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Discernimiento de espíritus
A los últimos tres dones los, denominaremos dones de revelación porque nos dan información sobrenaturalmente revelada por Dios. Podríamos definirlos sencillamente como "la mente de Cristo manifestada a través de un creyente lleno del Espíritu Santo" Cada uno de estos dones consiste en la habilidad dada por Dios para recibir de el información con referencia a algo, a cualquier cosa que humanamente nos seria totalmente imposible conocer, revelada al creyente para lograr protección, orar con mas efectividad o ayudar a alguno en su necesidad.1
1Hay solamente dos maneras -Aparte de la vía natural a través de los sentidos físicos de la vista, del oído, del olfato, del gusto y del tacto – por las cuales la mente humana puede recibir información. Una de ellas es ponernos en contacto mentalmente con el mundo "psíquico", de tal manera que la información la receptamos directamente de los espíritus de Satanás. Es lo que ocurre con los fenómenos llamados percepción extrasensorial, espiritismo, clarividencia, etc. Todas estas cosas están estrictamente prohibidas por Dios, y no debemos practicarlas.
La otra vía de información es la que nos viene por la renovación de nuestro espíritu, que a su vez ha sido inspirado por el Espíritu Santo. Esta forma de conocimiento sobrenatural es aceptable a Dios -nos viene, directamente de El – y no representa, ningún peligro para nosotros. El Espíritu Santo compartirá con nosotros solamente aquellas cosas que el sabe que necesitamos y que pueden ser de Ayuda para otros Recibimos este conocimiento, no tratando de desarrollar alguna misteriosa destreza oculta, sino andando en estrecha relación con Dios en Jesucristo, y permitiéndole a su Espíritu que obre en nuestras vidas.
Discernimiento
Antes de referirnos al discernimiento espiritual, conviene hablar del discernimiento en general. En primer lugar existe lo que podemos denominar “discernimiento natural” que es patrimonio tanto de cristianos como de no cristianos. Consiste en la facultad de poder juzgar a las personas y a las circunstancias y a nuestro propio comportamiento, que deriva de la enseñanza que hemos recibido en nuestros hogares y como, consecuencia del medio ambiente en que actuamos y de nuestra cultura. De este material esta compuesta nuestra "conciencia" natural, y de ahí que no podamos confiar, mucho en ella. La mente, y esa porción de la mente que llamamos conciencia es una mezcla de bueno y de malo, de verdad y de error. Su discernimiento y sus juicios morales carecen de valor. Es una verdad indiscutida que las pautas de la moral humana varían de cultura a cultura, y de generación a generación, y todo lo que nos puede decir la mente por natural no va mas allá de saber si concuerda o no, si es aceptable o inaceptable, con el tiempo y el lugar en el cual estamos viviendo. Esto es lo que el mundo en general utiliza coma base para sus decisiones. Carecen de estabilidad.
