Muchas personas creen que YA son cristianos por haber nacido en un hogar que tiene una religión cristiana PERO CADA PERSONA DEBE EN UN MOMENTO DE SU VIDA TOMAR UNA DECISIÓN PERSONAL. ESTA DECISIÓN ES LA MÁS IMPORTANTE QUE PUEDA TOMAR YA QUE SE JUEGA SU DESTINO ETERNO.
HACERSE CRISTIANO no significa aceptar una filosofía o un juego de normas, o creer en una lista de principios abstractos;
Abrazar la fe cristiana significa permitir a Dios que entre y viva en nosotros. (Colosenses 1:27.)
Abrazar la fe cristiana significa arrepentirnos. (Hechos 2:38; 26:18.) Y eso, a su vez, significa querer ser diferentes, admitir que estamos en el mal camino y que queremos volver a la buena senda. Muchos vienen a Jesús, porque saben que están en un callejón sin salida, camino a la destrucción. Si están dispuestos a cambiar, Jesús los acepta y atiende a sus necesidades.
Abrazar la fe cristiana significa convertirnos. (Hechos 3:19; Mateo 18:3.) Y para eso hay que darse vuelta y caminar en la dirección opuesta -la verdadera dirección- con Jesús.
Abrazar la fe cristiana significa ser perdonado. (Salmo 103:11-12.) Y eso significa ser despojados de nuestros pecados como si jamás hubieran existido y que no queden ni rastros de ellos. Mas aún, significa ser perdonados cada día, ¡vivir en estado de perdón! (1 Juan 1:9.)
Abrazar la fe cristiana es nacer de nuevo. (Juan 3:1-21; 1 Pedro 1:23.) Y aquí llegamos al centro del asunto. Un erudito y anciano dignatario fue a Jesús de noche buscando respuestas a sus interrogantes. Jesús le dijo:
Nicodemo, tienes que nacer de nuevo.
El anciano sacudió la cabeza. -¿Como es posible que un hombre ya grande vuelva a nacer? ¿Puede acaso entrar de nuevo en el vientre de su madre para volver a nacer?
Jesús le respondió: Nicodemo, no estoy hablando del nacimiento físico; eso ya sucedió. Tienes que nacer del Espíritu. (Del Espíritu Santo).
¿Qué quiso decir Jesús?
La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre con la capacidad suficiente para conocerle y corresponderle. Pero desde el comienzo el hombre interrumpió esa relación y cuando lo hizo, murió espiritualmente y transmitió esa muerte espiritual a todos sus descendientes. Lo mas recóndito de nuestra personalidad toma el nombre de “espíritu” o pneuma en griego, y fue creado con el propósito principal de conocer a Dios. Los animales tienen cuerpo y alma, pero los hombres tienen cuerpo, alma y espíritu. (1 Tesalonicenses 5:23.) Cuando el hombre, en el comienzo, destruyo la relación con Dios -lo que llamamos la caída del hombre- murió esa parte recóndita, o quedó fuera de acción, y siempre desde entonces el hombre actuó a impulsos de su alma y de su cuerpo. (Génesis 2:17.) ¡No es de extrañar entonces que nos hayamos metido en semejante enredo! El “alma”, psiquis en griego, es el componente psicológico, formado por nuestro intelecto o voluntad, y nuestras emociones. Esta parte de nuestra personalidad es maravillosa cuando esta bajo el control de Dios a través del Espíritu, pero es capaz de cosas terribles cuando esta descontrolada.
He aquí el por qué la historia de la humanidad está plagada de odio, derramamiento de sangre, crueldad y confusión; los seres humanos están muertos espiritualmente: “muertos en vuestros delitos y pecados”, (Efesios 2:1) procurando vivir de acuerdo al alma pero fuera de todo contacto con Dios y, por lo tanto, perdidos. (Lucas 19:10.) La palabra “perdido” significa que no sabemos dónde estamos, a dónde vamos, o para qué somos. Si no se corrige esta situación, naturalmente significa el infierno, significa que la persona se perderá eternamente, y morará en la oscuridad, en el miedo, en la rebelión, en el odio, separado de Dios para siempre; y no solamente eso, sino que será parte de la interminable destrucción del diablo y sus ángeles, porque allí no habrá “tierra de nadie”. Por lo tanto, la necesidad más urgente y apremiante es renacer, volver a la comunión con Dios; y eso, exactamente, es lo que Jesucristo nos ofrece. Por medio de Jesús, y por Jesús solamente -no hay otro camino- se manifiesta la vida de Dios que alienta su vida en nosotros. (Juan 10:10.)
