Quiero contarles algo:
Cuando entregué mi vida a Cristo y le recibí como mi Salvador y Rey de mi vida sucedió entre otras cosas, que por primera vez me sentí perdonado, limpio, salvo y que había encontrado el verdadero camino. Esto a pesar de haber sido “religioso” por 24 años y llevar una vida correcta sin muchos pecados visibles. Pero cuando experimenté este “nuevo nacimiento” Juan 3:3, encontré la verdadera paz.
Pero sucedió aún mas, noté que Dios me iba limpiando desde “adentro” y malos pensamientos, falta de amor por las personas, ira, etc. se fueron diluyendo y me vino amor por las personas y todo lo malo “invisible en mí” se fue transformando según las características del Espíritu Santo.
Amaba mucho más lo bueno, tenia mas misericordia y empecé a aborrecer el pecado y mis gustos también se acomodaron a los “gustos” y la voluntad de Dios.
¿Qué me sucedió? Lo que dice la palabra de Dios en Tito 3-7.
(Tito 3:3) Sucede un cambio en nosotros cuando recibimos a Cristo y a su Espíritu Santo. Solo de esa manera podemos vencer nuestra tendencia al pecado (visible es decir actos externos, o que reside en nuestros pensamientos y deseos internos)
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
(Tito 3:4)
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
(Tito 3:5)
NOS SALVÓ, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, (la salvación no es por obras meritorias ni por actos religiosos) Gálatas 2:16; Efesios 2:8-9, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
(Tito 3:6)
el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
(Tito 3:7)
para que justificados por su gracia, (su amor inmerecido hacia nosotros) viniésemos a ser herederos… de la vida eterna.
Y quiero explicarles Teológicamente algunas de estas palabras: Esto esta tomado en parte de la Biblia de Editorial Vida en la parte llamada Diccionario de la Biblia.
Regeneración: Es un cambio espiritual que se produce en el corazón del hombre, por obra y gracia del Espíritu Santo y por el cual se transforma la naturaleza pecaminosa y el hombre puede vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Juan 3:3; Tito 3:5.
Abarca la totalidad de la naturaleza del hombre, pues altera la disposición que lo gobierna, ilumina su mente, libera su voluntad para poder hacer la voluntad de Dios y renueva su naturaleza. 2 Corintios 5:17.
Renovación del Espíritu Santo: El espíritu Santo que mora ahora en el cristiano verdadero lo va transformando de a poco a la semejanza a Jesucristo. 2 Corintios 3:18.
Justificados: Justificación es absolver, rectificar, o hacer justo.
Es el acto judicial de Dios mediante el cual en base a la meritoria obra de Cristo, se justifica al pecador arrepentido quien recibe la justificación por fe, se ve liberado de la pena (castigo) y se considera Justificado (justo delante de Dios). Hechos 13:38, 39; Romanos 3:24-26; 4:5-8.
También nos redimió:
Redención: (Rescatar, recobrar una cosa perdida). Liberación de la esclavitud del pecado y goce de una nueva libertad por el sacrificio redentor de Jesucristo. La muerte de Cristo es el precio del rescate y nos traslade del reino de las tinieblas (del gobierno del diablo) al Reino de Jesús, Colosenses 1:13; Hechos 26:18, Romanos 3:24; Gálatas 3:13; Efesios 1:7; 1 Pedro 1:18-19.
Cristo murió en nuestro lugar llevando nuestra culpa para salvarnos
(1 Pedro 3:18)
Porque Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
(1 Pedro 2:24)
Quien (Jesús) llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, (la cruz) para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
Imputación: Atribuir a otro una culpa, delito o acción. Dios puso sobre Jesús todos nuestros pecados y murió en nuestro lugar.
En la historia sucedió la imputación de los pecados de Adán a todos sus descendientes y la imputación de los pecados de los descendientes de Adán a Jesús en la cruz. La paga del pecado es la muerte y Cristo murió en lugar de cada uno de nosotros. Antes se ofrecía un cordero sin defecto en sacrificio por los pecados del hombre pero Cristo (llamado el cordero de Dios que quita el pecado del mundo Juan 1:29) fue ofrecido para pagar nuestra deuda de pecado con Dios. Juan 3:16.
Entonces también se imputó la justicia de Cristo a los verdaderos cristianos nacidos de nuevo del Espíritu Santo. Juan 3:3.
Romanos 3:24; 5:12, 16, 18-19; Gálatas 3: 13; Tito 3:7; 1 Pedro 2:24; 3:18.
Le comento que sin saber esta teología Bíblica es eso lo que sentí en mi corazón y lo que me sucedió interiormente, espero que a usted le haya pasado o le este pasando lo mismo porque el que nace de nuevo Juan 3:3 es el verdadero cristiano, pertenezca a la religión cristiana que pertenezca y a los que no les sucedió esto, aunque se considere cristiano es solo un cristiano de nombre y no una persona regenerada y cambiada por Dios como dice la carta de S.Pablo a Tito 3:3-7.
Analice sinceramente su situación y si quiere ser salvo y que le pasen estas cosas maravillosas y aún a tener la seguridad de la salvación eterna y ser un co-heredero de Cristo le ruego que haga la oración que escribo más adelante.
(Gálatas 4:6)
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
(Gálatas 4:7)
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
(Romanos 8:16)
El Espíritu Santo mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
(Romanos 8:17)
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo.
ORACIÓN:
Querido Jesús te doy gracias porque has hecho todas estas cosas por mí que yo no sabía. Te pido perdón por todos mis pecados y creo que los llevaste sobre ti en la cruz junto con mi culpa y condenación.
Tomo la decisión de obedecerte y seguirte y te recibo ahora como mi personal salvador y como mi Rey.
Gracias Jesús porque voy ahora a experimentar tu vida en mí y la renovación a través de tu Espíritu Santo, además paso a ser co-heredero tuyo por tu gracia y amor hacia mí.
Gracias porque ahora soy un verdadero hijo tuyo. Amén.
Predicador Gustavo Isbert