PRUEBAS Y TENTACIONES
a) Escrituras clave

1 Pedro 1:6-7
1 Corintios 10:13
Hebreos 4:15
Santiago 1:2-15
Hebreos 2:18
b) Introducción
Nacemos con una predisposición a desviarnos como una bocha. La Biblia dice que nuestra vieja naturaleza es responsable de esto (Romanos 7:25). Como resultado siempre nos desviamos del camino recto puesto por la Palabra de Dios. Cuando nacemos de nuevo y venimos a ser hijos de Dios todavía podemos pecar, pero ya no tenemos que hacerlo. Somos libres para aprender a alcanzar lo que Dios quiere y para no ser capaces de pecar como hacíamos en el pasado.
c) ¿Qué son las tentaciones?
“En los últimos 2000 años la palabra `tentación’ ha sufrido un cambio de significado. Antes significaba tanto `prueba’ como `seducir para mal’ y por lo tanto tenía un significado positivo y negativo. El lado positivo es que la tentación es una prueba de nuestra vida permitida por Dios, con la intención de producir el crecimiento espiritual. El lado negativo es que la tentación es la atracción seductora de Satanás al creyente para vivir de un modo contrario al plan de Dios para su vida”.
(Arthur Wallis: Living God’s Way)
d) Los orígenes de la tentación
Dios nunca tienta a nadie (Santiago 1:13). La tentación viene del maligno (Satanás) mientras juega con nuestros propios malos deseos (Santiago 1:14), o por otros pecadores seduciéndonos (Proverbios 1:10). Las tentaciones
vienen en tres formas básicas: 1. Lascivia de la carne; 2. Lascivia de los ojos; 3. El orgullo de la vida (1 Juan 2:15-17). Satanás nos tienta en muchas maneras, incluidas:
– Animar a la desobediencia (Génesis 3:1-7).
– Seducir a inmoralidad sexual (Génesis 39:7-10).
– Animarnos a amar cosas o a personas antes que a Dios (Malaquías 4:9).
– Animar el amor al dinero (Juan 12:6).
– Hinchar nuestro orgullo (Hechos 12:21-23).
– Animar el gruñir, murmurar y cotillear (1 Corintios 10:10; Colosenses 3:8-9).
Satanás nos tienta porque quiere destruimos. Quiere que deseemos pecar y, por consiguiente, irnos lejos de Dios. Esto significa que perderíamos lo mejor de Dios para nosotros. Estaríamos cargados con culpabilidad y, por tanto, no tendríamos confianza ante nuestro Padre celestial. Si pecamos y no confesamos este pecado ni pedimos el perdón de Dios, puede llegar a ser un asidero para Satanás en nuestra vida. Entonces servimos a Satanás en esa área e intentará llevarnos a una mayor esclavitud, no tan sólo en esa área, sino también en otras áreas de nuestra vida. Es como si Satanás metiera un gancho en nuestra vida que usará para manipulamos.

e) El propósito de las pruebas y tentaciones

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas (tentaciones), sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
(Santiago 1:2-3)
En Job 1:12 y Job 2:6 vemos que Dios, en efecto, dio a Satanás dentro de ciertos límites, permiso de tentar a Job, que era un hombre recto e inocente. Al final, Job venció las pruebas y tentaciones con la ayuda de Dios, por tanto, como resultado, vino a ser un siervo-de Dios fructífero y más maduro (Job 42:1-17).
Las razones por las que Dios permite que los cristianos sufran pruebas y tentaciones incluyen:
1. Nos demuestran cómo somos realmente. Las tentaciones nos demuestran lo que haremos llegada la ocasión.
2. Establecen el patrón de nuestras futuras decisiones. La función de las pruebas y tentaciones siempre es la de desencadenar una elección y provocar una resistencia o acción definitiva. Cuanto más nos rendimos a la tentación, tanto más fácil es psicológicamente rendimos otra vez. Esto también debilita nuestra resolución de no pecar en otras áreas de nuestra vida. Cuanto más resistimos la tentación, más maduros llegamos a ser y más probable será que tomemos decisiones maduras en el futuro.
3. Son diseñadas para ayudar en la preparación de nuestra vida para recibir las cosas buenas que Dios desea darnos. La cuestión es si tenemos la capacidad de recibir lo que Dios ha prometido. El acero sin templar, al darle demasiada presión, se romperá. Las pruebas y tentaciones son diseñadas para prepararnos para recibir lo que añoramos tener en Dios. El hecho de que somos enfrentados con una cierta tentación es prueba en sí misma de que somos capaces de vencerla en Dios. Dios nunca permite que seamos tentados o probados más allá de nuestro “límite”. Para que una tentación venga a ti, debe tener el pleno permiso de Dios. Tú debes jugar tu parte, sin embargo, y vivir en obediencia a Dios, y por tanto no ponerte donde estés tentado a pecar.
4. Exponen nuestras debilidades para que podamos descubrir dónde necesitamos la fuerza y gracia de Dios (2 Crónicas 32:31; Deuteronomio 8:2).
5. Dios permite que vengan sobre nosotros para:
– Humillar, enseñar y disciplinarnos (Deuteronomio 8:2-5).
– Refinarnos (Salmo 66:10).
– Comprobar nuestros fundamentos (1 Corintios 3:10-15).
– Quitar lo que puede hacerte temblar. (Hebreos 12:25-29).
– Desarrollar perseverancia que, cuando acabe su trabajo, da madurez, completa y ninguna carencia de nada (Santiago 1:2-4).
– Fortalecer nuestra fe (1 Pedro 1:6-7).
– Habilitarnos para ser vencedores (Apocalipsis 2 y 3).