Sin embargo, las iniquidades que cometimos cuando estábamos perdidos y fuera del contacto con Dios, levantaron un muro divisorio de pecado y de culpabilidad que hacían imposible recibir esta nueva vida. (Isaías 59:2.) Dios es amor pero también es justicia. No puede “dejar pasar por alto” lo que hacemos, de la misma manera que un padre amante no puede “dejar pasar por alto a su hijo” si sabe que es culpable de un delito. El padre tendría que insistir ante el muchacho para “que se entregue” a las autoridades. Pero si el joven estuviera realmente arrepentido, seria una buena ocasión para que el padre ofreciera pagar la multa, o cumplir una sentencia, o aun morir en su lugar, si tal cosa fuera posible. En ese caso se habría satisfecho tanto a la justicia como al amor.
Y esto es justamente lo que hizo Jesús. Satisfizo los requerimientos de la justicia al morir por nosotros. Jesús era Dios en carne humana, la encarnación de la segunda persona de la divinidad, el Dios Creador, por quien el Padre creó el universo. (Efesios 3:9; Hebreos 1:2.) El no tuvo ni pecado ni culpa. Cuando Jesús murió en la cruz, porque era Dios y porque era inocente, satisfizo totalmente la justicia en beneficio de todos los pecados que el hombre había cometido o que cometería en el futuro.
De esta manera resolvió Jesús el problema de nuestra culpabilidad que nos mantenía apartados de Dios, y cuando murió y resucitó quedó abierto el camino al Padre para enviar al Espíritu Santo, por medio de quien fué posible que la vida de Dios se hiciera presente y morara en nosotros. El único requisito que se nos exige a nosotros es que reconozcamos que hemos vivido en el error y pidamos perdón. Luego debemos pedirle a Jesús que venga y viva en nosotros y que sea nuestro Señor y Salvador. Por medio del Espíritu Santo, Jesús entra en nuestras vidas, nuestros pecados son borrados por su sangre derramada, y obtenemos una vida diferente. Y el Espíritu Santo se une a nuestro espíritu (1 Corintios 6:17) haciéndolo pasar de muerte a vida; “nace de nuevo” y se transforma en lo que Pablo llama una “nueva criatura”. (2 Corintios 5:17; Apocalipsis 21:4-5.)
Esa nueva vida creada por el Espíritu Santo en nosotros, es lo que Jesús llama “vida eterna”. Esto va mucho mas allá de un mero “seguir andando”; es la vida de Dios en nosotros, la clase de vida que nunca se acaba, que nunca se cansa, que nunca se aburre, que es siempre gozosa y lozana. (1 Juan 5:11.)
¡He aquí hago nuevas todas las cosas!” Y no una sola vez, sino continuadamente, dice Jesús. ¡Es el permanente renovador! Se nos ha prometido que andaremos en “novedad de vida” que es lo mismo que decir vida eterna: siempre bien, siempre renovándonos.
La palabra “eterno” significa literalmente “sempiterno”, que nunca envejece.
Isaías dice: “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantaran las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40:31.).
¿Cómo aceptamos el perdón y recibimos esta nueva vida?
1. Dándonos cuenta que hemos estado extraviados, yendo en una dirección equivocada y que estamos ansiosos de andar en los caminos de Dios.
2. Admitiendo que estuvimos equivocados y pidiéndole al Padre que borre nuestras culpas y pecados, con la sangre de Jesús.
3. Pidiéndole a Jesucristo, el Unigénito Hijo de Dios, que entre en nuestras vidas y sea nuestro Salvador y Señor. (Apocalipsis 3:20.)
4. Creyendo que el ha venido en el instante en que lo pedimos. Agradecerle por salvarnos y darnos la nueva vida. (1 Juan 5:11-15.)
