¿Estás dispuesto a sufrir por causa de la verdad, de la justicia y de la salvación de los hombres?
Ellos son el objeto del infinito amor del que vive en ti: Jesús.
¿Quieres realmente caminar con El haciendo bienes y sanando a los oprimidos porque Dios está contigo?
¿Quieres seguir al cordero de Dios por dondequiera que El vaya?
Entonces, tendrás cicatrices que serán las medallas de honor en el cielo, todos los que las llevan aman a Jesús y su compañía más que a sí mismos y más que a sus propias vidas.
El sufrimiento voluntario de los hombres por su Señor y por sus prójimos es lo más maravilloso de todo.
El ir por lugares difíciles se compensa por el gozo de la presencia del Señor Jesús al acompañarlo por donde El va.
Es un gran honor el haber sido herido por seguirle a El y permanecer en la verdad. En el mismo lugar en que hemos sido heridos, cuando el Señor nos sana, recibimos poder para sanar a otros. El Señor permite que nos pasen cosas para que podamos crecer en comprensión, compasión y misericordia hacia otros.
Cada herida, cada cosa mala que nos sucede, puede ser transformada en autoridad para hacer el bien.
Jesús va a delante de ti como con Josué pero le exhortaba a ser fuerte y valiente.

Señor: recibo esto de ti ¡Ahora!

Sufrir por El (Jesús) es un gran honor.

Dirán de ti eternamente ¡No se dio por vencido y no retrocedió!

Hechos 5:41; Filipenses 1:29; 1 Corintios 4:12; Hechos 9:16; 2 Corintios 6:3; 11:23-29; 2 Timoteo 2:3; 4

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