Cuando yo me convertí a Cristo no tenía problemas de dinero, ni de salud, ni de drogas, ni de alcohol, ni problemas sentimentales, ni de grandes pecados y tenía una muy buena familia y también tenía "mi religión" la cual cumplía bastante bien, pero tenía un gran vacío en mi corazón que solo lo llenó Cristo. Pr Gustavo Isbert S. Juan 3:16-17; S. Juan 1:12; 2 Corintios 5:17
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