He aquí una sencilla oración que podemos elevar si decidimos recibir a Jesús:
“Querido Padre, creo que Jesucristo es tu Hijo Unigénito, que se hizo un ser humano, derramó su sangre y murió en la cruz para limpiar mi culpa y mi pecado que me separaban de ti. Creo que se levantó de entre los muertos, físicamente, para darme nueva vida. Señor Jesús, te invito a que entres en mi corazón. Te acepto como mi Salvador y Señor. Te confieso mis pecados y te pido que los borres. Creo que has venido, y vives en mí en este preciso instante.
¡Gracias, Jesús!”
Cuando decimos esta oración, podemos sentir o no que algo ha ocurrido. Nuestro “espíritu” que tome vida a través de Jesucristo, se esconde mas profundamente que nuestras emociones; de ahí que a veces se exterioriza una reacción emocional y otras veces no. Sea que sintamos o no sintamos algo de inmediato, descubriremos que somos distintos, porque Jesús cumplirá lo que ha prometido. Jesús nunca falta a su palabra. El dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35.)
MODELO DE UN MENSAJE DE SALVACIÓN:
DEBEMOS SABER QUE:
1. DIOS NOS AMA.
2. PERO TENEMOS PECADOS.
3. DEBEMOS ARREPENTIRNOS DE NUESTROS PECADOS.
4. CRISTO MURIÓ EN LUGAR DE NOSOTROS LLEVANDO NUESTRA CULPA Y CASTIGO.
5. HAY UN SOLO CAMINO PARA IR AL CIELO: A TRAVÉS DE LA OBRA DE JESUCRISTO A NUESTRO FAVOR.
6. DEBEMOS RECIBIR A JESUCRISTO COMO NUESTRO SALVADOR, SEÑOR Y REY.
7. PODEMOS HACER ESTO POR MEDIO DE UNA ORACIÓN DE ENTREGA DE NUESTRAS VIDAS A EL.
8. AHORA JESÚS VIVE EN TI, LO MISMO QUE SU ESPÍRITU SANTO.
9. SOMOS SALVOS Y TENEMOS VIDA ETERNA.
10. DEBEMOS AHORA SER COMO UNA LUZ EN LA OSCURIDAD.
11. DEBEMOS SER MISIONEROS EN NUESTRO ENTORNO.
12. MIENRAS ESPERAMOS QUE JESUCRISTO VUELVA.
LECTURA BÍBLICA:
(Efesios 2:1)
Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados.
(Efesios 2:2)
Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes del mundo invisible, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios.
(Efesios 2:3)
Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás.
1. DIOS NOS AMA.
(Efesios 2:4)
Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto
(Efesios 2:5)
que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)
(Efesios 2:6)
Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús.
(Efesios 2:7)
De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.
(Efesios 2:8)
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.
(Efesios 2:9)
La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.
(Efesios 2:10)
Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
(Romanos 8:32)
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
(Romanos 5:6)
Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.
(Romanos 5:7)
Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena.
(Romanos 5:8)
Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
(Romanos 5:9)
Y, como se nos declaró justos a los ojos de Dios por la sangre de Cristo, con toda seguridad él nos salvará de la condenación de Dios.
(Romanos 5:10)
Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo.
(Juan 3:16)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(1 Juan 4:9)
Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.
(1 Juan 4:10)
En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.
2. PERO TENEMOS PECADOS.
(Eclesiastés 7:20)
No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.
(Romanos 3:10)
Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
(Romanos 3:11)
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
(Romanos 3:12)
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
(Romanos 3:23)
Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.
(Romanos 3:24)
Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.
(Romanos 6:23)
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
(Romanos 6:22)
Pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.
(1 Juan 1:8)
Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad.
3. DEBEMOS ARREPENTIRNOS DE NUESTROS PECADOS.
(1 Juan 1:9)
Pero, si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
(Hechos 3:19)
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
(Marcos 1:14)
Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
(Marcos 1:15)
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
(Hechos 26:20)
sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
(Lucas 13:3)
Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
(Lucas 13:5)
Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
(Hechos 20:21)
He tenido un solo mensaje para los judíos y los griegos por igual: la necesidad de arrepentirse del pecado, de volver a Dios y de tener fe en nuestro Señor Jesucristo.
