El Más Grande Llamado

¡Yo soy pescador de almas porque el Señor Jesucristo lo era! La Biblia dice: Palabra fiel y digna de ser recibida por todos

¿Cuál será esta palabra tan importante?

Que Cristo vino al mundo a salvar pecadores (1 Timoteo 1:15)

Lucas 19:10 dice: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

¡El Señor vino a salvar a los pecadores! Esa fue Su misión.

¡Jesucristo era un pescador de almas, el primero y último, el más grande Pescador de almas que el mundo haya conocido!

El primer grupo que el Señor escogió para seguirle, recibió este reto: Seguidme y yo os haré pescadores de hombres (Mateo 4:19).

El último grupo que le siguió hasta su ascensión, recibió este mandamiento: “Seréis mis testigos al mundo. Id y haced discípulos a todas las naciones”. Mateo 28: 18-20; Marcos 16:15; Hechos 1:8

Jesucristo era un pescador de almas, el primero y el más grande.

Por esto fue que El vino: a salvar pecadores. Lucas 19:10.

Por esto fue que El vivió, murió, resucitó y envió el Espíritu Santo a sus discípulos: para hacerlos unos efectivos pescadores de almas.

La palabra Cristiano significa: “como Cristo”. Cristo vino a salvar a los pecadores, a buscar al perdido; o sea, que para ser cristianos, ¡tenemos que ser pescadores de almas!

Cristo vive en nosotros y El desea hacer las mismas obras que hizo cuando estuvo en la tierra pero, ahora, a través de nosotros y en nosotros.

¡Sin embargo, hay cientos de miles así llamados “cristianos” que nunca han tenido el gozo de permitirle a Cristo ganar ni una sola alma a través de ellos! ¡Aún más, hay predicadores que nunca han ganado ni una sola alma! Algunos misioneros me han confesado que nunca han ganado ni una sola alma, durante toda su experiencia misionera.

Repito: Ser cristiano significa ser “como Cristo” y ser como Cristo es ser pescador de almas.

¿Será ésta la razón por la cual la Iglesia no está llenando la necesitad espiritual de esta generación?

¿Ya no es la Iglesia un cuerpo pescador de almas?

Como congregación, no lo es; pero, puesto que usted es la Iglesia, el cuerpo de Cristo sobre la tierra; puede permitir a El ganar almas a través suyo. Usted puede ser un factor determinante para ayudar a satisfacer la necesidad espiritual de esta generación.

El Señor llevó su mensaje a los pecadores. El fue donde quiera que ellos estuvieran, a las plazas de mercado, a las esquinas, al pie de las montañas, a las playas y a los hogares.

Los líderes religiosos lo criticaron por hacer esto. “Este hombre a los pecadores recibe y con ellos come” (Lucas 15:2). ¡“Que terrible es la religión sin vida”!

El Andaba con los Pecadores

El Señor se reunía con los pecadores. Les testificaba, les convencía y los ganaba. El no era del tipo “más santo que tú” ni un esnobista de la justicia que guardaba distancias o se preciaba de súper-espiritual. El andaba con los pescadores. Ellos eran su razón de estar aquí en este mundo.

Así debe ser cada cristiano verdadero. Ser como Cristo significa ganar a los pecadores. Su propósito es nuestro propósito. Su misión es nuestra misión. Su plan es nuestro plan. El vino a salvar a los pecadores. Nosotros estamos en el mundo con el mismo propósito.

En Juan 18:37, El dijo: para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Por esta razón estamos en el mundo: para dar testimonio del Evangelio a los pecadores.

El nos ha ordenado: id por los caminos y los vallados y forzarlos a entrar, para que se llene mi casa (con los pecadores) (Lucas 14:23).

El nunca dijo: “Id, tocad las campanas de la iglesia y orad para que entren los pecadores”.

El dijo:”Id y forzadles. Ganadles y traedles. Id por ellos para que mi casa se llene”.

¡Cada discípulo suyo hizo exactamente eso!

Luego de su ascensión sus primeros discípulos actuaron de igual manera. Todos ellos se ocuparon intensamente testificando. Cada creyente era un testigo. Se ocuparon en los mercados, en las calles, en las casas, alrededor de las fuentes públicas, hablando, argumentando, testificando convenciendo, predicando, ganando almas, persuadiendo a los pecadores a creer en el evangelio, ¡tal como lo hizo el Señor!

De hecho, hablaron tanto de Cristo que los críticos con desprecio en sus voces les llamaron “cristianos”. ¡Estos críticos no sabían que realmente Cristo había renacido en ellos! Ellos eran como Cristo, por cuanto ganaban almas, ¡Por esto es que yo soy un pescador de almas: Porque Jesucristo lo era!

La Biblia dice: Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo (Hechos 5:42).

En mi Nuevo Testamento, he subrayado las palabras, y todos los días.

