Yo me sostengo “Como viendo al invisible”.
No somos nosotros los que logramos la victoria, no es por nuestra fuerza o inteligencia.
La victoria la logra Dios con su poder, su fuerza y el resplandor de su presencia.
Nosotros Señor, caminamos en tu voluntad y tu eres el que vence toda oposición y enderezas nuestros pasos según tus altos propósitos para con nosotros.
Señor examina mis pensamientos, intenciones, y mis sentimientos más profundos.
Te ruego que pongas “todo en orden” conforme a tu perfecta voluntad.
Acomoda mis pensamientos a lo que te agrada; si ves confusión en ellos, ordénalos conforme a tu voluntad.
Señor te los entrego todos a ti para que tu los moldees conforme a tu diseño para conmigo.
Revélame tu voluntad y muéstrame cada paso que he de dar y el camino que he de seguir. Señor enséñame especialmente pues me he ofrecido para llevar tu voluntad a tu pueblo que espera ansiosamente tu palabra y tu dirección.
Señor dame la victoria de día en día sobre las cosas cotidianas que las pueda enfrentar y hacerlas llenas de tu gozo, que las haga como para ti, (ya que siempre habrá cosas cotidianas para hacer). Concédeme que las haga con el mejor humor y que trasmita siempre tu presencia. Que no vea esas cosas simples como estorbos, sino que las vea como oportunidades de servirte a ti con contentamiento y alegría.
Señor dame un nuevo entendimiento y actitud hacia lo cotidiano y que lo acepte y utilice como una forma de servirte a ti y a los demás.
Lléname de tu sabiduría y revelación y que sea entendido en tu voluntad.
Que, como tú, de mi boca solo salgan palabras de gracia que bendigan a la gente.