El verdadero discernimiento intelectual no proviene de una mente natural desfigurada, sino de una mente que ha sido renovada en Cristo. Este discernimiento se desarrolla cuando encontramos y recibimos a Cristo y llegamos a conocerlo mejor, por medio de la comunión y del estudio de la Palabra de Dios. Como lo dice la carta a los Hebreos: "Todo aquel que participa do la leche es inexperto en la palabra de justicia. porque es niño: pero el alimento sólido es para los que han alcanzado la madurez, para los que por el uso de los sentidos (griego: percepciones, criterio) ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." (Hebreos 15:13-14.) A medida que crecemos en la vida cristiana, el Espíritu Santo hace una selección de nuestras mentes, y conciencias, descartando lo malo e incrementando lo bueno. Si no le hemos puesto trabas a Dios para obrar de esta manera, con el correr del tiempo nuestras mentes y conciencias se ajustaran cada vez mas a las Escrituras y el Espíritu Santo que vive en nosotros. Nos saturamos tanto del "sabor" de lo que Jesucristo realmente es, y de la manera de obrar de Dios, que inmediatamente reconocemos intelectualmente algo que sea diferente. Es importantísimo que los cristianos desarrollen este tipo de discernimiento. Significa una firme defensa contra las doctrinas falsas. Deberíamos poder decir de inmediato, si oímos una enseñanza extraña que no guarda relación con la verdad que: ¡Eso no suena a Dios!; Dios no actúa de esa manera"
El aumento de nuestra facultad de discernimiento intelectual, afectara, por supuesto, nuestro comportamiento con relación a Dios y a nuestros semejantes. Antes de que Pablo aceptara a Jesús personalmente, estaba convencido que era de buena conciencia perseguir a los cristianos. Luego de su conversión y después de muchos años de caminar con el Señor, Pablo nos dice: "Yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy." (Hechos 23:1.) Procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres." (Hechos 24:1ó.) Tendríamos que orar para que nuestras mentes y nuestras conciencias sean de tal manera renovadas por el Espíritu, que podamos decir lo mismo.
Falso discernimiento natural
Una señorita perteneciente a la iglesia de St. Luke, caminaba tranquilamente por una calle del centro de Seattle, sin inmiscuirse con nadie, cuando de pronto una señora de edad corrió hacia ella profiriendo obscenidades y amenazas, y sacudiendo, furiosa, su bastón. La muchacha se alarmo, por supuesto, pero no se asusto, pues se dio cuenta lo que estaba sucediendo. Esa señora de edad estaba poseída demoníacamente y el espíritu maligno había detectado la presencia del Espíritu Santo en la señorita, y por ello se alboroto en airada protesta.
Tales incidentes no son raros, si bien habitualmente no son tan dramáticos e inesperados como el que hemos relatado. Si una persona ha estado al servicio de Satanás y por ello esta oprimida o poseída totalmente, bajo la influencia del poder del enemigo, se sentirá repelida por la presencia de cualquiera que esta caminando en el Espíritu. Esta es la imitación fraudulenta del diablo al discernimiento de los espíritus.
Uno de los más vividos ejemplos de lo que llevamos dicho, es el gran resentimiento que demuestran los espiritistas contra todos aquellos que han recibido el bautismo en el Espíritu Santo.
Cierto día, sentado Dennis a la cabecera de la mesa durante un almuerzo que reunía a hombres de la Fraternidad de Hombres del Evangelio Completo, el caballero sentado a su lado, un bien conocido medico que había recibido el Espíritu Santo, le mostró una carta que lo atacaba grosera y bárbaramente, condenando al buen doctor por sus actividades pentecostales. Dennis le pregunto
¿El que firma esa carta es un espiritualista, verdad?
El medico asintió: -Me temo que si.
No debemos extrañarnos si el ataque y la persecución furibundos nos viene de personas de la comunidad que no solamente no conocen al Señor, sino que, además, están entregados a practicas prohibidas y antibíblicas.
Discernimiento de espíritus
Llegamos ahora al don espiritual. Como sucede con todos los otros dones, este don no se adquiere por medio de un entrenamiento especial, sino que es dado cuando la necesidad lo requiere. Cualquier cristiano puede manifestar este don pero, al igual que los demás, se intensifica después del bautismo en el Espíritu Santo. Los creyentes que no han sido bautizados en el Espíritu Santo no están lo suficientemente familiarizados con las actividades de Satanás, como para preocuparse por el discernimiento de espíritus, si bien, por supuesto, hay excepciones.
Por el don del discernimiento de espíritus, el creyente esta capacitado para saber inmediatamente que es lo que esta motivando a una persona o a una situación. Se da el caso de que un creyente puede estar actuando bajo la inspiración del Espíritu Santo, o expresando sus propios pensamientos, sentimiento o anhelos de su alma, y hasta es posible que permita que un espíritu extraño lo oprima, y revele pensamientos, justamente, de ese espíritu maligno. El incrédulo, por supuesto puede estar totalmente poseído por ese espíritu del mal. El don de discernimiento de espíritus permite revelar inmediatamente lo que esta ocurriendo.