Hoy, muchas Iglesias no abren sino dos o tres veces por semana. Mientras que los cinemas funcionan “diariamente”, al igual que los salones de baile, las tabernas, los clubes nocturnos, licorerías y casas de mala fama y de diversión.

Muy a menudo la Iglesia (el edificio) funciona solamente los domingos. Pero, la Iglesia real somos usted y yo. Nosotros somos el cuerpo de Cristo. Cristo puede ministrar y testificar a través de nosotros cada día, sin tener en cuenta que el edificio de la iglesia puede estar abierto o cerrado.

Los primeros cristianos estaban todos los días, en el templo y por las casas enseñando y predicando al Señor Jesucristo.

Testificando en este Siglo

Los cristianos pueden recuperar el celo y pasión de la Iglesia Primitiva, para que muchas personas no se pierdan mientras una Iglesia sin vida se asienta tranquila en sus bancas y espera que le pongan el alimento (que a ellos les gusta) en sus bocas (sino se van). Pueden también recobrar la verdad espiritual de que Cristo vive en cada verdadero Cristiano, y de que Cristo puede ministrar única y exclusivamente a través de los cristianos.

Debemos animar a cada convertido a ser un testigo con el poder del Espíritu Santo ¡EN TODO MOMENTO! Debemos entrenarlos para ganar almas, aprender a testificar y como hacer entregar una persona a Cristo allí donde la encuentre y a “gastar la suela de los zapatos” llevando su pequeña cruz de “incomodidad y de tiempo” para ofrecérselos al Señor para salvar a sus amados hijos perdidos.

Un Mundo Hambriento

El mundo tiene hambre. La gente está confundida. Ellos están buscando. Están perdidos. Ellos no van a la Iglesia.

Aunque buscando y ansiosos, casi nunca reciben un verdadero testigo del Evangelio. Inundan los consultorios de los psicólogos y psiquiatras. Ellos son los conejillos de Indias que los psicoanalistas utilizan para aplicar cada nueva teoría psíquica de moda.

Los niños están confundidos. Los adolescentes andan a la deriva. Los padres en disgustos y peleas. En el hogar reinan la inseguridad y el temor. Los sustitutos de la estabilidad familiar son la bebida y la perversión.

La enfermedad, el malestar, la fatiga mental, el vacío espiritual siguen sin que se les de la debida atención. Existencias agobiadas son las que se encuentran tras aquellas elegantes casas de bonita apariencia.

Detrás de aquellas puertas hay un mundo abierto para el ministerio del cristiano, pero, los millones de miembros que constituyen la Iglesia, nunca se han acercado a esas puertas.

Oramos por la salvación de los pecadores. Pero, el Señor dijo; “¡Id y traedlos!”. Pero, si no vamos, se irán al infierno mientras oramos por ellos. Cristo solamente puede hablarle a través de nosotros. Somos sus piernas, Su voz, Sus manos, Su cuerpo.

La mayor necesidad actual es la de especialistas para ganar almas, lleno de Espíritu Santo.

La tradición de alguna forma nos ha enseñado, que sólo pocos “evangelistas” son pescadores de almas, esto no es así Jesucristo no nos pidió en la Gran comisión de Mateo 28:20; Marcos 16:15-20. que vayamos sino que NOS ORDENÓ a cada cristiano que prediquemos el evangelio y lo enseñemos (completo) “todas las cosas que les he MANDADO” a los que lo necesites (es decir a todos).

Primero, un Cristiano

Un pastor dice: “Oh, yo no soy un pescador de almas. Yo nunca pude tratar con los pecadores. Mi llamado es a pastorear, a cuidar a la manada”.

¿Quién fue el más grande Pastor?

¡Jesucristo!

El fue también el más grande pescador de almas. Si yo fuera pastor me gustaría seguir Su ejemplo.

Algún otro dice: “¡Oh, no! Yo nunca hago llamados al altar. Yo no soy bueno para eso. Ese no es mi llamado. Mi don es el de enseñar”.

¿Quién fue el más grande Maestro?

¡Jesucristo!

El también fue el pescador de almas más grande del mundo. Si yo fuera maestro, seguiría el ejemplo de Cristo, de enseñar, de forma que pudiera ganar almas.

¡Yo debo ser un pescador de almas porque el Señor fue uno y ahora, El está en mí!

Otro diría: “Oh, definitivamente ese no es mi llamado. El don mío es enseñar profecía”.

¿Quién fue el más grande Profeta?

¡Jesucristo!

El fue también un pescador de almas.

Algún otro especialista diría: “Yo enseño significados y símbolos del Antiguo Testamento. Yo no soy pescador de almas. Yo ministro a la Iglesia”.

¿Quién hizo esto mejor que Jesucristo? Ninguno.

Pero El ganaba almas cuando enseñaba.

Hay un hecho que hemos descuidado: Antes de que usted fuera pastor, fue cristiano (como Cristo).

