LECCION 5 -La obra acabada-

La muerte substitutiva del Señor Jesucristo en el Gólgota -junto con su resurrección gloriosa- es el evento más importante y significativo de toda la historia. Es el punto divisorio en el cual convergen dos eras – la una que miraba al futuro hacia ella, y la otra que miraba atrás.

Cristo predicho como el substituto del pecador

En todas las Escrituras del Antiguo Testamento, fue anticipada la muerte de Cristo mediante tipos y figuras, y también por medio de declaraciones proféticas directas. Quizás ningún autor del Antiguo Testamento describiera más claramente la Persona y la obra de Cristo que Isaías. Seguramente ninguno predijo en forma más completa que Cristo moriría por los pecados de otros, que este fiel predicador. En el capítulo cincuenta y tres de su profecía enseña la verdad de la substitución por lo menos once veces. En especial abundan las referencias a ella en los versículos cuatro a ocho.

4. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

5. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

9. Por cárcel y por juicio fue’ quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

Cristo revelado como el substituto del pecador

Luego, yendo al Nuevo Testamento, hallamos que esta gran doctrina se repite una y otra vez. Tres pasajes importantes revelan el énfasis que Dios le da.

1. En II Corintios 8:9 leemos: "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos."

Cristo era rico en la eternidad pasada, morando en felicidad perpetua en el cielo (Proverbios 8:22-31). Se hizo pobre cuando entró en este mundo como una criatura; cuando vivió con tanta humildad que ni siquiera tenía un lugar propio donde recostar la cabeza (Mateo 8:20); y sobre todo, cuando en soledad y vergüenza murió en el Calvario. Lo hizo todo por nosotros, para que fuésemos bendecidos con las riquezas de la vida eterna y un hogar en el cielo.

2. Otra vez, se nos dice en II Corintios 5:21: "Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."

De alguna manera que no podemos comprender, Dios hizo que nuestros pecados fuesen puestos sobre el Señor Jesucristo. El Salvador, por supuesto, no llegó a ser pecaminoso, sino que llevó la culpa y la pena de nuestros pecados. Nuestros pecados no estaban en él, sino que estaban sobre él. El sufrió el juicio de Dios por esos pecados, para que Dios tuviera una manera justa de hacemos justos en Cristo.

3. Además, el Apóstol Pedro enfatiza esta misma verdad:

"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevamos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (1 Pedro 3: 18).

Aquí se habla de que el Salvador padece por los pecados.

Pero para que nadie crea que fuera por sus propios pecados, el Apóstol agrega en seguida, "el justo por los injustos." Sufrió en el lugar de otros, para poder proveer una manera justa de llevados a Dios. Al hacerlo, se le dio muerte en cuanto al cuerpo, pero fue resucitado de los muertos por el Espíritu Santo.

Una redención acabada

En cuanto al sacrificio del Señor Jesús en la cruz, es importante en extremo reconocer que no sólo murió en lugar de los pecadores, sino que también acabó perfectamente la obra necesaria para su salvación. Este hecho glorioso lo anuncian muchos pasajes de las Escrituras. "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese" (Juan 17:4). "Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu" (Juan 19:30). "Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios" (Hebreos 10:12).

¡Piense por un instante en todo lo que logró su obra en el Calvario!

1. Las demandas de la ley fueron completamente satisfechas (Romanos 3:31). La ley exigía la obediencia absoluta o el castigo de la muerte. Todos los pecadores habían dejado de guardar la ley, así que eran dignos de muerte. El Salvador llev6 la pena que merecían. Por lo tanto, cuando aceptan al Salvador, la ley no puede exigir más. Están muertos a la ley (Romanos 7:4).

2. La justicia y la santidad de Dios quedaron satisfechas (Salmo 85:10). El pecado ha sido castigado. Se ha hallado una manera por la cual los pecadores pueden ser libertados de sus pecados y hechos dignos de estar en la presencia de Dios.

3. La obra redentora de Cristo fue suficiente para salvar a todos los pecadores de todos los tiempos (1 Juan 2:2). Esto no quiere decir que todos serán salvos. Solamente se convierten los que confían en él (1 Juan 5:2). Pero su obra tiene tan infinito valor y poder que, si todos los pecadores creyeran en él, los podría salvar a todos (Hebreos 7:25).

4. Finalmente, el amor de Dios puede manifestarse a los hombres sin violar su santidad. El ha hallado una manera justa y equitativa de salvar a pecadores.

