ESTE MENSAJE ES PARA LA GENTE SINCERA QUE QUIERE AGRADAR A DIOS Y NO PUEDE HACERLO POR SUS PROPIAS FUERZAS, NI MEDIANTE SU RELIGIÓN.

ESTO ES LO QUE NO SABEN LAS MAYORÍAS DE LAS RELIGIONES, TODAS TE DICEN QUE DEBES PORTARTE BIEN PERO NO TE DAN EL PODER PARA HACERLO.

(Romanos 10:1)
Amados, el profundo deseo de mi corazón y mi oración a Dios es que lleguen a ser salvos.
(Romanos 10:2)
Yo sé que ellos tienen un gran entusiasmo por Dios, pero es un fervor mal encauzado.
(Romanos 10:3)
Pues no entienden la forma en que Dios hace justas a las personas con él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a su propio modo de hacerse justos ante él tratando de cumplir la ley. (Tratando de cumplir los mandamientos en sus propias fuerzas)

Pero la palabra de Dios dice:

(Romanos 3:20)
Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos. Nadie puede cumplirla completamente por medio de los esfuerzos humanos por más bien intencionados que sean.
(Romanos 3:10)
Como dicen las Escrituras: No hay ni un solo justo, ni siquiera uno.
(Eclesiastés 7:20)
No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.

(Romanos 5:8)
Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.

(Romanos 10:4)
Pero Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, a todos los que creen en él se les declara justos a los ojos de Dios.

(Romanos 2:29)
Un verdadero hombre de Dios es aquel que tiene el corazón recto a los ojos de Dios. La verdadera religión no consiste meramente en obedecer la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el Espíritu de Dios. Y una persona con un corazón transformado busca la aprobación de Dios, no la de la gente.

(2 Corintios 5:17)
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

(Romanos 8:6)
Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz.
(Romanos 8:7)
Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará.
(Romanos 8:8)
Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a Dios.

(Romanos 8:13)
pues, si viven obedeciéndola, morirán. Pero, si mediante el poder del Espíritu Santo hacen morir las acciones de la naturaleza pecaminosa,vivirán.

(Romanos 8:16)
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

(Romanos 8:9)
Pero ustedes no están dominados por su naturaleza pecaminosa. Son controlados por el Espíritu si el Espíritu de Dios vive en ustedes. (Y recuerden que los que no tienen al Espíritu de Cristo en ellos, de ninguna manera pertenecen a él).

(Romanos 3:21)
Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante él sin cumplir con las exigencias de la ley.
(Romanos 3:22)
Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.

(Juan 1:12)
Pero, a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
(Juan 1:13)
Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.

Entonces al Nacer del Espíritu Santo y recibiéndolo en nuestra vida por su poder en nosotros podemos vencer al poder del pecado y vivir agradando a Dios.

(Romanos 6:22)
Pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.
(Romanos 6:23)
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.

(Romanos 8:1)
Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús.
(Romanos 8:2)
Y, porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte.

(Romanos 8:3)
El tratar por nuestras propias fuerzas de cumplir La ley de Moisés (los mandamientos) no podía salvarnos, porque nuestra naturaleza pecaminosa es débil. Así que Dios hizo lo que la ley no podía hacer. Él envió a su propio Hijo en un cuerpo como el que tenemos nosotros, pecadores. Y, en ese cuerpo, Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros pecados.

(Romanos 6:22)
Pero ahora quedaron libres del poder del pecado… Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.

(1 Corintios 6:11)
Ustedes fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

(2 Corintios 3:18)
Así que, todos nosotros podemos ver y reflejar la gloria del Señor. Y el Señor, quien es el Espíritu Santo, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.

ESTO ES VERDADERO CRISTIANISMO:

RECIBIR A CRISTO Y AL ESPÍRITU SANTO (mediante una oración) y ellos entonces vienen a vivir su vida en nosotros y podemos vencer la tendencia al pecado, obedecer sus leyes con gusto y tenemos la vida eterna ya que Jesús mismo es la vida eterna.

(1 Juan 5:11)
Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
(1 Juan 5:12)
El que tiene al Hijo tiene la vida eterna; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida eterna.

(1 Juan 5:3)
Amar a Dios (y ser de El) significa obedecer sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de llevar.
(1 Juan 5:4)
Pues todo hijo de Dios vence este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de nuestra fe.
(1 Juan 5:5)
¿Y quién puede ganar esta batalla contra el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.

LE RUEGO QUE CON UNA ORACIÓN HECHA CON SUS PROPIAS PALABRAS RECIBA A CRISTO COMO SU SEÑOR, SALVADOR Y REY Y DE ESTA MANERA RECIBIRÁ TAMBIÉN AL ESPÍRITU SANTO Y SERÁ SALVO Y PODRÁ VENCER AL PODER DEL PECADO EN USTED.

Predicador Gustavo Isbert

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