Primero que todo, su llamado como cristiano es ganar almas.

Segundo, fue llamado como pastor para cuidar el rebaño.

Todo pastor debería ser pescador de almas, por el hecho de ser cristiano (como Cristo) y Jesucristo fue pescador de almas.

Antes de que usted fuera un maestro, fue cristiano. Y como tal; ese llamado es testificar y a ser pescador de almas. Posteriormente, recibió el don de maestro para enseñar a los cristianos.

Antes de que usted recibiera el don para predicar o enseñar profecía en la Iglesia, fue un cristiano. Como tal, su primer llamado es ganar almas, el segundo llamado es profetizar.

Primero, un cristiano-pescador de almas. Segundo un pastor.

Primero, un cristiano-pescador de almas. Segundo un maestro.

Primero, un cristiano-pescador de almas. Segundo un músico, cantante, locutor.

¡Siempre en primer lugar, un cristiano-pescador de almas!

(Mateo 4:19)

Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

(Mateo 4:19)

Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».

Tres Testimonios

¡Primero que todo debemos ser un pescador de almas!

Este es un principio en el Reino de Dios.

Permítame darle tres pruebas-tres testimonios- de este hecho en Lucas 15:1-10.

Testimonio Número Uno: Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento (versículo 7).

El cielo se regocija cuando el que estaba perdido es encontrado.

Este pecador que ha sido ganado constituye mayor gozo que los 99 salvos.

En el Reino de Dios, la prioridad es del que estaba perdido.

Testimonio Número Dos: En el reino de los cielos, el Buen Pastor descrito por Jesús: dejando a las 99 en el rebaño y saliendo a las montañas, los sitios peligrosos, afuera en el mundo, a buscar a la oveja perdida (versículo 4).

El Buen Pastor nunca es representado quedándose en el rebaño y cuidando de él, sino alejándose para buscar la perdida. El desea hacer eso mismo a través de nosotros en la actualidad.

Como lo había dicho, éste es un principio en el reino de Dios: ¡Pescador de almas-buscando primero a las almas perdidas!

Testimonio Número Tres: Una mujer en su hogar no es descrita por el Maestro, sentada en una silla, contando y brillando cuidadosamente sus preciadas monedas. Sino más bien, preocupada día y noche buscando diligentemente hasta encontrar la moneda perdida (versículo 8).

Ella lleva su lámpara y busca diligentemente en los rincones hasta que encuentra la moneda perdida; luego se regocija.

Pero, muchas iglesias y congregaciones dan junto con sus pastores, el ejemplo opuesto.

El domingo en la mañana el pastor brilla “las monedas” que no están perdidas, los miembros de la iglesia.

El miércoles por la noche, cuidadosamente las pule de nuevo. Pero, a las perdidas no hay quien las busque. (No estoy criticando a los pastores por predicar en sus iglesias; es su deber. Esto es esencial. Mi punto es: Muy a menudo, esto continúa indefinidamente; y la “moneda perdida” jamás es buscada).

Al domingo siguiente otra brillada. Al próximo miércoles, más ministerio y todo esto dirigido a los salvos.

Entre tanto, les visita un maestro que tiene don para explicar la Palabra a los cristianos y reciben una nueva pulida cada noche durante dos semanas. Y hasta ahora nada para los pecadores.

Luego un predicador de profecía sigue en el turno. Los pecadores siguen desatendidos.

Un instruido hombre sigue en la serie, predicando sobre significados y símbolos. Aún, ninguna llamada al altar para los pecadores.

Luego música y cantos, seguidos por más pulimento. Nadie busca a la “moneda perdida”. “Nadie va tras la oveja perdida”. Cada uno de los “especialistas” de la iglesia permanecen en el rebaño salvo, con las “noventa y nueve”.

A los que están a salvo en el rebaño se les da demasiada atención. Mientras, el mundo se está yendo al infierno, sin ser tocados por los cristianos, sin ser detenidos por los pescadores de almas. Cristo no puede alcanzarlos porque los cristianos no van hasta ellos. Y éstos únicamente verán a Cristo y a su amor a través de nosotros. El anhela ganarlos, pero, solamente puede hacerlo a través nuestro. Dios nunca llamó a nadie a un ministerio que no fuera ganar almas. ¡La esencia misma de ser cristiano es tener a Cristo viviendo en usted—testificando ministrando a través suyo!

Lo principal en el Reino de Dios es ganar almas-

La Iglesia Primitiva tenía amor intenso por las almas.

Ellos eran “como-Cristo”.

Cualquiera que sea su talento en la Iglesia, usted es ante todo un pescador de almas, un testigo, luego: escritor, maestro, pastor, profeta, etc.

¡Sea un pescador de almas, un verdadero CRIS-TIA-NO!

¿Por qué? ¡Porque el Señor Jesucristo lo era!

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