a) Escrituras clave
Romanos 12:1-2
Isaías 30:21
Proverbios 3:5-6
Isaías 55:6
Efesios 2:10
Efesios 1:3-5
Salmo 139:13-16

b) El descubrir la voluntad de Dios para nuestra vida es esencial
– Dios tiene un plan para la vida de cada discípulo de Jesús (Efesios 2:10; Salmo 129:16; Jeremías 1:5).
– Dios el Padre nos ama y quiere sólo lo mejor para nosotros. Podemos vivir en lo bueno de esto, si vivimos según Su voluntad para nuestra vida (Deuteronomio 28:1-2; Romanos 8:28; 2 Pedro 1;3).
– Dios quiere revelarnos su voluntad, tanto como revelarse a sí mismo (Hebreos 11:6; Santiago 1:5). Dios quiere que nosotros escojamos ir por su camino (Proverbios 3:5-6; Salmo 32:8-9).
– Nuestra obediencia o desobediencia a la voluntad de Dios puede afectar a otras vidas tanto como a la nuestra (Josué 6:18; Josué 7:1-26).
– El oír la voz de Dios debería de ser una de las cosas más normales en la vida cotidiana como discípulo de Jesús.
c) Dios desea revelar su voluntad para nuestra vida y dejarla clara

– La Palabra de Dios ya nos ha sido dada- para la mayor parte de la guía que necesitamos como discípulos de Jesús.
– En algunas áreas de nuestra vida necesitamos guía específica y necesitamos buscar a Dios para ésta, por ejemplo, el llamamiento a ministerios, trabajo, pareja matrimonial (Lucas 11:9-10).
– Dios quiere guiamos específicamente (Salmo 25:12; Salmo 32:8).
– Dios quiere que vivamos como vivió Jesús. Hizo sólo lo que vio hacer a su Padre en el cielo (Juan 14:31). Necesitamos que Dios nos enseñe el camino hacia adelante.
– Dios nos escogió en El antes de la creación del mundo para ser santos y sin mancha a sus ojos. Podemos confiar en El con nuestra vida: Sabe lo que necesitamos y cómo deberíamos vivir (Efesios 1:3-5; Salmo 139:13-16).
d) Preparación práctica para discernir la voluntad de Dios
– Debemos hacer que Jesús sea nuestro Señor y estar genuinamente dispuestos a hacer su voluntad (Romanos 12:1-2; Mateo 6:33).
– Deberíamos responder como lo haría Dios en cada situación dada y ser obedientes a su voluntad (Salmos 25:10),
– Deberíamos ser humildes (Salmo 25:9).
– Deberíamos escuchar a Dios en oración (Proverbios 8:34) y encontraremos que la práctica da la perfección.
– Deberíamos confiar en –Dios (Proverbios 3:5-7).
– Deberíamos tener un corazón limpio (Salmo 66:18; 1 Juan 1:9); y el Espíritu Santo debería estar libre para convencernos de toda impiedad.
– Deberíamos seguir hacia la madurez: esto significa más de Dios y menos de nosotros, lo cual nos capacitará para oírle con más claridad.
– Deberíamos estar expectantes: Dios quiere hablamos, por tanto busca oírle.
– Deberíamos temer al Señor: esto significa odiar el mal y vivir a la manera de Dios (Proverbios 8:13; Proverbios 9:10). ¡Es más difícil hacer lo que odiamos!
– Deberíamos alabar y adorar a Dios: Dios habita en nuestra alabanza (Salmo 22:3) y entramos en sus atrios con alabanza (Salmo 100:4). Podemos acercamos a Dios en adoración y así situamos en un lugar donde se espera que Dios nos pueda hablar.
– El ayuno NO es necesario para oír la voz de Dios, pero puede ayudar. Es esencial sólo cuando Dios nos diga., que lo hagamos (Mateo 6:16).
– Deberíamos movemos en fe, es decir, saber lo que Dios quiere, obedecerlo y confiar en El para hacer lo que nosotros no podemos. Si Dios ha hablado, podemos «ir por ello».
– Cuatro voces, en general, tienen acceso a tu mente en la vida, y para oír de Dios necesitas:
Silenciar la voz de otros, y no hablarán, por ejemplo, ¿qué pensará la gente?
Silenciar tu propia voz interior y clavarla en la cruz.
Silenciar la voz de Satanás en el nombre de Jesús, y no hablará.
