a) Escrituras clave
Juan 1:1-3,14
Lucas 8:4-15
Isaías 55:8-11
Santiago 1:22-25
Hebreos 4:12-13
Salmo 119:105
Efesios 5:25-27
b) Introducción
La Palabra de Dios es la fuerza más poderosa del mundo. Siempre que Dios habla, suceden cosas (Isaías 55:10-11). Cuando Dios dice que hará algo, será hecho. Su Palabra nunca falla. Por todo lo largo de las Escrituras podemos ver el poder de la Palabra de Dios obrando. Exactamente, desde el principio del tiempo hasta su fin, es por Su Palabra que Dios usaría sus propósitos en la vida y experiencia del hombre.
c) La Palabra de Dios en la creación
Dios creó los cielos y la tierra por su Palabra (Génesis 1; Salmos 33:6-9; Hebreos 11:3). Cuando Dios habló en la creación creó algo de la nada por el poder de su Palabra. Esta obra creadora fue hecha por el poder del Señor Jesucristo (Hebreos 1:2-3). Dios como creador no sólo lo creó todo sino que continúa manteniéndolo todo junto por el poder de su Palabra. Esto es el porqué podemos creer en Dios para continuar haciendo cosas nuevas hoy, incluso en los detalles personales de nuestra vida cotidiana.
d) La Palabra de Dios en la nueva creación
Tal como Dios trajo todas las cosas a la existencia por su Palabra, así trae salvación a los que creen por Su Palabra. En efecto, Jesús es la Palabra. Es en El y por El que el Padre ha cumplido la gran obra de salvación (Juan 1:1-14). Cuando miramos y escuchamos a Jesús, vemos y oímos lo que el Padre quiere que sepamos referente a sí mismo (Juan 14:9-1 Y). Es el poder de la Palabra de Dios que crea fe en nuestro corazón para confiar en Jesús. Sin ella nunca nos volveríamos hacia Dios (Romanos 10:17). Dios nos da un nuevo corazón y una nueva vida por fe en Cristo, que viene por Su Palabra en Jesús (Salmo 51:10).
e) La Palabra de Dios en nuestra vida
La Palabra de Dios es el único agente en toda la creación que puede penetrar en el mismo corazón de un hombre (Hebreos 4:12-13). No hay nada más que pueda dividir el alma del hombre y su espíritu. Hasta que la Palabra de Dios penetra en nuestra vida, nuestro espíritu está escondido y sumergido bajo el poder del alma.
f) Símbolos de la Palabra
(1) Luz
La Palabra de Dios, trae iluminación y revelación (Salmo 119:105). Revela la verdad acerca de Jesús y esta verdad libera al hombre (Juan 8:31-32). También es la Palabra de Dios la que trae guía y dirección en nuestra vida (Juan 8:12).
(II) Agua
El agua trae limpieza y la Palabra de Dios puede actuar de esta manera en nuestra vida. Si vivimos abiertos a la Palabra y permitimos que nos desafíe, seremos cambiados por su poder en el pueblo santo que Dios quiere que seamos (Efesios 5:25-27).
(III) Semilla
En la parábola del sembrador (Lucas 8:4-15), la semilla es la Palabra de Dios (Lucas 8:11), y su propósito es el de traer crecimiento y provecho en la vida de los que la oyen y reciben (Lucas 8:15).
(IV) Fuego y martillo
La Palabra de Dios puede ser una palabra muy fuerte si eso es lo que se necesita (Jeremías 23:29). Dios no siempre habla con una voz humilde y silenciosa (1 Reyes 19:11-13), sino que puede hablar como un martillo y fuego, por nuestra desobediencia voluntariosa o dureza de corazón. El fuego purga y el martillo quiebra. Todos necesitamos ser quebrantados y limpiados por la Palabra de Dios.
(V) Miel
El Padre no nos deja nunca quebrantados sino que nos quebranta para sanarnos y restaurarnos (Salmo 19:7-11). La miel es para sanidad. Es un bálsamo tranquilizador que transforma la amargura en dulzura y el dolor en sanidad. La Palabra de Dios es salud a nosotros, es decir, sanidad a nuestro espíritu y a nuestra vida. El hombre que vive en la fuerza y poder de la Palabra de Dios encontrará lo saludable del espíritu y la dulzura del gozo de Dios en su vida (Salmo 119:103).