Puede ayudarnos a entender al don de discernimiento de espíritus si reconocemos lo que sucede cuando discernimos el Espíritu Santo. El himno evangelio dice: "Hay un dulce, dulce Espíritu en este lugar, y yo se que es el Espíritu del Señor!" Los creyentes conocen esa feliz sensación producida por la presencia del Espíritu Santo o, dicho en otras palabras, se dan cuenta del testimonio del Espíritu Santo en otra persona o en una reunión. Cuando decimos: "Verdaderamente sentí la presencia de Dios", estamos hablando del discernimiento del Espíritu Santo. Experimentamos un ejemplo, en cierta medida divertido de este tipo de discernimiento, después que vinimos a Seattle.
A Dennis lo habían invitado a concurrir a un concierto coral en una iglesia cercana. El director del coro era un cristiano bautizado en el Espíritu Santo, que tenía muchos amigos en Sr. Luke. Dennis sabia que unas 20 o 30 personas de esa iglesia, que habían recibido el Espíritu Santo, planeaban asistir al concierto. Llego algo tarde y le indicaron un asiento en la, galería. Le llamo la atención, al mirar hacia abajo a la congregación reunida en la planta baja, no ver a ninguno de sus amigos. Dennis gozo del programa pero todo el tiempo estuvo un poco desconcertado porque una leve exaltación interior de gozo, un claro testimonio del Espíritu Santo, lo inundo durante todo el concierto. Era un sentimiento hermoso, pero no podía interpretar su significado. El coro era bueno, ¡pero no tan bueno! La explicación la tuvo cuando al abandonar la iglesia al final de la velada, fue saludado por unos treinta episcopales llenos del espíritu, que durante el concierto ocuparon asientos debajo de la galería donde el estuvo sentado. Dennis no los había visto, ¡pero el espíritu de Dennis discernió su presencia!
Los informes que nos llegan de personas que trabajan detrás de la cortina de hierro, indican que este don adquiere significativa importancia a medida que se agrava la persecución. Se mencionan numerosos casos de cristianos que reconocen a otro cristiano, cada uno "en el Espíritu" sin mediar una sola palabra. En un lugar, las autoridades interferían permanentemente en las reuniones, de modo que los hermanos dejaron de anunciar horario y lugar para su comunión, y dependieron exclusivamente del Espíritu Santo para que señalara aquellos que habrían de asistir a cada reunión. Todos asistían, y todos daban la misma explicación. En estos casos se puede pensar en una. combinación del don de sabiduría y del don de discernimiento.
Para comprender el discernimiento de los espíritus malignos, imaginémonos lo opuesto a todo esto. La sensación de la presencia del Espíritu Santo trae gozo, amor y paz; el discernimiento de los espíritus falsos da una sensación de abatimiento e intranquilidad.
Algunos años atrás, cuando todavía éramos nuevos en esta materia, nos visito una persona en la iglesia do Sr. Luke, y nos hablo en la reunión de oración. Llego precedido de buenas referencias y parecía no tener "segundas intenciones". Cuenta Dennis: "Le hice entrega de la reunión a nuestro visitante, y me pareció aceptable lo que decía, pero al observar los rostros de los oyentes, era obvio que algo andaba mal. Se mostraban afligidos, desdichados e incómodos. Una señora abandono su asiento y salio de la pieza excusándose, al pasar a mi lado, de que sentía nauseas. No tuve el buen tino suficiente para interrumpir al orador y decirle: "Discúlpeme, pero esta provocando malestar en la gente, ¿que pasa?" Al día siguiente el hombre se traslado a otro pueblo, pero cuando hablo allí, la persona que presidía lo interrumpió y le dijo:"Sus palabras son hermosas, pero discierno un espíritu falso en su vida2 que sucede?, Así enfrentado, el hombre confeso que era un impostor, viviendo en abierto pecado. Resulta obvio comprender que el don se manifestó no solo para proteger a la gente del engaño del enemigo, sino para lograr el arrepentimiento y la liberación de ese hombre.
