CURIOSO, SENCIBLE Y MILAGROSO (parte 1)

En 1 Reyes 17:8, vemos que Dios le dice al profeta Elías que vaya a Sarepta de Sidón a vivir, pues allí El había dado la orden a una viuda para que lo sustente.

¡Qué curioso! Una pobre mujer ,viuda que solo tenía un puñado de harina y un poco de aceite que alcanzaba para hacer un pan para, comer ella , su hijo y luego dejarse morir; era la elegida por Dios para darle de comer a su siervo.

¡Que cosas tan insólitas hace nuestro maravilloso Dios, siempre nos Sorprende!

En esta historia, nuestro Señor hace un énfasis muy importante, el cual destacó en San Lucas 4: 25; Verdaderamente había muchas viudas en Israel en tiempos del profeta Elías, cuando no llovió durante tres años y medios y hubo mucha hambre en el país;

Pero Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.

¿Por qué Dios tuvo que enviar a su siervo a otro país para librarlo del hambre?

¿Por qué solo esta mujer calificaba para esa tarea? Podemos descubrir en esta historia que en esta mujer extranjera que no conocía a Dios, El encontró UN PLUS, que no encontró en las mujeres de su pueblo.

Dios sabía que a pesar de estar sola con su hijo hambrienta y sin esperanza, ella no se iba a negar, al encontrarse con Elías, el cual reconocería como siervo de Dios.

¡Dios sabía que ella iba a responder! , Dios sabía que iba a obedecer a la ORDEN (que no sabemos como) El ya le había dado. Hoy nos encontramos en la misma situación, hay necesidades en la obra de Dios. Y hoy también Dios busca, (como buscó en ese tiempo) a mujeres con ese PLUS, mujeres que a pesar de sus cargas, dificultades y luchas, estén ¡dispuestas a servirle! ¡SENCIBLES a SU VOZ! (Como lo estuvo la viuda) al mirar su sagrada obra, disponiéndonos con todo lo que tenemos, y sabemos hacer, (como hizo esa mujer; ¡Porque para eso fuimos rescatados! ¡Para servir! ¡Como hizo nuestro Señor Jesús!

Dios está buscando mujeres valientes, humildes y obedientes, entregadas de todo corazón a El, como El se entregó por nosotros.

Con una decisión tan grande, que haga estallar el cielo en aplausos, porque así se va a lograr el objetivo divino ¡la salvación de las almas! ¡Preciosa mujer! Que Dios “no tenga que buscar a otra” ¡Que hoy su corazón reciba el toque incontenible!

¡Que hoy su corazón reciba la orden, como recibió la viuda! Que en este momento usted le diga a Dios:

¡Aquí estoy Señor, me rindo y me entrego de todo corazón, para servirte!

Hoy doy una vuelta de página en mi vida, olvidando el pasado, las ofensas, y todo mal momento.

Hoy perdono de corazón, como vos me perdonaste, y pido perdón a los que me hirieron, y con una firme decisión te digo:

Mi Señor: ¡Quiero ayudarte a salvar a los que vos tantas amas!

¡A LOS PERDIDOS! ¡Amén!

Por: Ángela G. de Isbert.

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