Lea por favor este mensaje de salvación de su alma

y se dará cuenta por qué nunca pudo (ni usted ni nadie) cumplir todos las mandamientos de Dios (siempre), para “merecerse” ir al cielo.

El mensaje del Evangelio es diferente a ese pensamiento generalizado, dice todos somos pecadores, pero Cristo murió en nuestro lugar pagando nuestra deuda con Dios y si a eso lo aceptamos por la fe y recibimos a Cristo en nuestras vidas, SOMOS SALVOS, perdonados y tenemos vida eterna, de manera que si morimos, vamos al cielo inmediatamente sin necesidad de purgar nuestros pecados, porque eso ya lo hizo Cristo por nosotros en la cruz. Le recomiendo que lea los versículos de la palabra de Dios puestos a continuación y de esa manera reforzará su fe en lo que le estoy diciendo y podrá ser salvo (en vida) y tener paz con Dios (ahora), sin tener que esperar a morir para “ver a donde va” por toda la eternidad.

(Gálatas 1:3)

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

(Gálatas 1:4)

Tal como Dios nuestro Padre lo planeó, Jesús entregó su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo de maldad en el que vivimos. (El pagó nuestra deuda con Dios).

(Gálatas 2:16)

Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley, (los mandamientos de Dios) Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley. (Porque nadie puede cumplir todos los mandamientos).

(Gálatas 2:20)

Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.

(Gálatas 3:10)

Pero los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la Ley de Dios».

Nadie puede cumplirlos:

(Eclesiastés 7:20)

Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

(Romanos 3:23)

Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.

(Romanos 3:24)

Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.

(Gálatas 3:11)

Queda claro, entonces, que nadie puede hacerse justo ante Dios por tratar de cumplir la ley, (la lista de mandamientos de Dios) ya que las Escrituras dicen: «Es por medio de la fe (en la obra redentora de Cristo en la cruz) que el justo tiene vida».

(Gálatas 3:19)

Entonces, ¿para qué se entregó la ley? Fue añadida para mostrarle a la gente sus pecados. (Para que se den cuenta que son pecadores y no pueden cumplirla y que necesitan un salvador que es Cristo). Pero la intención era que la ley durara sólo hasta la llegada del Hijo prometido (Jesús).

(Gálatas 3:22)

Pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.

(Gálatas 3:24)

Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe.

(Gálatas 3:26)

Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

(Efesios 2:4)

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

(Efesios 2:5)

aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

(Efesios 2:8)

Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.

(Efesios 2:9)

La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.

(1 Pedro 2:24) Esta es la obra “del cordero de Dios que quita el pecado del mundo”: Jesús.

Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, son sanados.

(1 Pedro 3:18)

Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios.

(1 Juan 4:9)

Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.

(1 Juan 4:10)

En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.

(Hechos 4:12)

¡En ningún otro hay salvación! (Solo por los méritos de Cristo) Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos.

¿Qué debemos hacer entonces?:

Debemos pedirle perdón por todos nuestros pecados y creer en su obra a favor de nosotros en la cruz. Debemos entonces por una oración invitarle a que Cristo) entre en nuestra vida para tener la vida eterna.

(1 Juan 5:11)

Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo.

(1 Juan 5:12)

El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

(Juan 1:12)

Pero, a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.

ORACIÓN: Querido Jesús en este momento tomo la decisión de arrepentirme de todos mis pecados, creo que moriste en mi lugar en la cruz llevando la paga de mi pecado que es la muerte eterna (la separación de Dios eternamente) y mi castigo. Creo que por tus heridas yo soy sanado. Tomo ahora la decisión de recibirte en mi vida como mi Salvados, Señor y Rey, entra en mi corazón ahora y gracias por salvarme y convertirme en un hijo tuyo para siempre. Amén.

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