4. CRISTO MURIÓ EN LUGAR DE NOSOTROS LLEVANDO NUESTRA CULPA Y CASTIGO.
(1 Pedro 2:24)
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
(1 Pedro 3:18)
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
(Juan 10:15)
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
(Juan 10:17)
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
(Isaías 53:5)
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
(Isaías 53:6)
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
(Isaías 53:10) Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
(Isaías 53:11)
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
(Isaías 53:12)
Por tanto, yo le daré parte con los grandes… por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
(Hebreos 1:2)
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
(Hebreos 1:3)
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
(Hebreos 10:10)
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
(Hebreos 10:12)
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
(Hebreos 10:14)
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
5. HAY UN SOLO CAMINO PARA IR AL CIELO: A TRAVÉS DE LA OBRA DE JESUCRISTO A NUESTRO FAVOR.
(Juan 14:6)
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
(Hechos 4:12)
Y en ningún otro hay salvación; (Solo en Jesús)
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
6. DEBEMOS RECIBIR A JESUCRISTO COMO NUESTRO SALVADOR, SEÑOR Y REY.
(Juan 1:12)
Pero, a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
(Apocalipsis 3:20)
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
7. PODEMOS HACER ESTO POR MEDIO DE UNA ORACIÓN DE ENTREGA DE NUESTRAS VIDAS A EL.
Usted puede hacer una oración similar a esta:
Querido Dios en este momento te pido perdón por todos mis pecados y me arrepiento de cada uno de ellos, te agradezco porque moriste en mi lugar en la cruz llevando mi culpa y el castigo que me correspondía, tomo ahora la decisión de seguirte, ponerme bajo tu autoridad y te recibo en mi vida como mi Salvador, Señor y Rey. Gracias porque me has perdonado, adoptado como hijo, por salvarme y darme vida eterna. Muchas gracias. Lléname ahora de tu Espíritu Santo y guíame siempre para que ande en tu voluntad para mi vida. Amén.
8. AHORA JESÚS VIVE EN TI LO MISMO QUE SU ESPÍRITU SANTO.
(Gálatas 2:20)
… ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
(2 Corintios 13:5)
¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros….?
(1 Corintios 3:16)
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
(1 Corintios 6:19)
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
(2 Corintios 6:16)
….Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos,
Y seré su Dios,
Y ellos serán mi pueblo.
(Colosenses 1:27)
Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles. Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.
9. SOMOS SALVOS Y TENEMOS VIDA ETERNA.
(Tito 3:5)
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
(Juan 10:27)
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
(Juan 10:28)
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
(Juan 10:29)
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
(1 Juan 3:1)
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios…
(1 Juan 3:2)
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
(Romanos 5:1)
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
(Romanos 8:1)
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu Santo.
(Efesios 2:5)
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
(Efesios 2:8)
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
10. DEBEMOS AHORA SER COMO UNA LUZ EN LA OSCURIDAD.
(Mateo 5:16)
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
(Hechos 5:42)
Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
11. DEBEMOS SER MISIONEROS EN NUESTRO ENTORNO.
(Marcos 5:19)
Mas Jesús…. le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.
(Marcos 5:20)
Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
(Mateo 28:18)
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
(Mateo 28:19)
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
(Mateo 28:20)
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
12. MIENTRAS ESPERAMOS QUE CRISTO VUELVA.
(Juan 14:2)
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
(Juan 14:3)
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
(2 Tesalonicenses 1:7)
y a vosotros… daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,
(2 Tesalonicenses 1:10)
cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).
(1 Tesalonicenses 4:14)
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
(1 Tesalonicenses 4:15)
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
(1 Tesalonicenses 4:16)
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
(1 Tesalonicenses 4:17)
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Por Gustavo Isbert.
