Ore tres veces al día., mañana tarde y noche y sea agradecido a Dios, pasando tiempo con El.
Sea luz y brille en su entorno (donde Dios le puso)
Sea como la sal e influya contra la corrupción y no se diluya ni pierda su sabor. (No pierda su “sabor”, no se diluya).
Sea lleno del Espíritu Santo y del amor de Dios.
Trabaje honestamente.
Viva honestamente.
Viva con la bendición de Dios (al vivir una vida de obediencia) y eso le llevará a ser próspero. Pida ser próspero.
Ponga en primer lugar las cosas de Dios y el hacer lo que a El le agrada.
Como prioridad: esté dispuesto siempre a salvar almas. Lleve el mensaje del Evangelio, guiado por el Espíritu Santo.
Tenga buen testimonio.
De hacer el bien y de la ayuda mutua no se olviden.
Esté siempre disponible para llevar el mensaje de Dios o alguna enseñanza o consejo con entusiasmo. No tenga temor de “perder” “su” tiempo en estas cosas, Dios le recompensará de miles de maneras diferentes.
Haga reuniones en las casas e inste a otros a que las hagan donde se enseñe la palabra de Dios y se explique la salvación y las basas del cristianismo de maneras creativas e interesantes.
Enseñe a otros “todo el consejo de Dios” para que esto lo enseñen también a otros, 2 Timoteo 2:2. En los comienzos del cristianismo las personas se reunían en las casas.
Procure que sean llenas del Espíritu Santo Hechos 9:17; y que hagan lo mismo con otros Hechos 19:6.
SEA USTED UN MENSAJE VIVIENTE. Ocúpese en buenas obras.
Sea conforme al corazón de Dios y viva en obediencia a su palabra.
Ore sin cesar. De gracias a Dios por todo. 1 Tesalonicenses 5:17-18.
Sigas sus pasos. Y Enfóquese en el propósito de Dios para su vida.