Te felicitamos por haber tomado la decisión más importante de tu vida: recibir a Jesucristo como tu Salvador y Señor. Has experimentado aquello que Jesús llama el «NUEVO NACIMIENTO» (Juan 3:3,5). El apóstol Pablo dice: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).
Dios te ha perdonado por medio de Jesucristo, y hace posible para ti el vivir una VIDA ABUNDANTE; es decir, una vida de paz, gozo, victoria sobre los pecados; una vida con propósito y seguridad de la vida eterna.
Pero el crecer en la vida cristiana es el resultado de permanecer unidos a Cristo por la fe: «El justo por la fe vivirá» (Gálatas 3:11). Es una vida de fe lo que te unirá más y más a Cristo, y te dará esa vida abundante. Por eso, practica lo siguiente:
1. Conversa con Dios en oración cada día. «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho» (Juan 15:7).
2. Lee la Biblia cada día. «Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12).
3. Confía en Dios para cada problema. «echando toda vuestra ansiedad en Él, porque Él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:7).
4. Congrégate con el pueblo de Dios. «no dejando de congregamos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándoos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Hechos 10:25).
5. Habla a otros de Cristo. «Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:18-20).
6. Obedece a Dios momento a momento. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él» (Juan 14:21).
Querido(a) hermano(a): En las Escrituras se nos exhorta a congregamos regularmente (Hebreos 10:25), pues los cristianos somos como brasas de carbón, que ardemos más si permanecemos juntos; pero nos apagaremos como esas brasas si nos apartamos o separamos. Por eso te animamos a congregarte en la iglesia donde Dios te ha puesto, para adorarte y edificarte en su Palabra, así como para estrechar vínculos de compañerismo cristiano en el amor de Dios.
Confiamos en que seguirás adelante, y que terminarás este curso con mucha bendición para ti. Serán lecciones emocionantes con la Palabra de Dios; descubrirás los fundamentos que harán de tu vida una aventura gozosa y victoriosa; conocerás más al Señor Jesucristo y aprenderás a amarlo cada día más. Irás descubriendo las bendiciones de LA NUEVA VIDA que Dios te ha dado en Cristo.
No vaciles en consultar a tu maestro (a) o consejero(a) sobre cualquier duda que tengas en cuanto a este estudio, o sobre cualquier problema en tu vida cristiana. Dios te bendiga.
Cómo estudiar este libro
El alumno debe estudiar la lección personalmente durante la semana, pidiendo en oración que el Espíritu Santo le ayude a comprender las verdades de la Palabra de Dios. Debe leer y meditar en los textos indicados y responder a las preguntas que se le hacen. También debe orar para que esa Palabra se haga parte de su ser y le dé forma a su vida.
Una vez por semana se reunirán con un maestro, quien dirigirá la lección, permitiendo en lo posible la intervención de todos los alumnos; aclarando conceptos y guiando a conclusiones prácticas para la vida.
Se puede dar testimonio de situaciones concretas en las que lo estudiado fue de bendición para cada uno de ellos, a fin de enriquecer la enseñanza con experiencias de la vida diaria.
Obedece a Dios cada momento. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él» (Juan 14:21).
Habla a otros de lo que Cristo ha hecho y hace por ti. Dale a conocer a otros del maravilloso amor de Dios, que también es para ellos.