Prefacio

Este libro comparte algunos de los conocimientos adquiridos a través de una década de activo testimo­nio, enseñando, viajando y experimentando la obra y las manifestaciones de nuestro Señor, el Espíritu Santo, en numerosos lugares.
Pueden considerarse los últimos diez años como una década de testimonio, ya que el Bautismo en el Espíritu Santo ha tomado carta de ciudadanía en las iglesias “tradicionales». Miles de pastores y sacer­dotes, y millones de laicos de las más tradicionales denominaciones, han recibido al Espíritu Santo como en el día del primer Pentecostés. Hechos 2:4. Y ahora, a medida que el testimonio progresa con fuerza cada día más crecien­te, se advierte una gran necesidad de enseñanza. Al­guien ha señalado que el primer síntoma de la recu­peración de un enfermo es cuando se despierta su apetito. ¡El pueblo de Dios ha estado muy enfermo, cercano a la muerte, pero ahora la Iglesia de Dios está convaleciente y hambrienta! Tenemos la espe­ranza de que este libro logre suplir parte del alimento necesario para una total recuperación.
Nosotros no nos inclinamos por ninguna denominación cristiana en particular. Nues­tro mayor deseo es que la gente encuentre en su vida al Señor Jesucristo, y reciba el poder del Espíritu Santo, haciendo caso omiso de su denominación, en caso de tenerla. Nos ocupamos de todo aquello que pueda unir a las iglesias, y hemos evi­tado la discusión de temas que han dividido a los cristianos a lo largo de los siglos.
Hemos escrito estos estudios con sinceridad e iluminados por la luz de que disponemos en este momento. Solamente podemos agradecer al Señor Jesús y al Espíritu Santo, que fue quien nos enseñó a todos. Juan 14:26. Nuestra fuente escrita más importante, demás esta decirlo, es la Es­critura misma. Y también hemos aprendido mucho de nuestras propias experiencias.
Esperamos y oramos para que este libro, El Espíritu Santo y tu, sea de ayuda a muchos, tanto a los que han sido bautizados en el Espíritu Santo desde años atrás, como para los que recién entran o están pre­parándose para entrar en esta área de la experiencia cristiana. Terminamos con las palabras de San Pablo
«Gracia y paz a vosotros, de Dios -nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en El, en toda palabra y en toda ciencia… de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesu­cristo…» (1 Corintios 1:3-5, 7.)
En el amor de nuestro Señor Jesús,
Dennis y Rita Bennett

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