g) El poder de la Palabra
La Palabra de Dios tiene poder intrínseco, es decir, lleva su poder en sí misma. Esto es porque es la voz de Dios. Es como el aliento de Dios, y cuando sale es del mismo corazón de Dios. Por lo tanto lleva el poder de Dios y cumple el propósito de Dios.

h) Algunos canales importantes por los cuales
Dios ha hablado a los hombres

(I) Su Palabra en la creación
El universo tiene su existencia por la Palabra de Dios y este mismo orden creado manifiesta en sí algo de la naturaleza de Dios. Aquello que ha sido creado por la Palabra de Dios viene a ser, hasta cierto punto, un canal de la Palabra de Dios (Salmos 19:1-6). La humanidad está sin excusa ante la justicia de Dios (Romanos 1:20).
(II) Su Palabra por la profecía
Dios muchas veces habla su Palabra por el canal de un profeta. Siempre que la Palabra es hablada de esta manera es directa, desafiante y exige una acción de respuesta de parte de aquellos que la oyen (2 Pedro 1:20-21; Mateo 10:41).
(III) Su Palabra en Jesús
Jesús era y es la Palabra (Juan 1:14). Nunca habrá una palabra más clara del propio corazón de Dios que aquella declarada en Jesús. Esta es la Palabra definitiva de Dios, no sólo una Palabra acerca de nosotros, el mundo, o las circunstancias, sino acerca de sí mismo. En su Hijo, Dios ha declarado TODO lo que quiere decirnos. Es la Palabra de revelación divina (Hebreos 1:1-2).
(IV) Su Palabra por la predicación
Dios nunca detendrá la predicación de su Palabra. El ha ordenado que por la proclamación de su Palabra hombres y mujeres sean salvos (1 Corintios 1:21). Nuestra responsabilidad es encontrar todo medio que sea apropiado para proclamar la Palabra que Dios nos ha dado en Jesús, y que nos da por su Espíritu Santo (Romanos 10:14-15).
(V) Su Palabra por el Espíritu Santo
Por supuesto, todo medio por el cual Dios habla es por el Espíritu Santo, pero existen otros medios de comunicación más directos mencionados en las Escrituras, por ejemplo, Samuel (1 Samuel 3:10-14). Los Hechos de los Apóstoles está lleno de ejemplos donde Dios habla directamente a sus siervos con una voz audible, a través de sueños, profecías, señales y maravillas etcétera. Estos ejemplos reflejan el derrama­miento del Espíritu Santo en Pentecostés y los dones del Espíritu Santo disponibles como resultado.
(VI) Su Palabra en la Escritura
Toda la Escritura es la Palabra de Dios. Podemos tener confianza en las Escrituras. Ellas testifican a todos los otros medios del hablar de Dios, pero las Escrituras juegan una parte distintiva en la vida y desarrolló del cristiano. «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra». (2 Timoteo 3:16-17). Las Escrituras también nos estimulan en fe y nos animan en esperanza (Romanos 15:4). Es importante para nosotros ver el vínculo entre el hecho de que el Espíritu Santo ha hablado en la Escritura y el hecho de que todavía necesita hablarnos por la Escritura. Esta doble obra del Espíritu de Dios garantiza que lo que Dios ha dado será la Palabra de Dios para nosotros hoy. No es por un proceso de análisis crítico que decidiremos esto sino por estar abiertos a la obra del Espíritu Santo.
i) La Palabra de Dios en la Escritura
La idea de la Palabra de Dios es más extensiva que la Escritura sola. Esto se puede ver con más claridad si pensamos en un círculo que representa la Palabra de Dios en sus muchas formas variadas.
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(Incluida en el círculo está la Palabra de Dios en la Escritura. Todas las otras maneras en que Dios nos habla nos llevan a las Escrituras. También nuestro estar abiertos a las Escrituras nos revela las otras maneras en que Dios nos habla. La Palabra de Dios en la Escritura tiene una unicidad que la aparta de otras palabras. Su naturaleza es más permanente. Hay un principio de dar acerca de la Escritura que la hace un estandarte y guía central por el cual se pueden juzgar todas las demás palabras. Necesitamos tener claro el hecho de que ninguna otra palabra o mensaje recibido por un medio que no sea la Escritura, puede añadir o desvirtuar la revelación que Dios ha depositado en la Biblia. La profecía, por ejemplo, puede traer una conexión inmediata a la Escritura, o puede traer guía directa de como podemos cumplir la Escritura, pero no será fundamental para una nueva creencia o doctrina.
j) La función de las Escrituras
(I) Foco
La Biblia trae la Palabra central que Dios tiene para todas nuestras vidas en un foco definido, es decir, Jesús (Juan 5:39).
(II) Carácter
La Biblia nos revela a través de sus distintos capítulos algo del carácter de Dios que habla. Podemos ver el corazón de Dios por el historial bíblico de sus relaciones con los hombres, y podemos ver la respuesta del hombre a Dios al hablarles.
(III) Definición
Por la exposición de la revelación bíblica nos son dados ejemplos, enseñanzas, doctrinas y conceptos fundamentales que traen definición a la Palabra para que la podamos aplicar a nuestra vida cotidiana. La Biblia, en especial el Nuevo Testamento, afirma principios prácticos para vivir que pueden ser aplicados en casi cualquier situación o contexto.
(IV) Claridad
Existe una objetividad en la Palabra de Dios por las Escrituras que en nuestra experiencia personal puede faltar. La claridad es el portal al entendimiento.
(V) Discernimiento
Las Escrituras no son únicamente una fuente de sabiduría sino que son sabiduría. Por la obra de la inspiración del Espíritu Santo las Escrituras tienen poder dinámico. Vienen a ser para nosotros, en el poder del Espíritu, lo que dicen. Necesitamos esta sabiduría cuando hay que discernir todas las otras palabras que recibimos de Dios. Llegaremos a ser sabios en discernimiento si vivimos en las Escrituras, que son sabiduría.