Algunas veces la influencia perturbadora no es de la persona que esta hablando u oficiando, sino de alguien que simplemente asiste a la reunión. Un individuo activamente comprometido en prácticas espiritistas, por ejemplo, puede producir un enfriamiento con su sola presencia, en una reunión de oración donde se solicita el Espíritu Santo. Si la reunión languidece, es mejor parar y orar pidiendo al Espíritu Santo que revele la causa del malestar. Si alguno de los presentes estuviere oprimido puede ser ayudado y liberado.
Por lo tanto, podemos decir que el don de discernimiento de los espíritus actúa en un papel de "policía", para protegernos contra el enemigo y evitar que su influencia perjudique nuestra comunión. Desgraciadamente, cuando las personas reciben este tipo de discernimiento dudan muchas veces en utilizarlo para no parecer duros y faltos de caridad. Si el don de discernimiento espiritual nos dice que algo anda mal en una reunión que no estamos dirigiendo, tranquilamente y con la mayor discreción posible, debemos hacer saber ese hecho al líder; de esa manera podemos orar pidiendo el don de sabiduría para saber que ocurre y el don de conocimiento para saber como resolver el problema. Habrá otros probablemente con el mismo discernimiento, pues habitualmente lo recibe más de uno, para confirmación.
El discernimiento de los espíritus se torna especialmente útil cuando en una reunión se ejercitan otros dones. Nadie espera de nosotros que debamos aceptar cada palabra que se emite por medio de los dones, ni en ninguna otra manifestación, ni aun en la predicación, y hemos de aceptar solamente lo que el Espíritu Santo nos mueve a aceptar, siempre que este de acuerdo con la Biblia. "Los profetas hablen dos o tres y los demás juzguen (disciernan)." (1 Corintios 14:29.) Los dones del Espíritu Santo son puros, pero los canales por donde se conducen varían según los grados de sometimiento y santificación que posean. Una manifestación puede ser setenta y cinco por ciento de Dios, pero el veinticinco por ciento restante los propios pensamientos de la persona. Debemos discernir entre ambos.
2Tomemos nota de que los "espíritus falsos" no son, y no pueden ser, los espíritus de personas que han muerto. El discernimiento de los espíritus nada tiene que ver con el espiritismo o el espiritualismo. Los espíritus de los seres humanos que han muerto,
no están en esta tierra, ¡y esta prohibido todo intento de entrar en contacto con ellos! Los "espíritus falsos" de que estamos hablando, son los que la Escritura menciona como "gobernadores de las tinieblas de este siglo es decir, ángeles caídos, "demonios". (Efesios 6:12; Mateo 10:8.)
Además, el enemigo puede enviar gente a la reunión con el deliberado propósito de perturbarla con una manifestación de imitación fraudulenta. Hechos 16 relata el incidente según el cual una mujer poseída de un espíritu de adivinación, durante varios días interrumpió a Pablo diciendo algo que tenia todo el aspecto de una profecía: "Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación." (Hechos 16:17) Lo que decía era cierto, pero hablaba bajo el influjo del enemigo. La Escritura nos dice que cuando Pablo discernió el espíritu le causo desagrado, por lo cual le ordeno al espíritu que la abandonara y la dejara libre. Este ejemplo nos dice que las manifestaciones fraudulentas deben ser encaradas, dentro de lo posible, en el momento mismo en que se manifiestan.