La responsabilidad del pecador: aceptar la dádiva de Dios por fe

Debe ser obvio, pues, que ya que Cristo ha acabado la obra de redención tan maravillosamente, el pecador no necesita añadir nada a ella. Todo lo necesario para llevar una alma al cielo ya se hizo. Nuestra responsabilidad es aceptar lo que se ha hecho, y recibir por la fe la dádiva de Dios. No podemos añadir nada a una obra acabada. Ya vimos más arriba que la persona no salvada no puede hacer nada para ganar de Dios la vida eterna. Aquí la verdad dichosa es que no tiene que hacer nada.

Cierto cristiano evangélico había instado a un amigo carpintero que aceptara a Cristo como su Salvador personal. El carpintero había resistido todos los ruegos del cristiano, insistiendo que tendría que hacer algo para ganar la salvación, y no aceptarla tan solamente como regalo. El cristiano explicó que la obra de salvación era completa y que sólo había que aceptada, pero el hombre no lo podía creer.

La conversación tuvo lugar en la carpintería. Viendo que su amigo acababa de fabricar una magnífica mesa de caoba, el cristiano resolvió ilustrar su argumento de una manera contundente. Tomó en sus manos serrucho y martillo y se dirigió hacia la mesa, que brillaba con una mano final de cera. Hizo como para dañar la mesa con las herramientas. El artesano se horrorizó. "¡No la toques!" gritó. "¡La echarás a perder! ¡Está acabada!"

"Sí, amigo mío," dijo el cristiano, "y así es con la obra de Cristo. Está acabada. Si la tocas, la dañas. No puedes añadir nada a una obra acabada."

El carpintero comprendió en seguida, e inmediatamente recibió a Cristo.

¿Está satisfecho Dios? ¡Mire la resurrección de Cristo!

Queda una pregunta final. ¿Está satisfecho Dios con la obra de su querido Hijo? Nos ha dado una prueba inequívoca de que está completamente satisfecho en que resucitó a Cristo de los muertos (1 Corintios 15:3-8, 12-22).

¿Está justificado el creyente? ¡Mire la resurrección de Cristo!

La resurrección es nuestra garantía.

"Jesús, Señor nuestro… fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" (Romanos 4:24, 25).

Si el Señor hubiera permanecido en la tumba, no tendríamos esperanza más allá del sepulcro. "Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados" (1 Corintios 15: 17). No hay salvación mediante un Mesías muerto. Pero Dios resucitó a Cristo de entre los muertos como prueba de que su obra fue aceptada, y que todos los que confían en él le seguirán en resurrección.

El calvario – provisión de amor para las demandas de un dios santo

¿No es verdad, pues, que Dios echó un puente sobre un gran abismo en el Calvario? Su amar proveyó lo que su justicia demandaba. El pecador se apropia la salvación por la fe. Dios le tiene por justo, y entre los dos existe un estado de paz.

Lección 5

En el espacio subrayado a la derecha escriba "Verdad" o "Falso" después de las siguientes declaraciones:

1. La muerte substitutiva de Cristo no fue prevista en el Antiguo Testamento.

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2. Puesto que la obra redentora de Cristo basta para salvar a todos los pecadores, todos son salvos.

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3. A causa de la muerte de Cristo en el Calvario, Dios puede demostrar su amor a los hombres sin violar su santidad.

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4. La responsabilidad del hombre es aceptar lo que se ha hecho y recibir la dádiva de Dios por la fe.

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5. Dios tiene por justo al pecador cuando éste toma por la fe lo que el amor divino ha provisto en el Calvario.

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En el espacio subrayado a la derecha escriba la letra de la contestación correcta.

6. El evento más significativo de la historia es

a. la conquista de Gran Bretaña por Julio César

b. la muerte y resurrección del Señor Jesucristo

c. la conversión de Saulo de Tarso

d. las 95 Tesis de Lutero clavadas en la puerta de la iglesia de Wittenberg

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7. En la cruz el Señor Jesús

a. fue hecho pecado por nosotros

b. se hizo pecaminoso por nosotros

c. sufrió por sus propios pecados

d. no tuvo ningún contacto con nuestros pecados

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8. ¿Cuáles de las siguientes cosas se cumplieron en el Calvario?

a. Se satisficieron todas las demandas de la ley

b. La justicia y la santidad de Dios se satisficieron

c. La redención fue suficiente para todos los pecadores

d. Se cumplió todo lo de arriba

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9. La resurrección de Jesucristo

a. es un mito comparable con aquéllos que se hallan en algunas religiones paganas

b. realmente no tiene nada que ver con el plan de la salvación

c. demuestra que Dios quedó satisfecho con la obra de Cristo en la cruz

d. comprueba que la muerte es "un error de la mente mortal"

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10. La muerte de Cristo en el Calvario es el único sacrificio que requieren nuestros pecados según

a. Isaías 53:7

b. Romanos 3:23

c. Hebreo 4:12

d. Hebreos 10: 12

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