k) Vivir en la Palabra
Deberíamos venir a la Palabra de Dios y dejar que el Espíritu Santo nos ayude a entenderla. La mente camal no entenderá la Palabra de Dios, pero el Espíritu Santo sí, El nos enseñará la verdad y así nos dará la mente de Cristo.
Lee Santiago 1:19- 25. La obediencia a la Palabra de Dios es la clave del crecimiento y provecho, así como es el principio más importante de la vida de fe. Dios nos habla para que respondamos a lo que dice y para que caminemos en su perfecta voluntad. La obediencia a esto trae gran recompensa. La Palabra de Dios debería ser nuestro espejo. Cuando miramos en su interior deberíamos ver no sólo nuestro propio reflejo, sino más bien vernos a la luz de la Palabra de Dios. Esto nos transformará con el poder del Espíritu Santo. Hay tres principios básicos en este pasaje en Santiago, contenidos en tres frases sencillas:
(1) MIRAR ATENTAMENTE
Esta frase habla de nuestra actitud hacia la Palabra que Dios nos ha hablado indicando que la persona ha tomado la Palabra muy en serio y está prestando gran atención exactamente a lo que ha recibido.
1 Tres aspectos de nuestra actitud son:

– una actitud de determinación. Es un asunto de nuestra voluntad si primero vamos a hacer sitio para que Dios nos hable, y segundo, si vamos a responder a la Palabra de Dios o no. Dios quiere hablar a cada uno de nosotros y la determinación engendrará la anticipación al desarrollar un gusto por la Palabra de Dios.