f) Cómo ocuparse de la tentación

1. Por el uso de la Palabra de Dios como lo hizo Jesús (Mateo 4:1-11).
2. Velar (mantener los ojos abiertos, ser consciente de las tácticas del enemigo) y orar (estar continuamente
desarrollando una relación cercana a Dios) para que no entres en tentación (Mateo 6:41; Marcos 14:38)
3. Por una decisión y acto de la voluntad intencionados (2 Timoteo 2:22; Proverbios 4:14-15; 1 Pedro 2:11).
4. Por cultivar en mayor medida fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2 Pedro 1:5-9).
5. Por no dar a Satanás oportunidad o abertura en tu vida (Efesios 4:27). 6. Por someterte a Dios y resistir al diablo (Santiago 4:7).
7. Por ponerte tu armadura espiritual para capacitarte a mantenerte firme contra las asechanzas del diablo (Efesios 6:10-18).
8. Por mirar a Jesús. Fue tentado en todo aspecto tal como nosotros lo estamos siendo (Hebreos 4:15), por tanto, El puede ayudarnos a vencer la tentación como El lo hizo (Hebreos 2:18).

g) Restauración inmediata

Es fácil pecar cuando somos tentados. ¡En efecto, todo cristiano ha experimentado esto! Sólo confiésalo a Dios y pídele que te perdone y lo hará (1 Juan 1:9 -este versículo fue escrito principalmente a cristianos).
h) Los resultados de la tentación
(I) Si sucumbes: es decir, si tomas la decisión equivocada, se convierte en pecado.
La tentación puede conducir al pecado, pero en nosotros está si tomamos la decisión de tomar esa dirección. La tentación no es la causa para hacer el mal: se nos presenta como una opción. La acción de ceder continuamente a la tentación resultará en destrucción porque nosotros somos responsables por nuestras propias acciones (Santiago 1:15).
(II) Si la resistes: es decir, si tomas la decisión correcta:
– El Señor es glorificado.
– El cristiano crece más fuerte en esa área particular de la vida.
– El amor y obediencia al Señor del cristiano son confirmados. La capacidad del cristiano de recibir de Dios es aumentada.
– El cristiano se convierte en vencedor. (La victoria no significa nada a menos que haya una batalla involucrada).
– El cristiano crece en fe y en madurez.
– El cristiano es refinado y es menos probable que se le haga temblar.

i) Conclusión

Todo cristiano, tanto joven como mayor, sabe lo que es ser tentado a pecar. Es una de las experiencias más familiares del hijo de Dios. Sin embargo, no es necesario que un cristiano peque, porque Dios le ha dado el poder para resistir la tentación.
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más’ de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportara. (1 Corintios 10:13)
No tenemos que sucumbir a la tentación, porque Dios nos dará la fuerza para resistir y vencer si miramos a El. La tentación no es pecado. Incluso Jesús fue tentado (Mateo 4:1-11). El sucumbir a la tentación es lo que es pecado. Aun si fallamos, tenemos el perdón en Jesús, disponible a nosotros. Jesús fue juzgado, condenado y castigado por todos nuestros pecados, por tanto, si pedimos a Dios perdón podemos olvidar aquel pecado y seguir con la vida, limpios y rectos ante Dios (1 Juan 1:9).
Porque no tenemos un sumo sacerdote (Jesús) que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
(Hebreos 4:15)
Jesús experimentó las mismas tentaciones que nosotros, pero las resistió a todas y no pecó ni una vez. Puede ayudarnos, como cristianos, para hacer lo mismo si le entregamos nuestra vida. Dios nos prueba para nuestro bien pero Satanás nos tienta para mal (Santiago 1:12-16). Sin embargo, como discípulos de Jesús, si estamos enfrentados bien con pruebas o bien con tentaciones, Dios está en control.
B. SUFRIR POR CRISTO