La historia de Eliseo y su siervo Giezi es un ejemplo del Antiguo Testamento de los dones de discernimiento de los espíritus y de sabiduría. Naamán, general del rey de Siria, era leproso. Cumpliendo con las instrucciones del profeta Eliseo, se lavó siete veces en las aguas del Jordán y se curo de su enfermedad. En gratitud Naaman ofreció presentes a Eliseo, pero este los rechazo. En cambio Giezi, el siervo de Eliseo, siguió secretamente a Naaman, le mintió diciéndole que habían llegado dos visitas inesperadas y pidiéndole a Naaman dos mudas de ropa y algún dinero, todo lo cual, no hace falta decirlo, Giezi se guardo para el. Cuando Giezi se presento de nuevo ante su patrón, Eliseo discernió su espíritu deshonesto, y por el don de conocimiento supo lo que había hecho. (2 Reyes 5.)
Hay muchos ejemplos de Jesús cuando discernía espíritus. Sin conocer a Natanael, discernió inmediatamente que era "un verdadero israelita, en quien no hay engaño". (Juan 1:47.) Cuando Pedro hizo su gran confesión sobre Jesús: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", Jesús le alabo. Pero cuando Jesús les dijo a sus seguidores que é1 habría de morir, Pedro no pudo aceptar sus palabras. Comenzó o reconvenir a Jesús, diciendo: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca." Jesús discernió que Pedro estaba hablando por boca de un falso espíritu, y le dijo: "¡Quítate de delante de mi, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cocas de Dios, sino en las de los hombres." (Mateo 1ó:15-23.) Cuando Jesús no fue recibido en una aldea de Samaria, Jacobo y Juan se enojaron y le preguntaron a Jesús si podían ordenar que cayera fuego del cielo para consumir a los habitantes. Pero Jesús les respondió: "Vosotros no sabéis de que espíritu sois." (Lucas 9:54-55.) Vemos a través de estos dos últimos ejemplos, que aun los más cercanos seguidores de Jesús pueden ser conducidos a conclusiones erróneas.
Profecías ya cumplidas y otras señales bíblicas, indican que es muy probable que estemos viviendo la parte final de los últimos días. La Escritura enseña que antes del retorno de Jesucristo a la tierra, habrá muchos mas espíritus mentirosos desatados, de manera que será mas necesario que nunca discernir entre lo falso y lo verdadero. (Mateo 24; Apocalipsis 13:11-14.)
Otro uso muy importante del don de discernimiento de los espíritus es para desatar al que el enemigo tiene atados. Una de las señales que seguirían a los creyentes, les dijo Jesús, seria la de echar fuera a los demonios en su nombre (de Jesús).
3 Se da el nombre de exorcismo, desde la antigüedad, al ministerio de echar fuera a los espíritus malignos.
Alrededor de un veinticinco por ciento del ministerio de Jesús consistió en dar libertad a los que Satanás tenía cautivos; y también nosotros debemos esperar ser usados de esa manera. Jesús dijo: "El Espíritu de Jehová el Señor esta sobre mi, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel…" (Isaías 61:1) En este pasaje Isaías se refería específicamente a Jesús, pero ahora, desde el Calvario, con Cristo que vive en nosotros, también nosotros estamos ungidos con el Espíritu Santo, y también se aplica a nosotros. Esto no quiere decir que debemos buscar específicamente a los que necesitan ser liberados o desarrollar una morbosa fascinación por este tema, pero si debemos saber como orar por las personas que lo necesiten. Si estamos sometidos a Dios y adecuadamente preparados, e1 pondrá en nuestro camino a los que necesitan ser liberados.
La epístola de Santiago nos dice como entrenarnos para orar por aquellos que necesitan ser puestos en libertad: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros." (Santiago 4:7.) El primer paso, entonces, es someternos a Dios. Esto lo podemos hacer por medio do la oración, pidiéndole que nos muestre las facetas de nuestra vida que requieren corrección. Tenemos que cortar por lo sano con cualquier pecado conocido que tengamos en nuestra vida.