Someterte a Dios y hacerle Señor, y El hablará.
e) Recuerda
La guía concierne al corazón aunque el conocimiento concierne a la cabeza.
La voluntad de Dios es como una autopista de varios carriles. Hay flexibilidad en su interior. Mientras lo sepas lo sigas eres libre de moverte por su interior. En los perímetros anchos de la voluntad de Dios, vendrá su g específica. Es imposible encontrar esta guía mientras te adhieres a tu propia voluntad.
f) Las maneras en que Dios habla
Existen muchas maneras en que Dios nos habla, pero ¡recuerda que Dios siempre elige la manera en que hablar!
– A través de la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16; Salmo 119:9-11, 105).
– A través de la voz interior, silencios y susurrante del Espíritu Santo (Hechos 13:2; Hechos 13:12; H 16:6-7; 1 Reyes 19:12; Isaías 30:19-21).
– A través del consejo de hombres y mujeres de Dios (Proverbios 12:15).
– Por la voz audible de Dios (Hechos 9:4-5).
– Por sueños (Mateo 1:20-21).
– Por visiones (son iguales que los sueños pero éstos ocurren estando uno despierto) (Hechos 10:9-18).
– Por ángeles (Lucas 1:26-38).
– Por los dones del Espíritu, por ejemplo, palabras de sabiduría, palabras de conocimiento, profecías, lenguas e interpretaciones (1 Corintios 12:4-1).
Recuerda que 1 Corintios 14:1-5 dice que la profecía es para fortalecimiento, exhortación, instrucción, consolación y edificación de la iglesia, pero nunca para la guía personal inicial. Una profecía puede confirmar lo que Dios ya te ha estado diciendo, pero si viene como una sorpresa total, ve con mucho cuidado, prueba los espíritus (1 Juan 4:1).
-Por circunstancias: dejar que las meras circunstancias dirijan nuestra vida es abrir la puerta a Satanás, pero sé sabio referente a tus circunstancias y espera que Dios te hable a través de ellas.
– Por los deseos de tu corazón (Salmo 37:4).
-Por la convicción o «presentimiento» interior. Esto es casi indefinible ¡pero lo sabrás cuando lo sientas!
– Por el Urim y Tumim. Esto era la versión del Antiguo Testamento de tirar la moneda. Sólo haz esto si Dios te dice que lo hagas (1 Samuel 14:41 Septuaginta).
g) Probar los espíritus
Debemos reconocer que Satanás intentará falsificar la voz de Dios. Esto es el porqué necesitamos probar la Palabra de Dios que hemos recibido, especialmente al principio de nuestra vida cristiana. La mejor manera para reconocer lo falso es llegar a estar familiarizado con lo genuino. Como un cajero de banco estudia lo real y conocerás lo falso (1 Corintios 14:29; 1 Juan 4:1).
h) El propósito del Padre es que oigamos su voz
El tiene muchas cosas que decirnos y cuanto más escuchemos, más detallado será lo que oigamos. Si nuestra vida está llena de basura impía y otras voces son oídas en nuestro hombre interior, entonces es improbable que podamos oír la voz de Dios con la misma claridad que cuando este no sea el caso.
Cuando empezamos a oír a Dios, nos habla acerca de asuntos mayores. Nos habla para salvación. Luego oímos la voz de Dios para decisiones grandes. Normalmente, esto es porque sabemos que no podemos afrontar éstas solos y por tanto hacemos sitio particular para la dirección de Dios en estos momentos. Con el tiempo llegamos a un lugar en que oímos de Dios todo el tiempo, para poder vivir una vida como la de Jesús, que hizo sólo lo que su Padre quería que hiciera.
El lugar más seguro y productivo para oír a Dios es a través del testimonio de la Escritura. Noventa por ciento de toda la dirección que jamás necesitaremos ya ha sido escrita en la Escritura. Necesitamos vivir con las Escrituras como pilar en nuestra vida. Sin embargo, incluso las Escrituras pueden acabar como doctrina muerta y legalismos a menos que apoyemos la Escritura en otro pilar: el pilar del Espíritu Santo que nos habla la Palabra de Dios para hoy. Necesitamos caminar con estas dos fuentes de la Palabra de Dios en equilibrio.
