Para los siervos de Dios:
Mantente siempre humilde, las cosas que Dios permitió en tu vida son para ese motivo. El mayor enemigo luego de unas victorias espirituales es el orgullo, por eso caen muchos de los siervos de Dios.
Algunos salvan a unos pocos y ya caminan en orgullo, creyéndose los dueños del rebaño y que su palabra es infalible. Recuerda todos tenemos defectos, errores y necedades. Mantente en humildad porque si no te volverás ciego espiritualmente y sordo a las cosas de Dios y a su dirección y su voz.
La ovejas que Dios puso a tu cuidado son de El y El te pedirá cuenta por ellas, las ovejas deben servir a Dios y no a tus planes.
No digas “mis sillas”, ni “mis músicos” no tienes nada que sea tuyo y si tienes algo te fue dado por Dios.
Está alerta al orgullo en todas sus formas, recuerda: Jesús era manso y humilde de corazón y Moisés era el más manso de toda la tierra.
Jamás compitas con otro Pastor o Iglesia, solo cuida rebaño de Dios, que El puso a tu cuidado. Jamás saques una oveja de otro rebaño, ni dividas una iglesia con la excusa de “darles más luz”.
Jamás en Hechos de los apóstoles podrás leer cosas como que Pedro competía con Pablo por quien tenía la iglesia más grande o los mejores músicos o programas etc.
Nunca se habla en la Biblia de la Iglesia de (Fulano de tal) ni que un pastor sea “exitoso” y otro no. Haz lo mejor que puedas con los dones que el señor te dio.
Dios juzgará a cada uno y en el cielo nos llevaremos grandes sorpresas.
También debes saber que hay autoridades espirituales que no son muchas veces las que los hombres ponen en cargos eclesiásticos. Te pueden poner como obispo y esa es tu tarea pero no “tu nivel espiritual” o “Ranking” del cielo. Tal vez creas que puedes mandar a alguien y ese es un profeta o Apóstol de Dios de los últimos tiempos y no tiene títulos o cargos denominacionales, pero tiene autoridad espiritual dada por Dios sobre ti (debes darte cuenta de esto). Cuanto más cargos u autoridad espiritual tienes más humilde debes ser. Recuerda que cualquiera puede caer en cualquier momento.
Arrepiéntete de decir “mi iglesia” o “mis músicos” etc. y no digas la iglesia de tal o cual porque solo Jesús es el dueño de las iglesias. Busca mantenerte en humildad.
Recuerda que Dios conoce tus secretos más profundos. Pero cuenta con su ayuda para no caer en el engaño del orgullo.
Pr Gustavo Isbert