– una actitud de fe. Las personas que más oyen de Dios son las personas que esperan oír de Dios.

– una actitud de sinceridad. Debemos tomar en serio lo que oímos de Dios y ponerlo en práctica en nuestra experiencia.


2. Necesitamos hacer sitio para que Dios hable Esto incluye:

– preparación del espíritu. Tranquilidad y alabanza son ayudas en esta área porque necesitamos tomar un respiro con el Señor.

– preparación de la mente. Es bueno tener algo en nuestra mente en que estemos pensando y orando, en especial la Escritura, para estimularnos y darnos dirección.

– preparación de la vida. Esto significa organizarte para que haya tiempo. Cuando buscamos a Dios nos fortalecerá y animará (Isaías 40:31).


3. Necesitamos tomar lo que dice Dios en serio
Al continuar esperando en el Señor ganaremos experiencia en discernir lo que oímos. Tarda tiempo el separar lo trivial de lo importante pero, al aprender a meditar en las Escrituras, nuestra mente llega a ser más disciplinada. Podemos discernir con mucha más claridad lo que viene del Espíritu de Dios y lo que tiene su fuente en nuestras propias ideas o sentimientos. Es de ayuda tomar apuntes de lo que Dios te dice, para que lo puedas recordar y volver a ello y desarrollarlo más tarde. También es importante creer precioso lo que Dios te dice y dejar que se arraigue y llegue a ser parte de tu vida antes de hablarlo. Debemos siempre probar toda palabra que oímos. «Dar testimonio» con el Espíritu Santo en ti, está en línea con el resto de la Palabra de Dios. También necesitamos explorar las consecuencias de la Palabra para nuestra vida. A veces hay pasos que necesitamos tomar para ver la Palabra de Dios cumplida en nuestra propia vida.
(II) SEGUIR HACIENDO
La obediencia es la clave al crecimiento: necesitamos «hacer» la Palabra antes que pueda llegar a ser efectiva en nuestra vida.

1. Por confesar la Palabra
Dios nos da su Palabra como alternativa real al vivir bajo el impulso de nuestros sentimientos, o bajo el dominio negativo de las circunstancias, o bajo el poder de la carne o de Satanás. En nuestra vida de fe estamos continuamente enfrentados con una elección: si confesar estos pensamientos, emociones, circunstancias negativas etcétera, o tomar la Palabra que Dios nos ha dado y hacerla nuestra confesión de fe. Aquí es donde las Escrituras son tan importantes. Están cargadas de Palabras de fe. Nos presentan una imagen de nosotros en Cristo Jesús completamente distinta de lo que nuestros sentimientos acerca de nosotros mismos nos podrían presentar. Nos traen la promesa de sanidad y fuerza por el poder del Espíritu Santo y, sobre todo, nos dan las palabras con que vestir nuestra confesión. Incluso cuando encontramos difícil expresar fe, podemos tomar las palabras de la Escritura y hacerlas nuestra propia confesión. El resultado de confesar la Palabra puede ser muy poderoso para nuestra vida. Lleva a una renovación de la mente, una limpieza de nuestro corazón, una disciplina de nuestra lengua y trae la fe a la vanguardia de nuestra experiencia.
2. Por estudiar la Palabra
La ignorancia de la Escritura lleva a la ignorancia espiritual general (2 Timoteo 2:15). Cualquiera que seriamente quiere oír a Dios hablar en su vida necesita empezar al nivel de la Escritura, porque este es nuestro punto más claro de revelación.