Es importante también que nos afirmemos en la autoridad que tenemos en Jesús, estudiando los pasajes que se refieran a esta materia.4 Debemos comprender que en el nombre de Jesús tenemos autoridad para atar a los espíritus inmundos y para arrojarlos fuera. Algunas personas enseñan que al tratar con un espíritu maligno, se debe decir: "El Señor te reprenda", en lugar de enfrentar al enemigo directamente. Citan a Judas 9 y a Zacarías 3:2. Los santos Ángeles, a pesar de ser criaturas de Dios, sin pecado, tienen que actuar frente al enemigo de esa manera.
4 Ver Efesios 1:1-23; 2:1-10; Lucas 10:19; Gálatas 2:20; 2 Corintios 5:17; 1 Juan 4:4.
Pero nosotros, los cristianos, no solamente somos criaturas de Dios, sino hijos de Dios, con Cristo en nosotros. Jesús nos dijo que tratáramos con el enemigo directamente: "…en mi nombre echaran fuera demonios…" (Marcos 1ó:17.)5 y no hay otra manera de hacerlo., según todo el Nuevo Testamento.
A menos que la persona para quien estamos orando sea un intimo amigo o un familiar, debe haber siempre una tercera persona cuando oramos pidiendo liberación. Esta tercera persona puede no hacer otra cosa que permanecer de pie o arrodillada y aprobando en oración. Si la persona que necesita ser liberada quiere hablar confidencialmente, la tercera persona, puede retirarse a la próxima pieza mientras hablamos, pero en todos los casos debe estar presente cuando se eleva la oración de liberación. No es prudente que un hombre ore en privado con una mujer pidiendo su liberación, o viceversa (siempre es mejor que los mismos sexos oficien unos con otros en todas las áreas del ministerio). Si es inevitable que sea un hombre el que ore por la liberación de una mujer o de una niña, siempre tiene que estar presente otra mujer.
Un cristiano no puede ser poseído en su espíritu (donde mora el Espíritu Santo), pero su mente, sus emociones o su voluntad (las tres partes constitutivas de su alma) pueden estar deprimidas, oprimidas, obsesionadas, o aun poseídas, si le ha permitido la entrada al enemigo, por andar en los caminos del pecado antes que con Jesús. Una persona que no es creyente, por supuesto, puede estar poseída en su espíritu, alma y cuerpo. De lo antedicho resulta claro, entonces, que el primero y más importante paso para ayudar a una persona a librarse del enemigo es asegurarnos que e1 o ella conocen al Señor Jesús como su Salvador.
Si la persona por quien estamos orando no es cristiana, debemos guiarla para aceptar a Jesús. Aconsejamos releer el capitulo primero que nos ayudara en este punto. Es de gran ayuda tener un definido "plan de salvación" en mente, con escrituras apropiadas.
Una serie típica puede ser la siguiente:
1. Romanos 3:23: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios."
2. Romanos 6:23: "Porque la paga del pecado es muerte. "
3. Romanos 5:8: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros."
4. Romanos 6:23: "Mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
5. Juan 1:12: ‘Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios."
6. Apocalipsis 3:20. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a é1, y cenaré con é1, y él conmigo."
Leamos y expliquemos estos versículos y guiemos a las personas a pronunciar una oración como la que sugerimos al final del primer capitulo de este libro, o una oración similar en sus propias palabras.