Jesús dijo:
Esto dijo del Espíritu (Santo)que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:39
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Lucas 11:13
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Juan 20:21,22
Jesús dijo que recibamos al Espíritu Santo pero para eso debemos:
1. Arrepentirnos de todos nuestros pecados
2. Creer en que Jesús murió en la cruz para pagar nuestra deuda con Dios llevando la culpa y el castigo que nos correspondía a nosotros.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Romanos 6:22,23
3. Recibir a Jesús en su corazón como Salvador, Señor y Rey.
Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Juan 1:12
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 1 Juan 2:20
Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 1 Juan 3:24
Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Romanos 8:9
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Romanos 8:14
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8:16
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. Efesios 1:13,14
el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. 2 Corintios 1:22
Más el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 2 Corintios 5:5
En una lección anterior vimos cómo desde nuestra conversión, el Espíritu Santo de Dios está en nosotros; nos da vida nueva; nos ayuda de diferentes maneras; y forja el carácter de Cristo en nuestra vida.
Pero el propósito de Dios no es sólo que tengamos una VIDA NUEVA AL NACER DEL ESPÍRITU y que su Espíritu esté en nosotros, sino que experimentemos el PODER DEL ESPÍRITU para una vida victoriosa y un servicio eficaz a Dios. Para esto Dios ha dado una promesa para todos los que creen en Cristo: EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO.
Juan el Bautista anunció: “Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1:8). Y Jesús, antes de morir, prometió a sus discípulos que enviaría al Espíritu Santo para que estuviera en ellos. Lo llamó el CONSOLADOR, término que viene del griego “paracleto”, que significa “uno llamado a estar al lado de”. Promesa bendita para cada uno de nosotros, de que no estaremos solos nunca en nuestra vida y servicio a Dios.
Poco antes de ascender al cielo, Jesús reiteró su promesa con otras palabras: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos (…)” (Hechos 1:8; 2:4; Lucas 24:49).
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Lucas 24:49
Y la promesa es extendida a todos los creyentes: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39). Aquí estamos incluidos tú y yo por igual. Por lo tanto la promesa es para ti y para mí.
NOTA: El Bautismo DEL (Y no CON o EN) es cuando somos salvos y nos introduce el cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 1 Corintios 12:13
A. EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO
En el Libro de Hechos se menciona con la frase: “fueron llenos del Espíritu Santo” cuando los discípulos fueron bautizados con el Espíritu Santo. Podemos decir que el BAUTISMO CON (O EN) EL ESPÍRITU SANTO es la primera experiencia de ser llenos del Espíritu. Esta experiencia debe ser mantenida, cultivada y profundizada de manera permanente (Efesios 5:18).
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, Efesios 5:18
Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31
También vemos que el NACER DEL ESPÍRITU (la conversión) y el BAUTISMO CON EL ESPÍRITU (la plenitud), son dos manifestaciones distintas del Espíritu de Dios en nuestra vida, y que nadie puede ser bautizado en el Espíritu sin haber nacido del Espíritu Santo.
En los pasajes siguientes descubrirás que siempre el bautismo con el Espíritu Santo es una experiencia posterior a la conversión. A veces se recibe casi simultáneamente.
B. EL NACER DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU
1. Jesús nació del Espíritu Santo, pero fue bautizado con ese mismo Espíritu recién después de su bautismo en agua en el río Jordán (Lucas 1:35; 3:21-22). Volvió en el poder de l Espíritu Santo. Lucas 4:14.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Lucas 1:35
Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 3:21,22
Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Lucas 4:14
2. Los discípulos recibieron el Espíritu Santo antes de la ascensión del Señor (Juan 20:22), pero recibieron el poder del Espíritu en Pentecostés (Hechos 2:1-4).
Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Juan 20:22
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:1-4
3. Jesús hace una distinción entre las dos manifestaciones del Espíritu Santo, comparando la presencia del Espíritu recibida en la conversión con una “fuente de agua” (Juan 4:14); y al poder del Espíritu recibido en el bautismo con “ríos de agua viva” (Juan 7:38-39).
4. Los creyentes en Samaria y Éfeso son bautizados con el Espíritu después de su conversión (Hechos 8:4-24; 19:1-5) al orar por ellos los apóstoles con imposición de manos.
Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. Hechos 8:12
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; Hechos 8:14,15
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Hechos 19:1-6
5. Saulo de Tarso conoció a Jesús en el camino a Damasco, pero recibió el Espíritu Santo al invocar su nombre y fue salvo. Hechos 22:16. Y después recibió el Bautismo en el Espíritu Santo en la casa de Judas, por manos de Ananías (Hechos 9:1-19). Y habló en lenguas (1 Corintios 14:18).