a) Escrituras clave

Filipenses 1:29
Hebreos 2:10
1 Pedro 2:21
Colosenses 1:24 1
Pedro 4:1,2,12-19

b) ¿Por qué sufrimos?

El sufrimiento es un hecho de la vida. Para los que están fuera de Cristo es un enigma, para los que están en Cristo ¡es una necesidad! No puede haber una vista entera del discipulado que no tenga el sufrimiento en su perspectiva. Estamos rodeados por él por todas partes y lo experimentamos diariamente en nuestro caminar con Dios.
El sufrimiento no es igual para el creyente que para el incrédulo. Para la persona que no ha experimentado el amor de Cristo en sí mismo, el hecho de todo sufrimiento en el mundo puede ser la misma cosa que le impide encontrar a Dios. Mientras necesitamos simpatizar totalmente con hombres y mujeres en su dolor, debemos recordar el horrible hecho de la propia responsabilidad del hombre por los muchos líos en que se encuentra. El hombre fue creado por Dios como agente responsable y le fue dado el gobierno de toda cosa creada. El fallo del hombre al llevar a cabo esa responsabilidad se refleja en la distorsión y tragedia que vemos a nuestro alrededor. El pecado corrompe y distorsiona, destruye y se opone a cualquier cosa que sea intrínsecamente buena. El pecado es lo fundamental de todo sufrimiento en nuestro mundo hoy día, porque es un mundo que ya no manifiesta la armonía, equilibrio y hermosura en que Dios lo creó. El mundo está bajo el control de Satanás. El ha llegado a ser el “dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) desde que el hombre abandonó su administración de la creación. El pecado del hombre dio a Satanás la oportunidad que había estado esperando éste para tomar posesión y pervertir la buena calidad de la propia creación de Dios.
Dios no es indiferente al sufrimiento. Dios llevó el sufrimiento en Su propio corazón cuando permitió que Su Hijo inocente muriera en la cruz en nuestro nombre (Isaías 53:4). La cruz fue la inversión del poder de Satanás y del pecado. Cristo ahora es Rey y Su Reino rige sobre todo y somos parte de El como discípulos de Jesús.
c) La realidad del sufrimiento
El Nuevo Testamento nunca resta importancia al sufrimiento. ¡Lo acepta como un hecho de la vida! El cristiano camina en el camino de la cruz y esto significa no sólo hablar acerca de ello sino experimentarlo (Filipenses 1:29; 1 Pedro 2:21). El sufrir por Cristo es un hecho de la vida para todo aquel que toma su discipulado en serio (Hebreos 11:35-38).
1 Pedro 4:12-19 nos anima a regocijarnos en nuestras pruebas, porque a través de ellas participamos en los padecimientos de Cristo (v. 13), y exhorta a los que sufren según la voluntad de Dios (v.19) que se sometan a su Creador fiel y que continúen haciendo el bien. “Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. (v.16). Está claro, entonces, que existe el sufrimiento conforme a la voluntad de Dios. Está igualmente claro que, en ocasiones, sufrimos cosas que no son la voluntad de Dios (1 Corintios 11:27-32). Esto nos lleva a recordarnos que Dios permitirá la enfermedad y el sufrimiento, si fuera necesario, como medio de disciplina en nuestra vida. Esto no significa que toda la enfermedad sea disciplina o debida al pecado, pero sí que nos hace reconocer el derecho de nuestro Padre celestial de tratar con nuestra voluntariedad en la manera que le parezca mejor para conseguir Sus mejores propósitos en nuestra vida (Hebreos 12:5-6).
d) Las circunstancias y las razones del sufrimiento cristiano
(I) El costo y los rigores de servir al Señor
Dios ha prometido darnos todo lo que necesitamos para llevar a cabo Su voluntad, pero existe un costo que se necesita llevar para hacer que este servicio sea efectivo.
(III) Como prueba de nuestra fe
(1 Pedro 1:6-7) Es muchas veces por las dificultades más molestas que llegamos a ser más conscientes de Dios. Es cuando somos golpeados por las mayores pruebas que nuestra fe es más fortalecida y edificada.
(IV) Para perfeccionarnos en servicio