Ahora, cristianos los dos, y protegidos por la sangre de Jesús, elevemos una abierta confesión como la siguiente: "Gracias, Jesús, por la protección de tu preciosa sangre sobre nosotros y alrededor nuestro." A continuación debemos preguntarle a la persona con quien hemos estado orando si esta segura que Dios le ha perdonado sus pecados. Si le queda un resto de duda, debemos hacer énfasis sobre la siguiente Escritura: "Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9.) Puede ser de ayuda que la persona confiese sus pecados a Dios en nuestra presencia y en voz alta.6 En esos casos debemos escuchar en silencio y en espíritu de oración lo que tiene que decir, y cuando ha terminado, declararle el perdón de Dios. Podemos decir algo por el estilo:
6 Si se da el caso de que escuchamos cuando alguien confiesa sus pecados a Dios, debemos recordar que jamás, bajo ninguna circunstancia, debemos revelar absolutamente a nadie lo que hemos oído, ni aun a nuestro más intimo y querido amigo. Debemos olvidar lo que escuchamos. Constituye un pecado grave si deliberadamente revelamos lo que nos ha dicho en confianza una persona confesando sus pecados a Dios.
"He oído confesar tus pecados a Dios y se que estas verdaderamente arrepentido. Dios dice: "Cuanto esta lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones." (Salmo 103:12.) Si la persona todavía tiene dificultades, lo mejor es llamar a un pastor entrenado para aconsejarlo con su mayor experiencia y tratar de convencerlo y tranquilizar su mente.
Debemos asegurarnos, por supuesto, de confesar y pedir perdón por los propios pecados conocidos de nuestra vida, y de que hemos perdonado a otros. El cristiano debería vivir diariamente en este estado de perdonar y pedir perdón.
Debemos tratar, en lo posible, de descubrir la naturaleza exacta del espíritu o de los espíritus con los que tenemos que lidiar. Dejemos que sea el Espíritu Santo quien nos guíe en esto, como en todo lo demás. No nos metamos en una interminable sesión de "consejos" con lo cual se puede perder mucho tiempo, sino que tenemos que descubrir que es lo que esta perturbando a la persona: es miedo, odio, lujuria, ideas perversas, complejo de persecución, terror a los animales, enojo, etc.? Pidámosle a la persona que nombre las cosas que la afligen. Tratemos cada problema como una entidad espiritual, y encarémosla directamente como tal. El diablo es muy hábil en este aspecto, y tratara de que la persona ore así: " Echo fuera esta neurosis de ansiedad!" o " Reprendo a este espíritu de ansiedad!" No es así la forma. Tenemos que guiarlo para que diga lo siguiente: "Espíritu de ansiedad, te ato en el nombre de Jesús, bajo su preciosa sangre, y te arrojo a las tinieblas de afuera, para nunca mas volver, en el nombre de Jesús!" A veces es necesario que la persona repita juntamente con nosotros, al comienzo, frase por frase, pero luego es conveniente que la persona diga por si sola toda la oración. Después que la persona la haya repetido, nosotros la decimos de nuevo reprendiendo y arrojando al espíritu fuera de el, haciendo causa común con ella en la oración. Es importante que la persona que necesita ser liberada aprenda a decir su propia oración, pues de esta manera adquiere la confianza necesaria para usar su autoridad sobre el enemigo y puede orar por si sola si el enemigo retorna.
Cuando la persona logra captar la idea, ocurre con frecuencia que ora por otros problemas que no menciono al comienzo, a medida que el Espíritu Santo los trae a su mente. Algunos espíritus logran crear mayores reacciones emocionales en unas personas oprimidas más que en otras. Algunos consiguen crear nauseas, o exagerados accesos de tos, bostezos, estornudos, etc. A. veces se producen reacciones mas violentas, tales come ser arrojados al suelo. Si suceden tales cosas no nos dejemos arredrar por ello. Alabemos al Señor, supliquemos la protección de la sangre de Jesús, ¡y sigamos adelante! Por otra parte, no creamos que porque tales reacciones no se han producido, nada ha sucedido. Tampoco debemos pensar que, por el hecho de que una persona ha tenido una reacción física ya esta liberada. Tales manifestaciones son efectos secundarios de la liberación.
