Ninguna condenación ni culpa.

Marcos 3:28 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados

a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean.

Lucas 15: 18.20.

Aquí podemos leer, cual debe ser nuestra actitud con nuestra vida de pecado y con Dios, y cual es la actitud de Dios para con nosotros.

Romanos 8:32

1 Juan 4:9-10,16

Ejemplos de personas perdonadas por Dios:

Manasés: 2 Crónicas 33:1-20

El ladrón de la cruz: Lucas 23:43

Isaías: Isaías 6:5-7

Zaqueo: Lucas 19:1-10 Jesús vino a buscar y salvar lo que se

había perdido.

El publicano (y el fariseo): Lucas 18:9-14.

Pedro: Lucas 5:8-11

Pablo: 1 Timoteo 1:15-16

Leer:

Santiago 5:20. Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino,

salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

Hechos 3:19-20. Así que arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados

vuestros pecados y para que vengan de la presencia del Señor Jesucristo tiempos de

alivio.

La mayor alegría en el cielo sucede cuando un pecador perdido se arrepiente y es

encontrado. Lucas 15: 7, 10, 23-24, 32.

Por favor repita esta oración de todo el corazón:

Oración: Dios mío en este momento decido volverme a ti, me arrepiento de todos

mis pecados y te pido perdón por cada uno de ellos. Gracias porque Jesucristo

murió en mi lugar en la cruz, pagó delante de ti toda mi deuda, llevó mi culpa y

el castigo de mi pecado que es la muerte eterna.

Querido Jesús: tomo ahora la decisión de seguirte para siempre, te pido que

entres en mi vida y me des tu Espíritu Santo.

Te recibo ahora como mi Salvador, como mi Señor y como mi Rey.

Muchas gracias porque mis pecados fueron borrados, ahora soy tu hijo, soy

salvo y estaremos juntos desde hoy y para siempre. Amén.

Dios te bendiga mucho: Gustavo Isbert

www.elcieloesunlugar.com.ar

Ninguna condenación ni culpa hay para los que son de Cristo. (Estos son pasajes tomados de La Santa Biblia sobre este tema).

(Romanos 8:1)

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

(Juan 3:17)

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

(Juan 3:18)

El que en él cree, no es condenado.

(Romanos 8:34)

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

(Juan 5:24)

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

(Salmos 32:2)

Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,

Y en cuyo espíritu no hay engaño.

(Romanos 4:8)

Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

(Romanos 8:32)

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

(Romanos 8:33)

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

(Romanos 8:34)

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

(1 Juan 3:20)

pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.

(1 Juan 1:7)

pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

(Apocalipsis 1:5)

y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.

(Apocalipsis 1:6)

y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

(1 Juan 1:9)

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

(1 Juan 2:1)

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

(Efesios 4:32)

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

(Colosenses 2:13)

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

(Colosenses 3:13)

soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

(Romanos 3:24)

siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

(Romanos 5:1)

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

(Romanos 5:9)

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

(Romanos 5:10)

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

(1 Corintios 6:19)

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

(Gálatas 3:24)

De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

(Romanos 8:28)

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

(Romanos 8:29)

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

(Romanos 8:30)

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

(Romanos 8:31)

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

(Romanos 8:32)

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

(Romanos 8:33)

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

(Romanos 8:34)

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

(Romanos 8:35)

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

(Romanos 8:36)

Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;

Somos contados como ovejas de matadero.

(Romanos 8:37)

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

(Romanos 8:38)

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

(Romanos 8:39)

ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

(Hebreos 10:11)

Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;

(Hebreos 10:12)

pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

(Hebreos 10:14)

porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

(Hebreos 10:22)

acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

(1 Pedro 1:8)

a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;

(1 Pedro 1:9)

obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

(1 Pedro 2:24)

quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

(1 Pedro 2:25)

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

(1 Pedro 2:24)

Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.

(1 Pedro 2:25)

Pues ustedes andaban antes como ovejas extraviadas, pero ahora han vuelto a Cristo, que los cuida como un pastor y vela por ustedes.

(1 Pedro 3:18)

Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios.

(Apocalipsis 7:10)

y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

(Apocalipsis 21:7)

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

Print Friendly, PDF & Email
Clic acá para calificar este articulo
[Total: 0 Average: 0]
Translate »