Para predicar recordar esto:

Orar mucho antes.

Recibir el mensaje para “aquí y ahora”.

Predica o enseña media hora (solo si te piden más, ¡hazlo!)

Da “lo mejor”.

Ir directamente al punto y decir lo más importante.

No querer decir “todo” en un mensaje

Dar buenas ilustraciones.

“Elévate” al principio y date cuenta cuando y como “aterrizar”.

Ministrar (o responder preguntas, esto en grupos de enseñanza, reuniones caseras) o hacerles repetir una oración con decisiones concretas.

Se puede usar una pantalla con los versículos o dar un papel con la base del mensaje y la oración a repetir a cada uno.

Señor, haz tú el resto:

Dame la inspiración y la guía de tu Espíritu Santo.

Pon “peso” en lo que digo.

Pon gracia en la gente.

Ponles sed de tus cosas.

Hazles entender lo que quisiste trasmitirles.

Hazles tomar decisiones.

Manda ángeles en derredor mío.

Haz milagros extraordinarios (no solo de sanidad).

Haz milagros visibles y “recordables” (que la gente los cuente).

Que todos los dones de tu Espíritu Santo funcionen de una manera extraordinaria.

Haz tu obra en y a través de mí.

Tú estás presente en mí.

Estoy totalmente disponible para que hagas lo que quieras a través de mí.

Soy tu colaborador.

Me entrego completamente a ti.

Sea hecha en mí tu voluntad tal como se hace en el cielo.

Predicador Gustavo Isbert

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