Si la persona necesitada de oración se siente incapaz de cooperar, o no tiene una clara percepción interior de sus problemas, tendremos que actuar nosotros solos para atar a los espíritus y arrojarlos fuera en el nombre de Jesús y bajo la protección de su sangre, tal como lo hizo el apóstol Pablo en el incidente relatado en Hechos 16:16:18Si, por otra parte, una persona esta en plena posesión de sus facultades y de su voluntad, y no quiere cooperar, es probable que estemos perdiendo nuestro tiempo con el, hasta que e1 mismo se den cuenta de su necesidad y solicite ayuda.
¡Hay personas que realmente gozan de sus problemas! ¡y a través de ellos Satanás se deleita en hacer perder el tiempo y la energía a los cristianos!
A veces tenemos que ser muy enérgicos, cuando oramos por la liberación. El Espíritu debe obedecer cuando la orden la damos con fe y en el nombre de Jesús. Si el espíritu detecta la más leve vacilación de nuestra parte, evadirá nuestra orden! Insistamos! (Es conveniente explicar rápidamente y en términos sencillos al "paciente" que no le estamos hablando a el cuando reprendemos al espíritu inmundo. Digamos algo por el estilo: "No te estoy hablando a ti, sino al espíritu que te esta perturbando.")
No hay un solo caso en las Escrituras de imposición de manos para echar fuera espíritus, y la mayoría opina que no debe practicarse. No creemos que en la persona que oficia, si es un cristiano y esta protegido por la sangre de Cristo, pueda sufrir ningún daño, pero podemos esperar que la persona que necesita ser liberada reaccione fuerte y violentamente si se la toca. Es preferible evitar todo contacto físico cuando estamos ofreciendo oraciones para la liberación.
Una vez obtenida la liberación, debemos alabar al Señor y rendirle a el la gloria. Ahora si coloquemos las manos sobre la cabeza de la persona y oremos para que el Espíritu Santo llene todos los espacios que antes ocupaban los espíritus. Si 1a persona no ha sido bautizada en el Espíritu Santo, esta es una excelente oportunidad para explicarle como se recibe y debemos ayudarla para hacerlo. Es imperativo que la casa este rebosante del Espíritu Santo y de su poder.
Debemos insistir ante la persona sobre la importancia de alimentarse diariamente con la Palabra de Dios, en la oración, en la alabanza, y en la comunión con otros en el Señor.
Hemos dado solamente los lineamientos generales sobre este tema, pero antes de pasar adelante, queremos señalar que el echar fuera los espíritus no esta limitado, de ninguna manera, a las personas que están profundamente oprimidas o poseídas. En toda oportunidad en que sentimos que el enemigo nos esta acosando y no podemos deshacernos de el mediante nuestras propias oraciones, no debemos dudar un instante de recurrir a un amigo en el Señor y pedirle que ore con nosotros y nos ayude a echar fuera el mal. Cada vez que estamos luchando contra un pecado que no nos da reposo -enojo, lujuria, temor- aunque no se trate mas de que un leve problema, si no podemos dominarlo, debemos tratarlo como un espíritu de opresión, sujetarlo y arrojarlo afuera; y si no podemos hacerlo por nuestra propia cuenta, ¡pidamos ayuda! En esos casos nuestro consejo es recurrir a un consejero cristiano bien calificado para que hable y ore con nosotros.
Oremos para que nuestro discernimiento sobre las tácticas del enemigo en nuestras propias vidas y en las vidas de otros, sea aguzado de tal manera que podemos experimentar la total liberación de los cautivos. Recordemos, además, que los setenta seguidores de Jesús que salieron luego de recibir el poder contra el enemigo, volvieron llenos de gozo declarando que habían logrado sujetar a los demonios en el nombre de Jesús. Pero Jesús, que sin duda alguna se regocijo con ellos, los trajo de vuelta a la realidad: "No os regocijéis de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos." Mientras oramos para que la gente sea librada de la servidumbre, no olvidemos de regocijarnos más que nada, de que nuestros nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero.