Lección 22

EL FRUTO DEL ESPÍRITU

(Primera parte)

En la lección anterior vimos que somos espíritu, alma y cuerpo, y que la parte de nuestro ser que ha nacido de nuevo y tiene la vida de Dios es nuestro espíritu.

Pero nuestra alma no ha sido regenerada; y aunque experimenta algunos cambios por el nuevo nacimiento, sin embargo necesita ser renovada por la influencia del Espíritu Santo y por la Palabra de Dios.

Parte importantísima de la transformación de nuestro ser por la renovación de nuestra alma, es lo que la Biblia llama el FRUTO DEL ESPÍRITU. En nuestro avanzar "HACIA UNA SANTIDAD PRÁCTI­CA" es fundamental que tratemos sobre este FRUTO DEL ESPÍRITU.

¿Recuerdas que ya lo vimos muy someramente, en "Tu nueva vida en Cristo"? En esta ocasión vamos a desarrollarlo un poco más, buscando aplicar lo que aprendamos a nuestra vida práctica.

Alguien ha dicho que la iglesia está dividida en dos clases de personas: árboles y postes. La diferencia entre ellos es que el árbol tiene vida, se desarrolla y da fruto. El poste no tiene vida ni da fruto, y su destino es podrirse. Dios busca árboles que den fruto, no postes estériles que sólo dan trabajo.

A. ¿QUÉ ES EL FRUTO DEL ESPÍRITU?

Lee Lucas 13:6-9. Esta es una parábola, es decir, una ilustración tomada de la vida diaria con un mensaje espiritual. El Señor Jesús usó mucho las parábolas para enseñar verdades profundas de la vida espiri­tual.

a. Según esta parábola, ¿qué busca Jesús de cada creyente?

b. En Gálatas 5:16-25, ¿qué cosas se oponen entre sí en la vida del creyente?

c. ¿Cuál es el fruto del Espíritu?

d. ¿Qué relación encuentras entre los versículos 16 y 18, y el fruto mencionado en el v.22?

El fruto del Espíritu es el resultado de la rendición de tu voluntad como creyente, permitiendo que se manifieste la naturaleza divina implantada en tu espíritu. Si el Espíritu Santo está señoreando en tu espíritu, y tu alma se deja guiar por tu espíritu, se produce el fruto.

El fruto tiene que ver con el carácter cristiano y con nuestra santidad. Tiene que ver con lo que somos. En este sentido es el aspecto más importante de nuestra vida, por encima de los dones o de lo que hagamos para el Señor.

B. ANALIZANDO EL FRUTO DEL ESPÍRITU

Gálatas 5:22-23 dice: "Mas el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza".

Vemos que hay nueve aspectos del fruto; es decir, nueve facetas de un carácter rendido a la influencia del Espíritu Santo, y que refleja el carácter de Cristo. Analicemos estos nueve aspectos en el orden en que son mencionados.

1. AMOR

Este aspecto ya lo vimos en "Avanzando en el discipulado", de manera que no es necesario abundar en él. Sólo recordar que no se trata del amor de los sentidos o de los sentimientos, que nacen por algún estímulo externo. Sino el amor ágape, que nace del espíritu, y motivado por el ágape de Dios.

Este amor, como parte del fruto del Espíritu, se dirige en primer lugar a Dios, y luego a los demás, permitiendo que el amor de Dios fluya por medio nuestro a nuestros hermanos, parientes, amigos, o aún a los que no lo son.

Cómo describe 1 Corintios 13:47 el amor ágape?:

Recuerda que no se trata de sentimientos o emociones despertados por personas que nos puedan caer simpáticas o atractivas, ni gratitud por los que nos hacen bien.

Si Dios nos ama tal como somos, perdonándonos nuestras debilida­des, rebeldías, pecados, defectos, etc., ¿por qué no podemos amar a los demás, perdonándoles también sus faltas? Y más si consideramos que Dios las ama también, y que Cristo murió por ellos justamente para liberarlos de esos pecados, y sanarlos de sus flaquezas.

Amar, pues, es dejar que el amor de Dios fluya a través nuestro hacia todos los demás, aún a nuestros enemigos.

2. GOZO

Nada más lejos de la realidad que el concepto de que un cristiano es una persona apagada, sin alegría, sometido a estrictas normas de conduc­ta que lo aprisionan.

En Juan 7:38, Jesús prometió: "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva". Y esta es la experiencia de cada creyente que es llenado con el Espíritu de Dios.

Ya al convertirnos, experimentamos gozo por el perdón de Dios, la seguridad de vida eterna y la libertad que sentimos. Hay gozo por las bendiciones de Dios, la sanidad de nuestros cuerpos, etc. También en la comunión con la familia de Dios.

Pero el gozo como parte del fruto del Espíritu es algo profundo e inexplicable; es un estado permanente del alma al conocer más y más al Señor en la comunión con Él y con su Palabra. Es gozo que no depende de las circunstancias, sino de que nuestro corazón está latiendo al unísono con el corazón de Dios.

a. Según Juan 15:9-11, ¿Cuál es la causa de nuestro gozo?

b. 2 Corintios 7:4. ¿En qué circunstancias tenía gozo Pablo?

c. En Filipenses 4:4. ¿Cuándo debemos estar gozosos?

d. Según Santiago 1:2, ¿en qué circunstancias debemos sentirnos sumamente gozosos?

e. En Nehemías 8:10, ¿qué es nuestra fortaleza?

El GOZO es el sentimiento que acompaña al amor y resulta de él. Sólo el que ama y es amado tiene gozo. El mundo puede proporcionar alegría efímera y superficial, pero que desaparece cuando desaparece el estímulo.

Sólo el amar a Dios y el sabernos y sentimos amados por Dios produce gozo permanente y profundo, y que perdura en cualquier cir­cunstancia. Es el gozo que da un sentido de plenitud en la vida. Este es el gozo que hace que el cristiano pueda cantar en medio de cualquier situación, por adversa que sea, tal como lo expresa el salmista en el Salmo 149:1-5.

3. PAZ

Dice el diccionario que PAZ es: "Tranquilidad y sosiego del ánimo, en contraposición a la turbación y las pasiones". Es una de las cosas más buscadas y ansiadas por el ser humano, pero lamentablemente también una de las más esquivas. La razón para ello es simplemente el pecado humano.

En Jn 14:27 Jesús dice que la paz que él nos da no es como la del mundo: superficial y frágil, que se rompe con cualquier cosa. Piensa por unos momentos en cómo pretende lograr la paz el hombre a nivel personal, a nivel nacional y a nivel mundial, y cuáles son sus resultados.

a. En Isaías 26:3, ¿quién será guardado en completa paz por el Señor, y por qué?

b. En Juan 16:33, ¿qué razón tenemos para nuestra paz, aun en medio de las aflicciones del mundo?

c. Según Romanos 5:1, ¿Cuál es la base para nuestra paz con Dios?

Esta es la clave. Tenemos paz con Dios por la obra de Cristo en la cruz; sabemos que nuestros pecados han sido perdonados y olvidados para siempre por Dios; gozamos de su amor y de su protección, y tenemos la seguridad de la gloria de Dios. ¡Entonces podemos tener paz en medio de las tormentas de la vida!

Cuando tenemos paz con Dios, tenemos paz con los demás, y también con nosotros mismos. Nuestro ser se integra y equilibra, y ya no tenemos los conflictos internos que se proyectan en nuestras relacio­nes con los demás.

d. ¿A qué nos exhorta la Palabra de Dios en 1 Pedro 3:11?:

"En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado" (Salmo 4:8), esta es la experiencia de muchos, quienes cuando recibieron a Cristo, dejaron de depender de pastillas para poder dormir… ¡GLORIA A DIOS!

Lee Romanos 8:28-39, y ¡alaba a Dios por hacerte más que vencedor en Cristo Jesús! ¡Disfruta de la paz que Dios te da porque has puesto toda tu confianza En El! Amor, gozo y paz, ¡qué bendita trilogía como regalo de Dios a sus hijos!

Memoriza los siguientes versículos

"Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna."

Romanos 6:22

"Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."

Gálatas 5:22-23

Notas y comentarios

Print Friendly, PDF & Email
Clic acá para calificar este articulo
[Total: 0 Average: 0]
Translate »