3. Por aplicar la Palabra de Dios
Una gran cantidad de la dirección de Dios para nuestra vida ya nos ha sido dada en la Escritura. Necesitamos aplicar estas verdades reveladas. Incluso Palabras de Dios que vienen por otros medios necesitan aplicación. Necesitamos obedecer al Espíritu Santo porque esto lleva a la habilidad de oír claramente de Dios con discernimiento. Mientras aprendemos a aplicar la Palabra de Dios a nuestra vida, pronto aprendernos lo que es real y lo que no.
4. Por compartir la Palabra
No podemos compartir la Palabra de Dios en la vida de otra gente sin primero haberla tomado en serio nosotros mismos. Esta es una parte real de hacer la Palabra (Juan 8:31-32). Si queremos hacer discípulos para Jesús primero necesitamos ser uno nosotros mismos. Si queremos librar a otros, debemos primero ser librados en Jesús nosotros mismos.
(III) SER BIENAVENTURADO
Tremenda bendición siempre resulta de vivir en la Palabra de Dios (Salmo 1:1-3). Cuando vivimos en la Palabra, la Palabra viene a ser lo que dice. La razón de ello es que mientras compartimos en la Palabra de Dios empezamos a compartir en todo lo que la Palabra es en sí (Isaías 55:10-11). La Palabra de Dios en nosotros alcanzará los propósitos de Dios para nosotros, si la obedecemos y vivimos según ella. Compartiremos en el poder de Dios porque la Palabra de Dios es poderosa. Compartimos en la promesa de la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios está llena de esperanza y nos trae salvación para que vivamos por fe y no en pecado. Cinco resultados de la bendición de vivir en la Palabra de Dios son:
– Alimento que lleva a la madurez
– Sabiduría que lleva al discernimiento.
– Crecimiento en el conocimiento de Dios, es decir su voluntad, caminos, obra y palabra.
– Crecimiento en el poder del Espíritu Santo en nuestra vida. (Necesitamos construir en nuestra vida, el cable dador de vida de la Palabra de Dios que nos trae el flujo del Espíritu Santo.)
– Provecho en el ministerio.
I) Preguntas y puntos de reflexión
1. ¿Falla alguna vez la Palabra de Dios? Si lo hiciera, ¿sobreviviría la creación?
2. Hay cinco símbolos de la Palabra en esta unidad de enseñanza. ¿Te ha hablado Dios en alguna o en todas estas maneras? Discútelo.
3. Dejas que la Palabra de Dios sea efectiva en tu vida? ¿Haces sitio para ella y le respondes como Dios pide? 4. ¿Por qué necesitamos que la Escritura sea un fundamento seguro en que podamos creer y confiar sin dudar? 5. ¿Podemos entender o estudiar la Palabra de Dios sin la ayuda del Espíritu Santo?
6. Si la Biblia es inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16), ¿podemos con nuestra mente natural analizarla críticamente para llegar a las verdades en ella?
7. ¿Cómo puede la Palabra de Dios llegar a ser para nosotros lo que dice?
m) Resumen y aplicación
1. La Palabra de Dios es poderosa. Siempre que Dios habla algo pasa.
2. La Palabra de Dios lleva su poder en sí misma.
3. Jesús es la Palabra de Dios y la manifestación de todo lo que Dios quiere declararnos.
4. Toda la Escritura (la Biblia) es la Palabra de Dios y Dios la usa cuando es inspirada a nosotros por el Espíritu Santo, para ser el criterio o la medida por el cual podemos medir todas las demás «palabras de Dios» que oímos.
5. Necesitamos entregar nuestra vida a la Palabra de Dios y dejar que hable en nuestra vida por el Espíritu Santo.
6. Cuando oímos la Palabra de Dios necesitamos responder como el Espíritu Santo nos lo pide. La obediencia es la clave al crecimiento en Dios.
7. Necesitamos llegar a conocer la Palabra de Dios estudiándola según nos capacite el Espíritu Santo.
8. Necesitamos vivir en la Palabra de Dios porque si la obedecemos alcanzará en nosotros el propósito de Dios para nosotros.

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