(Romanos 12:9-14)
No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno.
Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente.
No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo.
Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando.
Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad.
Bendigan a quienes los persiguen. No los maldigan, sino pídanle a Dios en oración que los bendiga.
(Romanos 12:17)
Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas.
(Romanos 12:21)
No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.
(Romanos 13:8-10)
No deban nada a nadie, excepto el deber de amarse unos a otros. Si aman a su prójimo, cumplen con las exigencias de la ley de Dios.
Pues los mandamientos dicen: No cometas adulterio. No mates. No robes. No codicies. Estos y otros mandamientos semejantes se resumen en uno solo: Ama a tu prójimo como a ti mismo.
El amor no hace mal a otros, por eso el amor cumple con las exigencias de la ley de Dios.
(Mateo 22:36-40)
Le preguntaron a Jesús.: Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés?
Jesús contestó: Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primer mandamiento y el más importante.
Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.
(1 Corintios 13:4)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
(1 Corintios 13:5)
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
(1 Corintios 13:6)
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
(1 Corintios 13:7)
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
(Juan 13:34)
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
(Juan 13:35)
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
(1 Juan 4:9-11)
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
(Juan 15:12)
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
(Juan 15:9)
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado.
GRACIAS SEÑOR JESÚS.