Cada cristiano debe en este tiempo tener un cuarto, un desierto, un Getsemaní, un bosque, una tienda etc. O sea…

Un lugar para pasar tiempo a solas con Dios.

Es allí donde recibimos “TODO”. Su guía, su presencia, somos llenos del Espíritu Santo, vencemos las batallas espirituales, entendemos los propósitos de Dios, recibimos “el maná” diario (la palabra de Dios para el “aquí y ahora”), entendemos lo que debemos hacer, recibimos su sabiduría, se abren los cielos para recibir la bendición de Dios, entendemos lo que Dios está haciendo ahora, somos llenos de su amor, somos renovados, motivados, recibimos lo que debemos predicar o lo que tenemos que enseñar a su pueblo etc., Es allí donde el Espíritu Santo “Tomará de lo mío (de lo de Jesús) y os lo hará saber.

Debemos tener comunión con cada una de las personas de la trinidad constantemente y como la máxima prioridad para nuestras vidas.

(Lucas 5:16)

Mas él (Jesús) se apartaba a lugares desiertos, y oraba.

(Mateo 6:6)

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

(1 Juan 1:3)

…nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

(1 Corintios 1:9)

Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

(2 Corintios 13:14)

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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