariseos se enojaban porque pensaban que Jesús le faltaba el respeto al Padre porque lo llamaba así. Pero somos sus hijos y sus amigos íntimos (con respeto).

Tener comunión (amistad) con El, disfrutar de El y de su creación (y de gobernarla) haciendo siempre la perfecta voluntad de Dios, es el fin para el cual hemos sido creados.

Estaremos para siempre con El en el Paraíso. Paraíso es el jardín de un Rey lleno de flores y frutas. Lucas 23:43.

En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre. Salmo 16:11

Jesús dijo: El que me ha visto a mí ha visto al Padre Juan 14:8. Así que cuando queramos conocer un poca más al Padre miremos a Jesús, a su amor, su misericordia sus milagros, sus sanidades, sus palabras de ánimo y de vida eterna, su amor, su paz etc.

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