Cuando tenemos un llamado de Dios y lo conocemos en alguna medida es imposible vivir un solo día sin tener una conversación con El o no pasar tiempo con El o estar mucho tiempo sin recibir una palabra de El. Es un deseo tan grande de estar en su presencia que es irresistible. Tienes un anhelo tan grande de Dios mismo, (que se incrementa cuando recibes el Bautismo en el Espíritu Santo), que si no te acercas a El en oración, te viene como una soledad, angustia, tristeza y muchas cosas semejantes, que solo en la presencia de Dios se pueden saciar.

Solo en su presencia se cambia tu desaliento en fe y tu tristeza en gozo. Solo en su presencia es cuando recibimos palabra fresca para su pueblo y para nosotros.

Es solo “en su secreto” donde El nos lava y limpia de aquellas cosas que se nos “pegan” en el diario vivir. Es allí donde Jesús nos lava con su aceite fresco y renueva.

Si estás mal, apártate a orar y quédate allí y verás el gran cambio que Dios hace y pasarás de ver las cosas desde tu punto de vista a verlas desde el punto de vista de Dios y entonces todo cambia.

El es más importante que el agua y el oxigeno (debe ser así) porque el hombre fue creado para estar con El.

Muchas personas al ver orar a un hombre de Dios no lo entienden o piensan que es un fanático o que está perdiendo el tiempo, pero si supieran y experimentaran lo que es estar en su presencia aunque sea solo un minuto y además “sentirlo” no

podrian estar un día sin acercarse a El en oración.

El cielo será algo muy maravilloso, y hay cosas que ni podemos imaginarlas de hermosas, pero lo mejor de todo será su maravillosa presencia y el gozo que produce estar con El.

Quiero compartirte brevemente unas experiencias: El día que me convertí a Cristo y el día que recibí el Bautismo en el Espíritu Santo (un año y medio después) ví a Jesús cerca de mí y su presencia me producía un gozo tan increíble que no se puede sentir en la tierra nada semejante, el gozo recorría todo mi cuerpo cuando Jesús se acercaba a mí y tuve que decirle Señor: ¡aléjate de mi, porque me voy a morir de gozo! y entonces el retrocedió un poco y fue algo maravilloso.

La segunda vez me habló y me dijo “Gustavo: has recibido lo que viniste a buscar” y otras cosas más y recibí el Bautismo en el Espíritu Santo y hablé en lenguas según lo que dice Hechos 2:4 en la Biblia y lo hago hasta hoy, casi 40 años después. Te digo de verdad, que no hay día que no paso tiempo con El y es maravilloso y todo lo que escribo lo recibo en su presencia. A pesar de todo eso que digo, El no nos llamó a gozarnos con El las 24 horas, hay un tiempo para todo y El quiere que salvemos almas, trabajemos, descansemos, prediquemos etc. Hay muchas cosas que hacer en este mundo pero la haremos mejor si estamos con El y la hacemos en yugo con El.

(Jeremías 23:22)

Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo.

(Salmos 16:2)

Dios, no hay para mí bien fuera de ti.

(Salmos 16:7-9)

Bendeciré a Jehová que me aconseja;

Aun en las noches me enseña mi conciencia.

A Jehová he puesto siempre delante de mí;

Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;

Mi carne también reposará confiadamente;

(Salmos 16:11)

Me mostrarás la senda de la vida;

En tu presencia hay plenitud de gozo;

Delicias a tu diestra para siempre.

(Salmos 65:4)

Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti.

(Isaías 26:9)

Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte.

(Salmos 84:2)

Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;

Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.

(Salmos 84:10)

Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.

Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,

Que habitar en las moradas de maldad.

Por Gustavo Isbert

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