Como el Padre me ha amado, así yo también los he amado. El amor del Padre es el poder más grande del universo. El amor del Padre hacia mí es infinito, es algo que un humano no puede comprender, pero El me dio a mí en sacrificio por sus pecados, y yo acepté y quise morir por ustedes y en lugar de ustedes por el amor tan grande que tenemos hacia cada persona en el mundo. Una sola persona vale más para nosotros que todas las galaxias y todo lo que hay en el universo. Si hubiera habido una sola persona en el mundo yo también hubiera muerto por ella. Pidan ser llenos del amor del Padre continuamente. Ya mis hijos tienen mi Espíritu y yo habito en cada uno de ellos, recuerden que “El amor de Dios ha sido derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo que les fue dado”(Rom 5:5). También el primer fruto de mi Espíritu es amor, y yo soy el amor mismo. Yo me expreso a través de mis verdaderos hijos y eso debe notarse, yo soy la luz que habito en ustedes, no busquen solo lo suyo propio, ni su comodidad solamente, el amor lleva a sacrificarse para hacer feliz a aquel que ama. El amor motiva a hacer el bien, no solo a no hacer el mal. El amor lleva a servirme a mí (Jesús) en el prójimo. El amor lleva a no pecar para no ofender o entristecer al Dios que te amó tanto y que ama tanto a los otros como tú. El amor lleva a amar lo que El Padre y yo amamos y a aborrecer el pecado que lleva a la separación de nosotros con los hombres, momentáneamente y eternamente. Yo amo a cada persona con un amor eterno, uno de los mayores pecados es ser piedra de tropiezo para uno de mis pequeños (sean personas grandes o niños) por eso dije a los fariseos que tenían mayor condenación pues impedían que muchos entren en mi Reino. Yo juzgaré duramente a personas como ellos. No se olviden que sus vidas predican continuamente, cada actitud, cada palabra, cada gesto está predicando constantemente. Ustedes tienen una gran responsabilidad, “al que mucho se le ha dado mucho se le demandará”. Yo los amo, y los comprendo, yo sé que son como polvo, les digo estas cosas para que reaccionen, yo no hablo para condenar, pues ninguna condenación hay para los que están en mí. Yo habito en ustedes y yo soy la vida eterna. Nunca los dejaré ni desampararé, nadie los arrebatará de mi mano ni de la mano de mi Padre. Pero el tiempo se acerca muy rápidamente en que quiero utilizar a cada uno de mis hijos de una manera extraordinaria. Para eso es necesario que mis juicios sean sobre ustedes, y también las pruebas (que yo permito que pasen) los llevarán a ser como oro puro que se prueba con fuego. No puedo darles mi poder si no están llenos de mi amor, pues sino mi poder los corromperá, se enorgullecerían y trabajarían para su fama y para lo suyo y no para mí. Por eso es necesario que mueran a todo lo que es fama y orgullo personal. Deben llegar a un punto que no les interese nada de eso, ni de lo que la gente piense de ustedes, sino lo que yo piense de ustedes. No trabajen para las cosas de este mundo, (no me refiero a sus trabajos seculares) sino a trabajar para agradar a mi Padre y a mí. Cuando aman a alguien o hacen un bien, lo están haciendo a mi mismo (recuerden el “a mí lo hicisteis”) de mi palabra (Mt 24:40,45). Por eso le digo, pidan ser llenos de mi amor, pidan sabiduría y humildad para que yo pueda confiarles de mis dones. Sepan que si piden recibirán, pero para llegar a la humildad les pasarán “cosas” que yo permitiré para que lleguen a ser humildes (no pobres). ¿Quieren todavía recibirla? Sin duda que si piden yo actuaré. Pero sepan que yo estoy y estaré con ustedes en sus pruebas. Mis hijos están en distintos puntos de este camino, en algunos estoy terminando mi trabajo, en otros estoy en la mitad y en otros aún no he empezado, pero sepan que el tiempo es corto y el que no quiera ser transformado a mi semejanza yo no haré nada en él, ni con él. Mi reino está viniendo y mi ejército debe marchar, pero no los haré marchar sin armas y el amor de mi Padre en ustedes es la mayor de todas.

 

Jesús.

 

Profecía recibida la noche 1-07 y del 2-07- 2008 y entre las 22 y 1 horas. Predicador Gustavo Isbert.

 

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