Adán fue creado para ser la autoridad delegada de Dios en la tierra. Cuando Adán hablaba era como si hablase Dios. Sin embargo, Adán escuchó a otra voz, y por tanto fue inmediatamente corrompido y perdió la habilidad de ser un canal puro para la Palabra de Dios. Jesús vino como el último o segundo Adán para restaurarnos, como discípulos de Jesús, nos da el potencial para ser la autoridad delegada de Dios de nuevo y, por tanto, ser canales de su Palabra (1 Corintios 15:22,45). Esto es para lo que la humanidad fue creada originalmente y por tanto sólo cumplimos nuestro potencial en Dios. Por consiguiente, debemos alimentarnos con la Palabra de Dios en sus dos formas y disciplinarnos para que no recibamos la palabra del diablo o de su sistema mundano, Esta es una batalla que se libra en nuestra alma. Para permitir que Dios y su Palabra ganen esta batalla, necesitamos estar abiertos para que El nos hable su Palabra a través del Espíritu Santo y luego obedecerla. Entonces estaremos viviendo en el poder de la Palabra de Dios que es, en realidad, vivir en Dios, porque Dios es la Palabra (Juan 1:1-2,14).
Cuando Dios habla, las cosas son creadas (Génesis 1). Cuando vivimos con la Palabra de Dios seremos liberados, porque la verdad nos liberará (Juan 8:31-32).
Necesitamos recibir la Palabra de Dios en nuestra vida con humildad y obedecerla porque trae libertad (Santiago 1:21-25).
Necesitamos recibir la Palabra de Dios porque trae fe (Romanos 10:17), y guía (Isaías 30:21). La Palabra de Dios no le volverá vacía, sino que llevará a cabo lo que El desea y alcanzará el propósito por el cual fue mandada (Isaías 55:8-11).
Cuanto más practiquemos escuchar a Dios en nuestra vida cotidiana tanto más hábiles llegaremos a ser en discernir su voz. Al tomar el tiempo de esperar ante el Padre, no sólo llegamos a conocer más de El, sino que llegamos a conocer más de nosotros. Llegamos a reconocer nuestros humores y sentimientos. Llegamos a leer las influencias de nuestro espíritu. Llegamos a conocer cómo reaccionamos o respondemos en el interior cuando oímos a Dios. Debido a esto, precisamente, es muy difícil para una persona describir a otra el porqué sabe que es el Señor hablándole. ¡Sólo reconoce las señales y sabe que lo sabe!
El hecho es, que cuanto más demos sitio a la voz del Padre en nuestra experiencia, será tanto más probable que conozcamos su voz; y cuanto más le buscamos para cada paso en nuestra vida, tanto más empezaremos a discernir su mano, incluso en los pasos minúsculos y aparentemente menos importantes que hemos de tomar.
Es una gran experiencia saber que Dios hablará en nuestro corazón y mente a través de toda situación si se lo permitimos.
Algunas personas buscan algo que no existe. Lo complican todo demasiado. Se imaginan que cuando hablamos de «oír la voz de Dios», siempre debemos recibir una visión especial o una voz real hablando dentro de nosotros que sea muy clara e indudable. Raramente es así. La voz de Dios en nosotros viene a través de canales que en la mayor parte ya están construidos en nuestro sistema, por ejemplo, nuestra mente, y los procesos de pensamiento, impulsos de corazón, sentimientos de inquietud o de una profunda paz, presentimientos que recibimos en nuestro espíritu. Existen, por supuesto, momentos en que El se abre camino en una manera muy clara y sobrenatural, porque la situación lo exige, o porque es algo que no quiere que perdamos. Pero, normalmente, el Padre espera que cooperemos en esta comunicación de su Palabra. Es un ejercicio bidireccional. Somos personas hechas con el propósito de oír a Dios. Obedece la Palabra que lees y oyes, porque esta obediencia es el secreto de la cooperación con el Padre. Si no cooperamos con El al nivel de arreglarnos, no podremos cooperar con El en ningún otro nivel de revelación.
Es importante aprender que Dios tiene tiempos y circunstancias que nos incumbe analizar bien. Durante tales tiempos las cosas se mueven con mucho mayor rapidez y con mayor facilidad que en otros tiempos. Podemos perderlo si no aprendemos a leer nuestro espíritu.