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. (En Agua). Hechos 9:16-18
Pablo dijo:
Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 1 Corintios 14:18
Entonces repasemos: Saulo de Tarso (luego S.Pablo) se dio cuenta que Jesús es Dios cuando lo vio en el camino a Damasco, luego por indicación de Ananías invocó el nombre del Señor y fue salvo y recibió el Espíritu Santo. Luego Ananías impuso sus manos en su cabeza y Saulo fue lleno del Espíritu Santo y habló en lenguas y luego se bautizó en agua.
6. Aquí tenemos un caso especial, en que Cornelio y su familia creyeron y recibieron el bautismo con el Espíritu casi simultáneamente.
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Hechos 10:39-46
C. EL PROPÓSITO DEL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO
El propósito primordial es recibir poder espiritual para ser testigos de Cristo (Hechos 1:4-8). Los discípulos tuvieron que esperar a ser bautizados con el Espíritu Santo para comenzar su ministerio apostólico, ya que el ministerio al que los enviaba (y a nosotros) el Señor era un ministerio sobrenatural, que requería (igual que ahora) un poder sobrenatural.
El mismo Señor Jesucristo no inició su ministerio hasta ser investido con el poder del Espíritu Santo en el río Jordán, luego de ser bautizado en agua (Mateo 3:13-17; Lucas 3:22; 4:1,14,18-19).
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Mateo 3:16
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Lucas 4:1
Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Lucas 4:14
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor. Lucas 4:18,19
D. CÓMO RECIBIR EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO
El Libro de Hechos y la experiencia de la iglesia muestran dos maneras de recibir el bautismo con el Espíritu Santo:
•En forma personal y directa.
•Por medio de oración, acompañada o no de imposición de manos.
La condición necesaria (El pre-requisito) es haber recibido a Jesús como Salvador personal y Señor.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, Hechos 3:19
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, Efesios 1:13
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, Tito 3:5
Leemos en Hechos 2:38: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre del Señor Jesucristo para perdón de los pecados, y RECIBIRÉIS EL DON DEL ESPÍRITU SANTO“. Y luego para recibir el bautismo con el Espíritu Santo es una cuestión de fe. Recordemos los siguientes hechos en la Palabra de Dios:
1. Hechos 2:11-4: El Espíritu Santo ya ha sido dado en Pentecostés y está en el mundo desde entonces. Sólo nos corresponde recibirlo por la fe, y apropiamos de la promesa de ser llenos del Espíritu Santo o el Bautismo en el Espíritu Santo. Dios es el primer interesado en que cada uno de nosotros reciba el poder del Espíritu. Es más lo ordena. (Efesios 5:18).
2. Hechos 2:38-39: Toda persona que ya es salva por su fe en Cristo es apta para recibir el bautismo con el Espíritu. La promesa del Padre es para todo creyente.
3. El Espíritu Santo es una persona, y se recibe el Bautismo en el Espíritu Santo por la fe.
De la misma manera como recibimos a Jesús para nuestra salvación (Juan 1:12; Apocalipsis 3:20). Le recibimos cuando le damos el control de nuestra vida.
Ej.: es como cuando dejamos pasar a nuestra casa una persona y la dejamos en el Porche y no la hacemos pasar más allá. Y recibir el Bautismo en el E.Santo es como dejar a la persona que pase a todas las piezas de la casa.
4. Hechos 5:32: Es necesaria una disposición de renuncia al pecado y de obediencia a Dios. No significa que uno haya alcanzado ya un alto nivel de espiritualidad o que ya sea perfecto, sino que tenga el deseo y la disposición. Es decirle a Dios: “Padre celestial, soy tu propiedad. Me has comprado con la sangre de Cristo. Reconozco que eres mi dueño absoluto. Haz lo que quieras de mí y lléname con tu Espíritu Santo” Esto es decisivo para recibir el bautismo con el Espíritu. Algún aspecto de la vida sin rendir es lo que impide a muchos esta bendición. El Señor ve nuestro corazón, y si encuentra sinceridad en él, nos bautizará con su Espíritu. El poder del Espíritu, entonces, será un poder adicional para vivir en victoria sobre el pecado.