Jesús sufrió para venir a ser perfectamente equipado para ser el Salvador de los hombres. Entró en el sufrimiento del hombre. Conoció el corazón de él y compartió sus penas. Por lo tanto, fue hecho perfecto como el autor de la salvación (Hebreos 2:10). Dios usa el sufrimiento como una manera de traemos a ese punto de victoria moral y espiritual donde podemos mantenernos firmes en la fuerza de Cristo y lejos de dependencia en las cosas de la carne. Somos perfeccionados para nuestra obra de ministerio y servicio a los demás (1 Pedro 4:1-2).
(V) Para habilitarnos para ministrar profundamente a otros
No es el sufrimiento por sí mismo lo que es efectivo sino el sufrimiento acoplado con la ayuda y consuelo recibido de Dios. Cuando esto es sentido por otra gente, reciben la profundidad y realidad que ha traído el proceso del sufrimiento, y también reciben el consuelo rebosante que Dios ha dado (2 Corintios 1:4-5).
e) Las aflicciones de Cristo
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falte de las aflicciones de Cristo por Su cuerpo, que es la iglesia.
(Colosenses 1:24)
Esto significa dos cosas:
(I) Cada vez que un cristiano experimente la persecución, es como si Jesús fuera perseguido en él.
(II) El amor de Dios necesita ser encarnado en la vida de Sus siervos para que otros tengan una lección objetiva y viva del amor de Dios por ellos (2 Corintios 4:10).
La gente necesita no sólo ver el fruto de nuestro ministerio, necesita poder discernir el proceso. Es este proceso de sufrimiento y su efecto en nuestra vida lo que es tan valioso para otros. Nos guarda del orgullo y les habilita para ver lo profundo que Dios necesita obrar en la vida de una persona antes que la fructificación sea posible en cualquier medida (1 Pedro 5:10). Nuestra reacción al sufrimiento demuestra a los demás nuestro amor por Dios y nuestra madurez en Dios.
f) Preguntas y puntos de discusión
1. Crees que un cristiano cesa de pecar y empieza a vivir recto sin tener que hacer nada por sí mismo acerca de ello? (Colosenses 3:5-14; Filipenses 2:12-13; 1 Juan 1:8,10).
2. ¿Nos tienta Dios alguna vez? (Santiago 1:13-15).
3. Cuando Dios nos permite experimentar una prueba o tentación, ¿le pedimos a Dios que la quite porque no nos gusta y por tanto fallamos en crecer en mayor madurez en Dios, o la vencemos y crecemos en Dios? Discútelo.
4. ¿Hay alguna área de tu vida en la que Satanás tenga asidero y no puedas resistir sus tentaciones al pecado? ¿Qué vas a hacer acerca de ello?
5. Una vez que te hayas rendido a la tentación una vez, ¿es más fácil rendirte la próxima vez que venga la tentación? ¿Por qué?
6. ¿Por qué permite Dios que suframos y cómo perfecciona nuestro servicio para El?
7. Si Dios es un Dios de amor todopoderoso, ¿por qué tenemos tanto dolor, sufrimiento e injusticia en el mundo?
 8. ¿Cómo podemos cumplir en nuestra carne lo que falta de las aflicciones de Cristo? (Colosenses 1:24).
g) Resumen y aplicación
1. Tentación” significa tanto “prueba” como “seducir a mal”.
2. Dios nunca tienta a nadie, pero sí nos permite pasar por ciertas pruebas y tentaciones para que crezcamos en madurez en Cristo.
3. Satanás nos tienta en muchas maneras para que demos la espalda a Dios y luego finalmente destruirnos.
4. Dios sólo permite que las tentaciones vengan a nosotros dentro de ciertos límites con los que sabe que podemos.
5. El pecado es la raíz de todo sufrimiento en el mundo hoy día, porque ha permitido que Satanás sea el “dios de este siglo” y él ha pervertido y distorsionado la perfecta creación de Dios.
6. El sufrimiento por amor a Cristo es una parte necesaria del discipulado porque desarrolla nuestra perseverancia y nos perfecciona en nuestro servicio.
7. El sufrimiento por amor a Cristo deja una marca en nosotros que otras personas verán, y les demuestra la profundidad de nuestro compromiso con Dios y la profundidad de compromiso y amor de Dios hacia nosotros.
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