Es dentro de nuestro espíritu que deberíamos recibir las certezas que da Dios: el conocimiento de la certeza de fe y la convicción interior de que algo está bien ante el Señor. No deberíamos, y no podemos, dar un paso en la esfera de la fe sin este testimonio del Espíritu.
i) Características que acompañan la Palabra del Señor
1. Es inmediata
Esto significa que la Palabra nos viene de una manera directa y personal y que es muy poderosa y llamativa. Es como un flechazo en un lugar seguro y en circunstancias muy difíciles de evitar o ignorar.
2. Es pertinente
Esto significa que tal palabra será muy pertinente a las situaciones que nos enfrentamos en nuestra vida. La Palabra de Dios normalmente está marcada por su aplicación y oportunidad.
3. Es eficaz
La Palabra de Dios siempre produce un efecto. Si la recibimos y la aplicamos, traerá fruto.
4. Es adecuada¡
La Palabra de Dios nunca está sola! No sólo es adecuada en el sentido de ser pertinente a la situación, sino también en el sentido de ser consistente con otros testimonios en nuestra vida. Siempre que creamos que oímos del Señor en una manera en particular, deberíamos buscar ratificación de la Palabra en otras áreas. No deberíamos hacer que las cosas se ajusten a la Palabra, porque esto es peligroso, sino al contrario, deberíamos encontrar que hay muchas cosas en que la Palabra se adecua. Puede ser el testimonio de otras clases de palabras, o el testimonio de otras circunstancias.
j) Lista práctica para comprobar la guía
– ¿Esta guía ensalza al Señor o a la persona que la ha dicho?
– ¿Dice la cosa correcta en el lugar correcto, momento, método, secuencia, gente, estructura, actitud, resultado, etcétera?
– ¿Es la guía recibida en armonía (o de acuerdo) con la Escritura, o la contradice?
– ¿Está la paz de Cristo reinando en mi corazón? (Filipenses 4:7; Isaías 26:3).
– ¿He obedecido la guía de Dios previa para mí?
– ¿Estoy dispuesto a ser desinteresado y poner a Dios primero en esta situación?
– ¿Qué dicen las Escrituras sobre lo que debería hacer en esta situación?
– ¿He orado y me he agarrado a Dios referente a mi situación?
– ¿Confirman mis líderes espirituales y el cuerpo de Cristo en general la guía recibida?
– ¿Estoy actuando por sentimientos o emociones temporales o momentáneas?
– ¿Estoy limitando a Dios con mi intelecto?
– ¿Tengo la expectación de que Dios me guiará?
– ¿Capacitan o impiden mis circunstancias la guía recibida?
k) Conclusión

Dios quiere sólo lo mejor para nosotros. No se equivoca nunca, y nunca tiene prisa. Hacer Su voluntad es tener una vida realizada y gozosa porque somos creados para hacer Su voluntad.
l) Preguntas y puntos de discusión
1. Antes de ser creyentes, Satanás estaba en control de nuestra vida. Nos manipulaba como marionetas. Cuando fuimos salvos, Dios cortó las cuerdas por las que Satanás nos controlaba. ¿Puso entonces Dios sus propias cuerdas en nosotros para controlamos, o necesitamos escoger ir por el camino de Dios? Discútelo.
2. ¿Por qué concierne la guía al corazón? (Colosenses 3:15).
3. Repasa la «lista práctica para comprobar» y decide si hay algún área que necesitas entregar a Dios.
4. Discute en el grupo las varias maneras en que Dios te ha hablado y cómo te ha guiado.
5. ¿Por qué debemos probar los espíritus?
6. ¿Por qué Dios no lo hace fácil y nos habla clara y directamente con una voz audible? Discútelo.
7. ¿Alimentas tu mente con tanto que no es de Dios, que encuentras difícil oír a Dios? Si es así, ¿qué puedes hacer al respecto?
m) Resumen y aplicación
1. Dios el Padre quiere que vivamos en su voluntad nuestras vidas.
2. Vivir en el plan de Dios para nuestra vida nos capacitará para vivir una vida realizada y gozosa. Dios nos ama y quiere sólo lo mejor para nosotros.
3. Necesitamos saber qué quiere Dios hablarnos y guiarnos.
4. Necesitamos oír la voz de Dios como parte de la vida cotidiana.
5. Necesitamos aprender a conocer la voz de Dios y su guía en toda situación. 6. Dios escoge la manera para hablarnos.
7. La Palabra de Dios nos traerá libertad, fe y guía.

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