5. Juan 7:37-39: Notemos la condición: “Si alguno tiene sed”. Tener sed es desear intensamente. Es no estar conforme con su situación actual. Es desear el bautismo con el Espíritu como una necesidad absoluta. Si se siente ese deseo y necesidad, aunque no comprenda todas las cosas, la bendición está muy cerca.
6. Lucas 11:13: Jesús es muy explícito: si pedimos, recibiremos. Si pedimos que nos bautice con el Espíritu, Él lo hará.
7. Marcos 11:24: Recibir por fe. “(…) os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que ya lo habéis recibido, y os vendrá” (traducción literal del original). Lucas 11:13.
Dios dará buenas cosas a los que se la pidan. Mateo 7:11.
No importa cuán absolutas sean las promesas de Dios, sólo las recibimos si creemos. También dice la Biblia: “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15). Y es su voluntad llenarnos con su Espíritu.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, Efesios 5:18
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Lucas 24:49
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Hechos 1:4,5
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Hechos 2:39
E. PRUEBAS DEL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO
Hay varias manifestaciones que se dan cuando se recibe el bautismo con el Espíritu Santo:
1. El hablar en otras lenguas (Hechos 2:4; 19:6; 1 Corintios 14:2, 4,13-15). Estas lenguas son dadas por el Espíritu Santo para la adoración y oración a Dios. Aunque no las entendemos, las lenguas nos edifican espiritualmente. Pueden manifestarse en el momento de recibir el bautismo en el Espíritu o después. No son producto de nuestra mente ni de un éxtasis emocional, sino una experiencia esencialmente espiritual.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:4
Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Hechos 19:6
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 1 Corintios 14:2
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 1 Corintios 14:4
Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 1 Corintios 14:13-15
Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 1 Corintios 14:18
Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden. 1 Corintios 14:39,40
2. Una relación con Cristo y una vida de alabanza y adoración mucho más profunda (Juan 15:26; 16:13-14). Es el Espíritu Santo quien revela y glorifica a Cristo en el creyente, y lo relaciona con Dios. Al ser llenado por el Espíritu, esa revelación y glorificación es mucho más profunda e intensa.
3. Una mayor comprensión de la Palabra de Dios
Mientras más llenos del Espíritu de Dios, mejor podremos discernir las cosas que son de Dios. El Espíritu Santo comienza a revelarnos su Palabra en forma más clara. Tenemos más deseo de Santidad, se manifiestan los frutos del Espíritu Santo.
Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1 Corintios 2:9-13
4. La manifestación de los dones del Espíritu (1 Corintios 12:4-11).
Los dones del Espíritu Santo son capacidades sobrenaturales que Dios da para poder cumplir de manera más eficaz con el mandato de ser testigos de Cristo. Los dones se deben cultivar y desarrollar junto al fruto del Espíritu, es decir, con el desarrollo de un carácter santo. Estudiaremos estos dones en detalle más adelante y la manifestación de los frutos.
F. DE LA DOCTRINA A LA EXPERIENCIA
Hasta aquí hemos visto suficientes referencias bíblicas sobre el bautismo con el Espíritu Santo, aunque hay mucho más. La pregunta que viene lógicamente es: ¿QUIERES RECIBIRLO? Si es así, ten por seguro que Dios lo quiere más que tú. Sigue los pasos mencionados en “Cómo recibir el bautismo con el Espíritu Santo”, y confía en que lo recibirás; o busca a un pastor o algún hermano autorizado que te ayude a entender cómo recibir el bautismo. Si tuvieras alguna duda, consulta con tu consejero o consejera.
Un último consejo: si en tu vida pasada has tenido contacto con alguna forma de ocultismo (curanderismo, espiritismo, hechicería, astrología, adivinación, idolatría, esoterismo, sectas orientalistas, etc.), pide una cita con tu pastor, porque esas cosas pueden ser un impedimento para tu crecimiento espiritual en general, y también en lo relacionado al bautismo con el Espíritu.